Hay que enseñarles a los chicos a cuidar el río.
Por Cosme Trapazzo para INFO AICACYP 33 – Setiembre 2009. Desde chico aprendió a gozar del contacto con la naturaleza. Hoy, cuando el trabajo se lo permite, compite en cuanto torneo haya en el Litoral. Pero no deja de alarmarlo la depredación de las especies.
A Nery Pumpido, el legendario arquero campeón mundial en 1986, le encanta levantar trofeos. No sólo lo hizo junto a Diego Maradona aquel inolvidable día en el Estado Azteca. También con el River de Héctor Veira conquistó en ese mismo año la Copa Libertadores de América y la Intercontinental. Y ya como técnico llevó al Olimpia de Paraguay a lo más alto del fútbol de la región. Pero no sólo disfruta de los éxitos deportivos. Es un fanático de la pesca desde muy chico, y cuando el tiempo se lo permite pone todo su empeño para participar en las principales competencias del Litoral.
El ex jugador de Unión de Santa Fe nació en Monje, cerca de Rosario. El río Coronda fue el escenario de sus primeras correrías, y allí encendió su pasión por la pesca que, según confesó en la entrevista con Info Aicacyp, le gusta “casi tanto como el fútbol”. Por eso procura no descuidar los torneos como el de Goya, que lo tuvo hace unos meses como protagonista, “aunque todavía no he sacado nada”.
Familia, amigos, colegas. Los días de pesca encuentran a Pumpido relajado. Son tardes sin celular, en paz. El ex arquero tiene una casaquinta sobre el río, así que es cuestión de que salte a la lancha y listo. “Es bárbaro, salgo y ya vuelvo distinto”, cuenta. “Desde chiquito siempre me ha gustado estar en contacto con la naturaleza y la pesca es eso, estar en contacto con la naturaleza”, se entusiasma. Se le hace agua la boca. Tiene varias cañas de primeras marcas, que compró en Estados Unidos durante giras que le ha permitido hacer su carrera.
Pumpido deja entrever cierta melancolía cuando habla de sus días de pesca. Es que entiende que se está depredando el recurso ictícola y sus quejas por eso surgen ni bien comienza la charla, en un alto de su actividad como manager, que lo tiene las 24 horas probando jugadores y sondeando posibles amistosos. “Hay que pescar y devolver”, sentencia con la misma firmeza que ahora da indicaciones en un vestuario. En paralelo, le gusta cocinar y comer pescado, en especial milanesas y empanadas de surubí.
¿Qué tan seguido sale a pescar?
Ahora voy menos, porque cuando estoy trabajando me queda poco tiempo. Pero además está saliendo poco. La depredación que han hecho da pocas ganas de ir a pescar. Acá en la zona es terrible, no sale nada. No se han cuidado los ríos, y es lamentable que esa situación haya quedado así.
Usted es de los que pesca y devuelve, me imagino.
Sí, tiene que ser así, sino, hoy estamos pagando las consecuencias…
¿Cree que los aficionados tienen conciencia sobre este tema?
En muchos casos no, por lo que uno ve… La cantidad de mallas que hay por esta zona de Santa Fe es terrible. Todos sabemos que el sábalo es la alimentación de 20 especies. Acá el surubí ha desaparecido.
¿Con quién comparte este hobby?
Comparto con amigos y con gente del fútbol. Hace 20 años, cuando jugaba en Unión, salíamos siempre a pescar. Es una zona de mucha gente a la que le gusta pescar. Tengo nenes chiquitos, y hemos salido. Hay que hacerlos que les guste, porque la naturaleza es lo más lindo que hay. Y hay que enseñarles lo que es cuidar los ríos. En este momento lamentablemente habría que hacer una gran campaña para volver a eso.
¿Cuáles han sido sus mejores jornadas?
He tenido muchas, pero muchos años atrás. Hace una década sacábamos pescados grandes, pero después se perdió. Lo que uno vivía 10 o 12 años atrás creo que no lo vamos a vivir nunca más. Sacábamos acá mismo, en Santa Fe, surubíes de 15 o 16 kilos. Y cuando era más chiquito, en Monje, me acuerdo de haber sacado más grandes todavía.
Libertadores, Intercontinental, Mundial. En fútbol no ha dejado copa por levantar. ¿Qué tanto le gustan los torneos de pesca?
He ido a todos los torneos. Al de Goya he ido dos veces, al de Reconquista dos o tres veces, a La Paz, el de Surubí Santa Fe he participado también. Todo eso es muy lindo, pero tenemos que ser concientes un poco más de la importancia de los recursos y saber cuidarlos.
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