Cuando Pesco no imito a nadie, salvo a mi mismo.
Humorista e imitador, acompañó a Nelson Castro, Marcelo Zlotogwiazda y a Jorge Lanata –con quien renovó para 2013- en Canal 13. Allí le da vida a políticos, deportistas y personajes públicos. Pero cuando se saca la máscara, disfruta de su pasión por la pesca y el camping.
Por Wilmar Merino para AIRE LIBRE 9 – Marzo 2013
Martín Bilyk, 42 años, nacido en La Matanza. De profesión: humorista e imitador, en radio y televisión. Su rostro a cara lavada es casi irreconocible –como suele ocurrir con los hombres de radio- para el gran público. Por eso se lo conoce más como el imitador que acompañó a Nelson Castro en sus mañanas radiales durante el año pasado. Pero cuando látex y pelucas son combinados estratégicamente por las expertas manos de los maquilladores de Canal 13, su cara se convierte en la de Hugo Chávez, o en la de Amado Boudou, y porqué no en la de Axel Kiciloff o en la de Aníbal Fernández, quien con gran humor lo llamó para felicitarlo por su parodia.
Es que en televisión Bilyk desarrolla una intensa tarea junto a Fátima Flórez (en su rol de la Presidenta Cristina Fernández), en el programa de Jorge Lanata, Periodismo Para Todos. El mismo envío con el que acaba de renovar contrato y lo tendrá como protagonista en este 2013. Lo cierto es que mientras define su futuro laboral en radio y crea nuevas criaturas para lucirse en televisión, Martín Bilyk disfruta de sus vacaciones dando rienda suelta a dos pasiones: la pesca y el camping. Veamos de dónde viene ese amor por las actividades al aire libre. En la pesca deportiva siempre hubo un iniciador, alguien que nos acompañó en nuestros primeros pasos.
Contame como arrancaste vos con esta actividad.
Arranque desde muy chico por una especie de transmisión familiar de uno de mis tíos, que alquiló una casa perdida en la selva, a la que llamábamos familiarmente La Isla. Quedaba en el Ibicuycito, pasando el segundo puente de Zárate Brazo Largo y entrando por el camino que lleva al recreo Vidal. Siguiendo por ese camino hasta cruzar las vías del ferrocarril llegábamos al Ibicuycito y de allí lo bordeábamos dos kilómetros hasta la casa. En aquellos años 70 allí salía de todo: desde dorados de 3 a 4 kilos, patíes de 5 y hasta surubíes de 20. Tenemos todavía una cabeza embalsamada de un cachorro de ese peso que pescamos con una trampa nocturna. ¡Recuerdo la emoción que tuve al sacar mi primera tararira la saque con mojarrero!. Allí tuve contacto con los primeros aparejos, con los rudimentos de esta actividad, en la convivencia con tíos y primos fui haciendo un aprendizaje in situ, imitado al que sabía más, sin comprar un tiempo limitado. A los 14 años ya yiraba recorriendo el país, pescando donde podía. Pero los mejores trofeos y anécdotas son de aquel tiempo infantil.
¿Después fuiste eligiendo alguna especie en particular para pescar?
Me volqué al pejerrey, especialmente en el Salado. Y en aquellos tiempos había muchos y muy buenos. Ya mayor empecé a pescar truchas en Córdoba y algunas veces en el Sur. Ya lo hacía por la mía y en soledad; o con alguna novia que me acompañara cebando mates. ¡Siempre he tenido novias muy tolerantes al respecto y hasta le han tomado el gusto a la cosa!. Actualmente tengo una novia que nunca había pescado y se hizo pescadora.
¿Probaste alguna vez la pesca con señuelos?
Con señuelos he debutado allá en Entre Ríos, en el Ibicuycito. Recuerdo que mi primer señuelo fue un Yiter de Del y también un Hula Pop. Con ellos saque mis primera taruchas. Luego en Córdoba, en La Cumbrecita, pesqué truchas con anzuelos sin rebarba. En San Luis he pescado truchas enormes en el cerro Aspero. Y con mi padre recuerdo excursiones de pesca en lagunas cercanas La Pampa, con 10 tipos en un micro, yendo y viniendo en el día. Aquella no era pesca con devolución salvo la de los ejemplares mas chiquitos, pero yo desde chico devolvía todo en general, salvo algún lindo patí o surubí que consumíamos. Años después me entero que había toda una movida con respecto a la devolución y como yo ya lo venía haciendo solo, no me costó nada la transición.
Y ahora transmitís esos valores…
Totalmente, salgo con sobrinitos o chicos más chicos y les transmito eso de entrada. Me gusta crearles consciencia de que el animal no es un juguete, tiene derecho a la vida. Y hoy por hoy, con el celular con foto, sacás el testimonio y devolvés el pececito sin maltratarlo, sin dañarlo. Les enseño a cansarlo un poquito para manejarlo en forma suave.
En tu última etapa acompañaste a Jorge Lanata como humorista o haciendo imitaciones y también a Nelson Castro en radio Mitre. Quizás en esos espacios no podías difundir este mensaje de la pesca deportiva. Pero cuando conducías tu espacio propio en la red sí solías tocar temas relativos a la pesca y el aire libre.
Es cierto, cuando conduje mi propio programa en la Red, que se llamaba Bilyk or not Bilyk, pude darme el gusto de hablar de esto que tanto me gusta, sin tener que imitar a nadie. Pero en general creo que es un rubro que todavía no ha llegado como corresponde al medio. Hay un gran vacío en radio -que es el medio en el que yo me desenvuelvo- por este tema. Y es una lástima, porque es un medio muy directo y muy aprovechable porque no necesitás ni de maquillajes ni de puestas en escena: solo hablándole al micrófono podés llegar al oyente con temas de ecología, pesca, turismo rural o camping. Y mas allá de alguno que pueda estar por alguna cuestión comercial representando a alguna empresa, no está presente en la medida en que debiera.
¿Por qué pensás que ocurre esa falta de atención a estos temas?
No lo se, pero creo que ya se van a dar cuenta. Veo que en la radio se ha incorporado al humorista imitador, al cronista de policiales, al de espectáculos… pero faltaría alguien vinculado a los temas del aire libre. Yo en el caso que vos mencionas de mi programa, la impronta era humorística y relajada, pero se tocaban esos temas y llegado el caso de volver a tener un ciclo propio me parece piola incorporarlos. Y eso incluye a la televisión, donde la pesca más bien ha estado ligada al cable. Pero creo que la Televisión Pública tranquilamente podría tener un programa dedicado a esta actividad.
Además de ser un programa de pesca, un ciclo así no deja de ser un programa turístico, porque uno no llegaría a ciertos lugares si no es en una situación de pesca…
Totalmente. Y además desde lo estético, visualmente es un recreo para los ojos ver dos pescadores navegando, metiéndose entre los juncos. Ver pescar no es desagradable aunque uno no sea el protagonista. Espero que se le vaya dando lugar. A mí me gusta mucho el boxeo… uno a veces piensa que eso nos gusta a 30 personas pero das una pelea en TV abierta y mide muy bien. Lo mismo pasaría con la pesca.
¿Vas a transmitir esta forma de vida a tus hijos?
No tengo hijos pero cuando los tenga estarán obligados por herencia familiar a ser pescadores y asadores. ¡No les queda otra!.
La pasión de Martín Bilyk por la pesca no se ha quedado en palabras. Acompañó a Aire Libre a pescar tarariras en Gualeguay, y también a pescar dorados en el Río de la Plata. Y en ambos casos, demostró que con la caña en la mano es un verdadero especialista. Nos despedimos de este buen profesional deseándole un gran año y éste nos prometió llevar el mensaje de la pesca con devolución y la protección de las especies a cada medio donde le toque trabajar. Que así sea.
“La gente se mata por ir a la costa, yo prefiero acampar en el río Uruguay”
Bilyk es también un amante del camping. La libertad de parar donde a uno se le venga en gana, amanecer a la orilla de un río y respirar verde y naturaleza en la mateada, lo seducen definitivamente. Veamos cómo le fue en su reciente recorrida por campings del río Uruguay, su curso de agua favorito.
“Me gusta mucho acampar. Ahora que estoy de vacaciones voy muchas veces a los campings del sur de Entre Ríos a pasar el día, y saco alguna variadita, algún bagre o boga. En los campings del litoral sigue habiendo un caudal de gente importante que va al río a tirar una línea y comer un asadito. Y a esa gente hay que llegarle con un programa atractivo. Me gusta acampar, no me he enganchado con la cacería, pero sí me gustan las armas. Pero no es una pasión que levanté como la pesca. El aire libre, el verde, me gusta mucho y en estas vacaciones he recorrido varios campings. Algunos con muy buenas posibilidades de estructura pero que han sido muy dejados de lado. Es fácil encontrarte con que las duchas no andan o que los accesos no están bien, en fin, dan la idea de que con muy poco podrían estar muy bien mantenido y no lo están. Tienen pinta de campings setentistas, con cierto descuido. En Chajarí hay dos campings municipales y uno tiene una costa divina para bañarse, con muelle, pero la proveeduría no tiene nada salvo pizza o empanadas. El que me gustó fue el camping de El Palmar de Colón, que está muy bien armado y provisto. El de Monte Caseros no está cuidado, prácticamente no encontré un enchufe que anduviera. El de Concepción del Uruguay, me encantó: podés ir a pasar el día a 270 km para bañarte en un río maravilloso. La gente se atosiga yendo a la Costa Atlántica y no saben lo lindo que es bañarse en este lugar, con aguas claras. Muchos confunden y piensan que el agua de río es fangosa, y en el Uruguay no es así, cualquiera que lo practique una vez lo primero que va a querer hacer es volver. Sobre todo porque se va a encontrar con gente que ama a su río, que sale de su trabajo, se va a tomar mate en una reposera con sus vecinos… es una forma de vida vinculada al río. Se llevan la yerba sucia en una bolsita, ves Uruguay en la costa de enfrente con gente haciendo lo mismo… es un estilo de vida. Y además de eso tenés pesca, con algunos boteros que te llevan al medio del río a buscar bogas. ¿Qué más podés pedir? Ah y me olvidaba del Camping Moconá Guazú, en El Soberbio, Misiones, que ofrece un sector con decks de maderas elevados del suelo con techo, que le otorga resguardo de la humedad y consta de tomacorriente y una luz portátil y lo más importante se arman y desarman rápidamente ¿Te vas entusiasmando con la náutica también?. Y, uno empieza a darse cuenta cuánto más lindo es embarcarse, conocer lugares de otro modo inaccesibles. Mejorás tus pescas. Y entonces empezás a pensar en no cambiar el auto y guardar unos pesos para un bote semirrígido con un tráiler y un motorcito. La verdad es que es una idea que me tienta.
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