Crece la pasión de los platenses por el kayak.
Más de 100 representantes locales participaron de una travesía que se hizo entre Lezama y Chascomús.
Las actividades deportivas al aire libre que implican travesías y contacto con la naturaleza siguen sumando adeptos en la Ciudad. Al auge del cicloturismo se agrega ahora el crecimiento, sin prisa y sin pausa, del kayakismo, disciplina que durante el fin de semana que pasó convocó a más de un centenar de platenses de todas las edades para encarar el cruce de la laguna Chis Chis, entre Chascomús y Lezama.
La “aventura” fue protagonizada por hombres, mujeres y niños, veteranos y novatos entre los 6 y 65 años, que durante dos jornadas enfrentaron oleajes y vientos adversos, pernoctaron en un campamento agreste y compartieron los atractivos paisajes de la cuenca lacustre pampeana ubicada a unos 150 kilómetros del casco histórico local.
La movida se inició en la mañana del sábado, en un muelle pesquero ubicado a la altura del kilómetro 143 de la autovía 2; entre las 8 y las 12, los kayakistas se prepararon para la salida bajo la atenta mirada de Matías Alfonso, coordinadores del grupo “Kayak Platense” junto a Fernando Rodríguez.
“Básicamente, verificamos que en todas las embarcaciones se cumplan los consejos y medidas de seguridad” advierte Alfonso: “Se pide a el o los tripulantes que cuenten con chalecos salvavidas, silbato, celular con buena carga, botiquín y un espejo pequeño”.
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CARAVANA ACUATICA
La caravana acuática “tracción a sangre”, con tres lanchas de apoyo, partió pasado el mediodía. “Hicimos un recorrido de nueve kilómetros, con una parada intermedia, hasta el sector de monte y pinar que se eligió para armar el campamento, a orillas de la laguna Tablillas y sobre una barranca de diez metros” precisó Alfonso: “El viento en contra y el oleaje bastante picado obligaron a hacer una escala, pero llegamos sin problemas a eso de las 16,30”.
La mayoría de los kayaks utilizados por los aficionados actualmente es del tipo plástico “rotomoldeado” o SOT, fabricada con técnicas y materiales similares a los de los juegos infantiles; a diferencia de los tradicionales, no son de “cubierta cerrada” sino abiertos y las piernas de los remeros quedan a la intemperie.
Este tipo de embarcación se consigue, nueva e individual, desde alrededor de los $2.000. Pero las hay dobles o triples, y de diferentes marcas y calidades por lo que el precio puede ascender en algunos casos varios miles de pesos más.
El domingo pasado, después de cena, descanso y desayuno entre carpas y árboles, los 130 participantes en el cruce de Chis Chis -espejo que tiene una superficie de 500 hectáreas muy variables, con una profundidad media de 1,5 metros y una máxima de 2,5- emprendieron el regreso al punto de partida; esta vez con ráfagas cruzadas, lograron completar el trayecto en sólo tres horas, entre las 11 y las 14.
El grupo Kayak Platense se reúne cada domingo a las 8, en la Isla Santiago ensenadense. Desde allí parten los paseos por los cursos de agua de la zona, la isla Paulino y los canales y arroyuelos del monte de Berisso. “Arrancamos cuatro años atrás y siempre estuvimos en crecimiento” repasa Alfonso: “En nuestro grupo de facebook hay unos 3.600 contactos, y cada domingo somos en promedio sesenta los que salimos a remar por el delta del Río Santiago.
Además, diferentes municipios nos han invitado a replicar la experiencia, por ejemplo el de General Paz, donde vamos a ir en las próximas semanas para recorrer un tramo del río Salado partiendo desde la localidad de Villanueva”·. De origen esquimal, así como el término que los designa, los kayaks fueron inventados varios milenios atrás, como herramienta de pesca en las heladas aguas del Artico.
Originariamente, eran piraguas unipersonales, angostas y alargadas, huecas y con una abertura superior para que sobresalieran solamente el torso la cabeza de los remeros.
Fuente: Diario El Día de La Plata
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