La pesca es mi descanso, mi cable a tierra
Por Leandro Selén. Artículo publicado en la edición de Diciembre 2011 de Aire Libre
Rubén Ehizaguirre solía de niño acompañarlo a su padre Ricardo en sus giras de compra de ganado por los campos salteños. Y en cada uno de estos sitios se encontraba con presas de almacenamiento de agua para riego de los cultivos y para dar de beber a los animales. Mientras su padre miraba las vacas y los toros y se decidía a llevarse alguno, Rubén contemplaba el agua, y especialmente los peces que allí se movían.
Una vez que Ricardo concluía la tarea, a Rubén se le dibujaba una sonrisa. Es porque llegaba el momento más esperado, cuando su padre desenfundaba cañas y anzuelos y los dos se sentaban a desear que la suerte les jugara una buena pasada y capturar alguna mojarra o algún pejerrey de estos que se paseaban tan orondamente por el agua. Ese esparcimiento que unía a padre y a hijo se convirtió con el tiempo es una verdadera pasión para quien años más tarde pasara a ser uno de los folcloristas más prolíficos y notorios del país y la región.
El cofundador y voz tenor del histórico grupo Los Nocheros disfruta muchísimo de la salida de pesca, a tal punto que le significa mucho más el espíritu de la juntada con amigos para pasar una jornada encarnando, tirando y recogiendo, sin importar demasiado qué es lo que se captura, y aun si no se saca nada. Se reconoce como un “defensor a mil” de la pesca, pero especialmente del recurso natural. Cuando toma la caña, deja de ser un Nochero, para volver a ser Rubén, ese chico que salía con su padre, e internarse en la serenidad del los pasos del agua en cualquier río o laguna, para darse paz, para encontrar el cable a tierra que lo saque por un rato del vértigo que le impone su profesión artística.
– ¿Cómo nace tu historia con la pesca?
– Viene, estoy seguro, con mi infancia. La memoria me lleva a la compañía que le hacía a mi viejo cuando él iba al campo, a estancias en donde veía ganado para comprar. Y en cada uno de estos campos había represas de almacenamiento de agua, ya sea para riego o brebaje de los animales. Allí abundan las mojarras y los pejerreyes así que después que él terminaba con lo suyo, despuntábamos el vicio allí.
– ¿Te gusta leer o ver programas televisivos sobre pesca?
– Me prendo más con los programas que con la lectura. Cuando pillo uno me quedo ahí. El problema es que no tengo los días ni horarios de éstos, así que siempre es de casualidad mientras estoy haciendo zapping.
– ¿Cuál es tu especie favorita?
– No se trata de conseguir una especie definida, la pesca particularmente para mi es compartir con el grupo con el que vas. Hace mucho que somos los mismos los que vamos y si no traemos nada lo pasamos de diez igual. Y reconozco que somos defensores de la pesca a mil, de las leyes que protegen los recursos pesqueros, del cuidado de no ensuciar el medio ambiente ni romper nada en el lugar en que estemos. Y cuando se suma alguien le transmitimos esto.
– ¿Te llevás algún pescado para comer?
– Si tengo suerte y traigo algo lo hago a la parrilla con sal, nada más. Lo que más me gusta es sentir el sabor puro del pescado que esté comiendo. Por aparte preparo algo para acompañar, pero el ‘quía’ a la parrilla solito.
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– ¿Cuáles son aquellos lugares donde más disfrutaste en una salida de pesca?
– Todos, porque como te decía antes, todo depende con quien vayas.
– ¿Tenés algún sitio favorito?
– No, disfruto el arroyo más pequeño o el mar más profundo. Porque ahora que recuerdo, también pesqué en Perú y en México, mar adentro. Fue una experiencia hermosa.
– ¿Tus compañeros de grupo también son aficionados a la pesca? ¿Arman salidas juntos?
– ¡Nooooo, para nada! Los changos son ‘bichos’ de asfalto.
– ¿Encontrás algún punto de contacto entre la pesca y tu profesión artística?
– No, todo lo contrario. Mi profesión es vértigo puro y la pesca mi descanso, mi cable a tierra de todo eso.
– ¿Te ayuda a componer la salida de pesca?
– La verdad que no. Como te decía, me olvido por completo de la música en esos momentos. A no ser que luego del asado se arme una guitarreada.
– ¿El río te despierta ganas de cantar?
– Muy rara vez. El río me causa una sensación de paz, un atardecer allí me parece increíble, y lo único que se me ocurre es darle gracias a Dios por semejante espectáculo.
– ¿Te preocupa la pesca cuando pone en riesgo el recurso?
– Obvio que sí. A cualquier pescador de buena leche que ama esto le duelen esas cosas.
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– ¿Cuáles son los recuerdos más fabulosos que tenés de las salidas que hiciste?
– Creo que en los lugares que uno conoce por primera vez. Me refiero a cuando vas por primera vez a algún pescadero del cual te hablaron maravillas, no solo por la pesca que hagas sino por el lugar, el paisaje en sí y, soy reiterativo en esto, si vas con tus amigos seguro no te olvidás más.
– ¿Lo más curioso de una salida de pesca que te haya ocurrido?
– Y… esto siempre uno lo recuerda porque pasó algo. Creo yo con algún pescado, qué se yo, que estés trayendo una boga por ejemplo y un dorado te la manotee en el camino; o que enganches un dorado y en el salto quede colgando de una rama; o ver en los ríos de por aquí como el Bermejo o el Pilcomayo después de una gran helada cantidad de surubíes aletargados, duros en la superficie. Y así, imágenes como esas, muchas.
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Rubén no quiere dar fin a la entrevista sin antes decirnos “gracias por la oportunidad de participar en la revista”, y luego agregar el deseo de que “solo aquellos que nos gusta disfrutar de estas actividades al aire libre, seamos los primeros defensores y un poco docentes, porqué no, de defender la naturaleza”.
El club de pesca es también el de la solidaridad
Rubén es habitué del Bochín Club “Patricio Martín Córdoba”, ubicado en la ciudad de Salta, más precisamente en la calle Rivadavia 963. Además de ser un club de bochas, es también un club de pescadores – la caverna de los mayuatos-, que cuenta con un predio a orillas del dique Cabra Corral, a menos de 70 kilómetros al sur de la capital provincial, que a su vez cuenta con uno de los puertos más grandes de dicho espejo de agua llamado Embalse General Belgrano. Allí hay cabañas para alquilar, catamaranes, balsas para los pescadores que quieran ir, lugar para acampar con asadores, baños públicos, y muy buena infraestructura.
En la Sede Capital, el club se cuenta con un restaurante, un patio cervecero y un salón de fiestas, porque es un club social pensado para toda la familia.
Comenzó su actividad en 1941, y es padrino de las escuelas “Patricio Martín Córdoba” Número 4590, ubicada en el paraje El Colgao, de la localidad salteña de Rivadavia Banda Norte; y la Escuela Albergue Número 819, ubicada en otro sector del mismo paraje, y a la que el club visita todos los 17 de agosto, día del Libertador General Don José de San Martín, y lleva ropa, alimentos no perecederos y útiles, y acompaña una delegación de odontólogos y médicos que concurren allí para atender gratuitamente durante el tiempo que dura la visita.
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Aurelio Sánchez Sciaini
Muchas Gracias! Club de Pescadores de Salto. Marzano 41. Rotonda del Balneario.Salto. Pcia.de Bs.As. Argentina.