La caza de trofeos puede desempeñar un papel esencial en la conservación de la fauna africana.
Según un estudio reciente, en los 23 países africanos que permiten la caza deportiva, unos 18.500 turistas pagan más de $ 200 millones de dólares al año para cazar leones, leopardos, elefantes, jabalíes, búfalos, impalas y rinocerontes.
Como la demanda de la tierra aumenta con el crecimiento de las poblaciones humanas, algunos conservacionistas argumentan que ellos pueden ser beneficiados al trabajar con cazadores y participando en la regulación de la industria.
La caza deportiva puede ser sostenible si se maneja con cuidado, dijo Peter Lindsey, un biólogo conservacionista de la Universidad de Zimbabwe en Harare, que dirigió el estudio. “La caza de trofeos es de importancia clave para la conservación en África mediante la creación de incentivos [financieros] para promover y conservar la vida silvestre como un uso de la tierra en vastas áreas”, dijo.
En la revista “Conservation Biology”, Lindsey y un equipo internacional de colegas piden un plan para aumentar los beneficios de la conservación de la caza deportiva, que incluya un programa de certificación para regular más estrictamente la industria.
“Para justificar la existencia de áreas [protegidas] en el contexto de la creciente demanda de tierra, la vida silvestre tiene que pagar por sí mismo y contribuir a la economía, y la caza es un medio importante para lograr esto”, dijo Lindsey.
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Con el fin de obtener la certificación bajo el plan propuesto de Lindsey, las operaciones de caza tendrían que demostrar su compromiso con el bienestar animal, el manejo cuidadoso de las cuotas de caza, el amplio alcance de los objetivos de conservación y el desarrollo de las comunidades locales.
“Ha llegado el momento para una mayor investigación por parte de los científicos para promover al máximo los beneficios de la caza para la conservación”, dijo Lindsey.
“También debe haber un mayor esfuerzo por parte de la industria de la caza a la auto-regulación y a la vez neutralizando a los cazadores sin escrúpulos.”
“La caza de trofeos tiene una mala reputación en el mundo desarrollado, en parte debido a la caza indiscriminada por parte de los primeros colonos europeos”, observó Lindsey.
La Caza ilegal dio lugar a la extinción de especies como el quagga (un primo de la cebra) y llevó a la caída masiva de los demás, incluyendo el elefante y el rinoceronte negro.
Pero la caza también ha sido acreditada como facilitador de la recuperación de las especies, argumenta en su escrito el equipo de Lindsey. “El rinoceronte blanco del sur creció de sólo 50 animales hace un siglo a más de 11.000 individuos silvestres hoy en día, debido a la caza, que fue la que le dio a los rancheros un incentivo financiero para re introducir el animal”, escriben los autores.
La caza de trofeos también ha impulsado la re introducción de la cebra de montaña del cabo y el ñu negro en Sudáfrica, dijo Lindsey.
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Los cazadores suelen tomar anualmente sólo entre el 2 al 5 por ciento de los varones de las poblaciones de animales de caza, añadió, lo cual tiene un efecto insignificante sobre la salud reproductiva de las poblaciones.
No obstante ello muchos grupos de derechos de los animales siguen estando fundamentalmente opuestos a la matanza de animales para el deporte. “La idea de la caza de trofeos como método de conservación es un tema extremadamente delicado y polémico que genera puntos de vista dispares en la gente que dice querer lo mejor para los animales”, dijo Marc Bekoff ecólogo conductual de la Universidad de Colorado en Boulder y autor de La vida emocional de los Animales.
Extracto del artículo de John Pickrell para National Geographic News – 15 de marzo 2007
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