En defensa de la caza mayor.
Por: Norimitsu Onishi para The New York Times.
OLIFANTSVLEI, Sudáfrica- Cazadores originarios de Texas, Stewart Dorrington condujo por su rancho cinegético de 4800 hectáreas. Algunos búfalos vagaban por la hierba alta y las jirafas aparecían entre los árboles. Dorrington siguió manejando, apuntando hacía un escondite donde sus clientes estadounidenses esperarían un blanco para dispararle con sus arcos. Los kudúes corrieron por un claro y Dorrington volvió al asunto en cuestión.
“Mi precio por la caza de trofeo es de 2500 dólares” por un kudú, más de 10 veces lo que generaría la carne de uno de estos antílopes, dijo.
“Detengan la caza de trofeo y el mercado vivo cambiará por completo; se irá al valor de la carne en verdad”, aproximadamente 1.30 dólares el kil0o, añadió. “Entonces eso privaría a los parques nacionales y provinciales de mucho de su presupuesto.”
Muchos científicos coinciden.
Pese a los intensos llamados a prohibir o restringir la caza de trofeo en África después del asesinato de un león llamado Cecil en Zimbabwe a manos de un dentista estadounidense, la mayoría de los grupos de conservación, expertos en vida salvaje y gobiernos africanos apoyan la práctica como una manera de mantener la fauna.
La caza, dicen es parte de una economía compleja que hasta la fecha ha demostrado ser el método más eficaz de conservación alrededor del mundo.
Si bien la caza está prohibida en los parques gubernamentales en Sudáfrica, es habitual que los animales que viven dentro de sus límites sean vendidos a centros cinegéticos cuando sus poblaciones son consideradas excesivas, lo que genera dinero para mantener los hábitats y combatir a los cazadores furtivos.
Y como la caza de trofeo es legal en reserva privadas de caza, los animales terminan vendiéndose a precios más altos que si fueran sacrificados para alimento o por otros motivos, señalan los conservacionistas. La cacería de león, una de las formas más lucrativas de caza de trofeo, reditúa entre 24 mil y 71 mil dólares por excursión en promedio en toda África, de acuerdo con un estudio de 2012.
En el sur de África, el surgimiento de una industria regulada de caza de trofeo en ranchos privados en los 60 ayudó a restaurar enormes extensiones de hábitats degradados y revivir ciertas especies, como los rinocerontes blancos del sur.
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A raíz del asesinato de Cecil, varias aerolíneas anunciaron que dejarían de transportar partes de ciertos animales asesinados en cazas de trofeo.
Entre las aerolíneas figuran Delta, American y United, que tienen sus sedes en Estados Unidos, la mayor fuente de cazadores de trofeo en África.
Los gobiernos de Sudáfrica y Namibia, país considerado modelo de los programas de caza que benefician a comunidades locales, condenaron la reacción al suceso.
“Éste será el fin de la conservación en Namibia”, dijo Pohamba Shifeta, ministro de Medio Ambiente y Turismo del país.
Los grupos de derechos de los animales dicen que simplemente no es ético matar animales en nombre de la conservación. Las ganancias de la caza no siempre son canalizadas a esfuerzos de conservación. A diferencia de los de Namibia, los programas de caza en otros países no llevan todos los beneficios a las poblaciones locales.
La caza de trofeo es permitida en más de 20 naciones africanas. En muchos países, se venden permisos para cazar animales específicos. Se establecen cuotas para mantener las poblaciones de ciertas especies, mientras que la caza de especies en peligro es ilegal o está severamente restringida.
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En Sudáfrica, sede de la industria más grande de cacería del continente, es legal cazar la mayoría de los animales de caza dentro de ranchos privados, incluyendo a los cinco grandes: leones, rinocerontes blancos, elefantes, leopardos y búfalos.
A pesar de los problemas de la caza de trofeo, la mayoría de los conservacionistas cree que los aspectos positivos aún pesan más que los negativos. La realidad en África, dice, es que la mayoría de los animales no son asesinados por cazadores de trofeos.
En lugar de ello, son asesinados por residentes que buscan su carne o en enfrentamientos a medida que los habitas se encogen, África se urbaniza y crece la población del continente. Sobre todo, los animales son masacrados por cazadores furtivos que venden marfil y órganos, principalmente a mercados chinos.
La caza en el centro de las miradas. Una nota del Libro del 80° Aniversario de AICACYP que no deberías dejar de leer.
La cacería excesiva ha disminuido el número de leones en algunas áreas, particularmente Tanzania, según un estudio de 212 realizados por investigadores afiliados con universidades y Panthera, un grupo de Nueva York. Aun así, los investigadores concluyeron que la caza excesiva era un riesgo menor que una prohibición general.
Vernon Booth, ecologista con sede en Zimbabwe, dijo que los leones ahora están protegidos debido al alto valor atribuido a ellos como trofeos. Sin el dinero de la caza de trofeo, dijo, los lugareños envenenarían a los leones, considerados peligrosos para personas y ganado.
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