Muelle Club de Pesca, una postal de Mar del Plata.
Ubicado sobre la costa céntrica de la ciudad, el muelle del Club de Pesca nació por impulso de porteños adinerados que quisieron ganar espacio sobre el mar para pescar, aunque con el correr de los años se convirtió en la foto más popular de Mar del Plata.
Más famoso por las marcas de los carteles que estuvieron apostados sobre él (Gancia, Celusal, Quilmes, Balcarce, etc) que por el Club de Pesca en sí, el actual muelle se inauguró oficialmente en enero de 1927 y dos años antes se había conformado el club.
“Cuando mi papá se afilió al Club iba muy poca gente. Se trataba de un lugar de elite donde sólo podías ingresar si eras recomendado”, cuenta Gerónimo Ivezick, quien ya cumplió 45 años de afiliado.
Heredero de la pasión por la pesca deportiva, Ivezick no pudo durante años disfrutar de su condición de socio por cuestiones laborales pero hoy, ya jubilado, se acerca al menos tres veces por semana a “tirar la caña”.
“La mayoría de los que estamos aquí hacemos pesca a pulso, es decir, tiramos la caña y nos quedamos pendientes de las boyas. Hay quienes no pueden entender que uno pase la tarde mirando el mar, para nosotros es un momento de catarsis”, sostiene.
De aquellas primeras visitas al muelle a hoy, Gerónimo considera que muchas cosas han cambiado: “el club se volvió más popular, de hecho hay un sector al que pueden ir no socios y pagar por día”, cuenta.
Sin embargo hay reglas que nunca cambian: “No se puede tirar más de una caña por socio, no se puede pescar con el torso desnudo, hay que limpiar el lugar donde uno asea el pescado, no se puede tirar en péndulo, etc.”, describe Manuel Irigoyen, secretario del club.
Manuel tiene 25 años y trabaja en el club desde hace cuatro: “entré en 2009, al por tiempo que un temporal había hecho destrozos terribles en la punta del muelle”, recuerda.
El joven ha recibido la historia del club por transmisión oral y, hace poco tiempo, un grupo se dedicó a plasmarla por escrito.
“En 1924 se había destruido el muelle del Lavorante, un muelle de madera que estaba a unos metros como consecuencia de un temporal”, cuenta.
Según este relato, las primeras reuniones para conformar el club se habrían realizado en los salones sociales de los diarios La Prensa y La Razón y entre los participantes se encontraba “el núcleo obligado de los concurrentes al muelle Lavorante”.
Fue el Presidente de la Nación Marcelo Torcuato de Alvear quien autorizó la construcción del muelle (que demandó una inversión de 225.000 pesos de aquellas época) y quien inauguró oficialmente la construcción en enero de 1927.
“Durante bastante tiempo el Club funcionaba sólo en verano, vacaciones de invierno y fines de semana -relata Manuel- esto fue cambiando a medida de que la cantidad de marplatenses socios fue igualando a los porteños”.
El joven señala que “recién hace pocos años los afiliados locales son mayoría” y detalló que “todavía tenemos muchísimos socios de la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano, el interior de la provincia bonaerense, La Plata y alguno que otro de Rosario”.
Hoy abierto de lunes a lunes las 24 horas, la actividad en el muelle, sobre todo en verano, tiene su máximo pico por la noche. “Se juntan muchos pescadores, hacen alguna comilona en el quincho, la verdad es que cuando hace calor hay más actividad de noche que de tarde o mañana”, describe Manuel.
El promedio de edad de los socios ronda los cincuentipico, pero, según asegura el secretario, “la cifra desciende mucho como consecuencia de los junior, que vienen a acompañar a sus padres o abuelos, y que después se enganchan y siguen”.
“Yo trabajo acá hace 20 años, empecé como portero y hoy estoy en mantenimiento, que es una tarea difícil porque el muelle está sobre el mar y eso corroe mucho”, cuenta por su parte Hugo Roberto.
Más allá de las vicisitudes del mantenimiento, Hugo reconoce que “más de uno cuando le decís que trabajás en el club de Pesca te envidia, porque el ambiente es muy bueno, pero además porque uno piensa que hay gente que viaja para conocer el mar y yo trabajo sobre él todos los días y eso es un privilegio”.
Diario La Capital – Mar del Plata – 3 de marzo de 2014
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