El temor a volar tiene rápida cura.
Cerca de 700 millones de personas padecen aerofobia en el mundo. Aún así, surcan el cielo planetario más de 100.000 vuelos. Pero, no todos los afectados han podido superar este trastorno de ansiedad; en la mayoría de los casos porque ignoran la existencia de una solución. La buena noticia es que el miedo a volar puede curarse. Por Hugo Digón para Revista Aire Libre.
Para ello Aire Libre contacto al Dr. Claudio Pla Alem, fundador y titular de Poder Volar una organización altamente especializada en esta materia y por la cual pasaron – a lo largo de sus 24 años de existencia – más de 7.000 personas, algunas conocidas como Gillespi, Muriel Santa Ana y Gonzalo Bonadeo, entre otros. Hasta Alejandro Dolina escribió el texto de la contratapa de su último libro: MODO AVIÓN.
El Dr. Pla nos cuenta que ya doctorado en psiquiatría y luego de haber trabajado en psicoanálisis durante varios años, debe incorporarse al Directorio de Noblex S.A empresa familiar en la que concluye esa gestión, pocos años después, vendiendo sus acciones al resto de la familia. Es allí cuando los hilos del destino inician su segundo movimiento para que Poder Volar, vea la luz al poco tiempo.
Su psicoanalista didacta, le propone ingresar a Aerolíneas Argentinas, en lo que se llamaba Laboratorio de Factores Humanos para la Prevención de Accidentes. Un curso originario de USA, cuyo nombre en inglés era Cockpit Resource Management y que apuntaba a mejorar las relaciones en cabina. Eran cursos de inmersión en los que internaban a los pilotos en la Quinta La Silvia o el Hindú Club por 3 días.
Así pasaron 500 pilotos por esa experiencia y fueron los mismos pilotos de Aerolíneas Argentinas quienes destacaron la necesidad e importancia de brindarle el curso a pasajeros con algún grado de dificultad para volar; señalando que el despegue y las turbulencias eran los factores más inquietantes.
Hasta ese momento, la tripulación no disponía de otra opción que invitarlos a volar en la cabina de mando, con la intención de que comprobaran la calma con que se desarrollaban las operaciones en ese ámbito, a pesar de los movimientos del avión. A veces lograban reducirles la ansiedad y otras no ya que en casos de altos niveles de ansiedad, la gente se paraliza y pierde la capacidad de conectarse con su lóbulo frontal, se retraen a un estado totalmente basal, conectados solamente con el cerebro primitivo. Ante la sugerencia de los pilotos y advirtiendo la magnitud de la necesidad, Claudio Pla decidió aceptar el desafío.
Poder Volar inicia su despegue
Al principio se valió de los mejores contenidos que se utilizaban en el mundo; programas de Air France y Lufthansa y luego, sobre la base de la mejor bibliografía, comenzó a crear sus propios programas. La primera experiencia la hizo en su consultorio, en el año 1995, con 6 personas amigas afectadas por dificultades para volar a las que luego de brindarle este curso inicial para mejorar su experiencia de vuelo invitó a volar a Rosario, con un resultado tan alentador que lo entusiasmó lo suficiente como para iniciarse en esta cruzada.
A partir de los primeros éxitos, se fue especializando en trastornos de ansiedad, hizo varios cursos en el exterior y como es psiquiatra comenzó a estudiar en profundidad la psicofarmacología aplicable a estos casos. La década del ´90 era la época del Prozac que generó un momento bisagra en los tratamientos de ciertas psicopatías, ya que después de su lanzamiento fueron apareciendo otros fármacos como Seropram y Zoloft, entre otros, que mejoran el humor pero también tratan la ansiedad, los miedos, la irritabilidad y otros cuadros similares a través de la modulación de la serotonina. La gente con temor a volar presenta cuadros de comorbilidad o sea, otras formas de ansiedad asociadas, como trastorno de pánico, el síndrome de ansiedad generalizada, el TOC y la claustrofobia que se vincula mucho al temor a volar estimulada por el diseño y morfología de los aviones, sumado al hecho de que la temperatura se normaliza sólo con el avión en vuelo.
Las tormentas son otro factor de ansiedad, potenciada por la comunicación viral y amarillenta de las redes sociales, donde todos quieren ser protagonistas de algún hecho dramático que seguramente no lo es tanto. Estos episodios van acumulándose como registros negativos y ante una circunstancia que los detone, comienzan a acechar a la mente generando sentimientos de angustia. Muchas veces esta fobia se desarrolla en medio de una crisis vital – duelo, divorcio, nacimiento de un hijo, estrés laboral – pareciera que cuando bajan nuestras defensas emocionales, se hace más difícil soportar situaciones que implican – a nuestro entender – un riesgo potencial.
Volar, despegarnos de nuestra cota, potencia la soledad y genera sensación de vulnerabilidad, ya que nos desprendemos de la contención de la Tierra – la Pachamama –. Gente que vive en lugares de movimientos sísmicos compara los vaivenes de la turbulencia con los sacudones de los terremotos. Esta asociación les hace pensar que el avión se puede partir fácilmente. El miedo a caer es universal y ancestral. El temor a las grandes tormentas, a la violencia que puede generar la naturaleza cuando se descontrola, son factores que juegan su rol en la aerofobia.
Demasiados estímulos negativos y pocos recursos. Es así que el Dr. Pla comienza a darse cuenta de la necesidad de ampliar su cobertura efectiva más allá de los cursos presenciales. Como consecuencia nacen: su primer libro, las conferencias masivas y luego los videos didácticos.
Posteriormente, con el avance de la tecnología, va incluyendo otras herramientas, como la realidad virtual, que resulta de gran ayuda en la reproducción del escenario de vuelo. Nos cuenta…Recuerdo el 1er. casco de realidad virtual y la gigantesca computadora para operarlo que adquirí en Atlanta, USA. Hoy, utilizo tecnología de Psious, empresa catalana. Debo reconocer que las mejoras y posteriores desarrollos tecnológicos permiten hacerlo de manera más amigable, con un equipo pequeño y el celular, a velocidades mucho mayores. Mi intención es tratar de brindarle esta solución a la mayor cantidad de gente posible, para ello ya he desarrollado actividades en España, y próximamente en México y Miami.
Rápida recompensa emocional
La verdad es que fui poniéndole cada vez más ganas y entusiasmo, estimulado por el retorno emocional que produce este emprendimiento, mucho más veloz y directo que el de mi actividad anterior. La tarea del terapeuta en el psicoanálisis es ardua, ya que generalmente pasan muchos años hasta que el paciente obtiene una franca mejoría o se cura definitivamente. Por lo tanto, la recompensa y el agradecimiento tardan demasiado en llegar, en cambio en el caso de la aerofobia uno ve el resultado muy rápidamente. Hoy, he logrado que gente que no se animaba a volar lo hiciera y aquellos que volaban con ansiedad y angustia tengan una mejor experiencia de vuelo.
Es común que gente que no se atrevía a cruzar el océano, me mande su foto por whatsapp, diciéndome …lo logré, estoy frente a la torre Eiffel o llegué al pueblo en que nació mi abuelo! Siempre detrás de un vuelo, hay una historia. Viajar es una de las cosas más importantes y anheladas por el hombre a través del tiempo, son momentos de gran aprendizaje, donde todos los conocimientos adquiridos entran en juego. Por lo tanto, ser un facilitador para que la gente pueda viajar, genera una tremenda gratificación, uno se siente como un gran proveedor de placer y libertad, lo que me ha llevado a tratar de ampliar los alcances de mi quehacer intentando asistir a la mayor cantidad de gente posible con temor a volar.
El niño es padre del hombre
Esta frase de William Wordsworth, considerado el padre de la poesía moderna, viene a cuento de la potente influencia de la niñez en la construcción de nuestra adultez. ¿Hay alguna situación en la niñez del Dr. Pla que se vincule con esta gesta?
– (Luego de risas y un gesto cómplice, se dispone a contestar, evidentemente hemos llegado al 1er. movimiento del destino) Sí, sí… hay una historia, que bien podría ser la génesis de este emprendimiento… Mi padre tenía terror a volar; era fanático de Carlos Gardel y el accidente de Medellín hizo que jurara que jamás volaría. Al día siguiente en que cumplí 8 años, obligado por cuestiones de negocios, tuvo que viajar en avión por 1ra. vez y nos dejó a mi hermano y a mí un detallado testamento ológrafo, lo que me llevó a heredar el temor a los aviones. Mucho después, cuando viajé con mis padres a Río de Janeiro, a los 14 años, lo hice muy atemorizado ya que al ver en él esa actitud de ansiedad, no podía evitar sentirme afectado. Recuerdo que cuando mis padres viajaron a Suiza, él decidió hacerlo por separado y voló por Swissair, mientras mi madre lo hizo por Lufthansa a Alemania, completando su viaje en tren para encontrarse nuevamente en destino; todo muy complicado pero tranquilizador para quien padece estas fobias.
La principal angustia para el paciente es pensar que si algo le pasa, sus hijos podrían quedar desamparados, un sentimiento desgarrador que amerita ser atendido. En mi caso, con el correr del tiempo tuve muchas oportunidades de volar y me fui acostumbrando a hacerlo más relajadamente. Aprendiendo cuán seguro es este maravilloso medio de transporte. Pero, lo que resultó decisivo para perder todos los temores fue la experiencia hecha en Aerolíneas Argentinas. donde al trabajar en estos contenidos, recibía como parte de mis beneficios muchos pasajes, lo que me permitió no solo volar con frecuencia sino hacerlo en cabina de mando, experimentando la calma con que la tripulación actúa allí y conocer en detalle la gran infraestructura de tierra que acompaña y asiste a un avión en vuelo. Eso me facilitó la comprensión de algo decisivo para mi paz mental: un avión en vuelo, nunca está solo! Como verán mi historia tuvo un final feliz… – comentario subrayado por nuevas risas… –
Los 5 pilares
¿En qué contenidos se basan los cursos presenciales y charlas y cuáles suelen ser los motivos por los que la gente no enfrenta el tema o se demora en la búsqueda de ayuda profesional?
En USA se hacen regularmente investigaciones de campo sobre el estado sanitario de la población y se ha detectado que en el caso de las fobias, la gente afectada tarda 9 años en recurrir a la asistencia profesional. Se demora la consulta porque presuponen que el tratamiento incluye psicoterapia de tratamiento prolongado y no es así. En realidad es una charla inicial de 2 a 4 horas, centrada en el avión y la logística del vuelo, donde les transmito las 5 claves para volar mejor:
- Todo está duplicado en el avión, motores, instrumentos y fuerza humana.
- Las rutas están reservadas para cada vuelo con la consecuente imposibilidad de que otro avión ingrese a esa ruta.
- Todo está estrictamente controlado en el avión, intervienen en su fiscalización la OACI, IATA, los supervisores de seguridad operacional, los inspectores de las compañías de seguro, el fabricante, los mecánicos y sus inspectores y los pilotos, entre otros, un verdadero ejército de gente que trabaja sobre la redundancia para incrementar los niveles de seguridad.
- La turbina, es el motor más confiable que inventó el hombre.
- La turbulencia no derriba aviones es solo incomodidad. Las fuertes turbulencias suelen llegar a 2g –fuerza de gravedad – una gran tormenta puede alcanzar a producir hasta 6g y la estructura de los aviones está preparada para resistir hasta 12g
Poder Volar y el futuro
Para finalizar, un nuevo combo de preguntas… ¿Existen otras organizaciones similares en el mundo y qué planes tiene Poder Volar para el futuro?
Organizaciones dedicadas a la aerofobia no. Psiquiatras focalizados sólo en aerofagia tampoco. Psicoanalistas sí, pero lo que resulta una verdadera rareza es que yo sea el único psiquiatra especializado en aerofobia en el mundo. Tengo sobre mis espaldas a miles de casos exitosos, algunos muy complicados, que inexorablemente se transforman luego en los más memorables, como es el caso de la jueza Elisa Díaz de Vivar quien me felicitó en una carta de lectores de La Nación – ella no había vuelto a volar después de un accidente, cuando tenía 14 años – hizo el curso conmigo, lo repitió al tiempo y hoy vuela normalmente. Otro caso que recuerdo muy bien es el de un matrimonio que se asustó al ver la película de los uruguayos accidentados en la cordillera y también el de un hombre mayor de Junín, que me manda videos de todas partes del mundo porque ha logrado superar el miedo a volar y tiene la alegría de un chico ante el descubrimiento constante de nuevas experiencias. Estos son los casos más impactantes porque uno siente que libera a la gente de una penosa confinación interior.
Hay gente que ni siquiera es consciente del mal que la aqueja y otras que desconocen la existencia de recursos como el que yo brindo. En los casos más severos prescribo algún regulador de la serotonina para hacer la experiencia de volar tanto posible como agradable. Y también le ordeno la medicación a quienes adoptan la peligrosa conducta de automedicarse.
Muchas veces el miedo a volar en sí no existe, por lo menos con la potencia necesaria para inhibir el acto, lo que generalmente ocurre es un trastorno postraumático, producto de una mala experiencia, muy fuerte si coincide con el 1er. vuelo. Hay gente que queda tan mal después de esa experiencia que evita pasar cerca de los aeropuertos porque les genera angustia ver un decolaje o un aterrizaje. Casos como este, donde ya se ha creado una suerte de reflejo entre el objeto y el sentimiento negativo, requieren de un trabajo de desensibilización.
Respecto del futuro, me encantaría hacer comunicación global de mi propuesta para lo cura de esta fobia. Fomento el uso del whatsapp en la relación con mis pacientes, así como las teleconferencias vía skype y pretendo que el mundo de habla hispana tenga más contacto con mis libros y videos. También estoy pensando en una app con realidad virtual. Los aviones están incorporando wifi y mi idea es brindar servicio on line – en vuelo – para todo aquel que lo necesite. La tecnología avanza a pasos agigantados y pienso seguir utilizando sus nuevos desarrollos y herramientas para liberar a más cantidad de personas de estas invisibles cadenas – porque el miedo es real aunque la causa sea inexistente – que les impiden la libertad de utilizar a este formidable y seguro medio de transporte.
Así terminamos la entrevista, con la sensación de haber estado con alguien que exhibe un alto nivel de profesionalismo, muy amable y contenedor, que domina plenamente tanto el tema de los aviones como el de la naturaleza humana y cuyo abordaje argumental es tan contundente que hasta pareció haber reforzado mi apego a ese medio a pesar de mi condición de viajero frecuente.
El Dr. Claudio Pla Alem es médico psiquiatra y psicoanalista, director de psicodrama y terapeuta cognitivo, analista organizacional, coach, consultor, capacitador, speaker, master DPME en el IAE en el 2004. Es orador en Vistage Argentina, docente invitado al Centro Privado de Psicoterapias, Perito psiquiatra para el Ministerio Público de la Defensa y coach empresarial, es co-fundador e integrante del primer equipo especializado en aerofobia de la Argentina.
Miembro de:
A.P.S.A. (Asociación de Psiquiatras Argentinos)
A.A.T.A. (Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad)
A.A.P. (Asociación Argentina de Psiquiatras)
A.D.A.A. (Anxiety Disorders Association of America)
A.P.A. (American Psychiatric Association)
I.A.C.P. (International Association for Cognitive Psychoterapy)
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