Diego Ortiz Mugica nos presenta sus consejos para optimizar las fotografías en escenas de pesca.
- El fotógrafo de Fine Art Print reconocido en el mundo es un enamorado de la pesca, pasión que nació en su infancia cuando, afectado por una enfermedad coronaria, no podía hacer actividad física y aprendió a disfrutar del mundo subacuático en los lagos de Palermo.
- Hoy, devenido mosquero de excelencia, supo ser compañero de aventuras de Mel Krieger, quien le encargó nada menos que su testamento en imágenes
Para los que no nacimos con tu don… ¿Podés dar algunos tips para hacer buenas fotografías de pescas?
-En primer lugar, lo más importante en una toma fotográfica es el punto de vista. Dónde te parás vos y dónde va a estar el que vas a fotografiar. Cosa que en el río se complica, porque lo ideal es que el fotógrafo esté metido en el agua. Lo más difícil de lograr en la pesca es esto de los contrastes.
Tenés que buscar que cuando alguien castea puedas lograr que el fondo sea lo más neutro posible para que la danza de la línea y la caña se pueda captar. Para eso hay que hacer como una estrategia buscando fondos. Yo me he pasado mucho tiempo buscando fondos. Yo saqué muchas fotos desde puentes, porque una foto cenital no tiene ruido visual atrás. Cuidar los fondos es fundamental.
Fotografía es escribir con luz. Y vos buscás que la luz esté en lo que vos querés contar. Si vos estás con un buzo azul y un pejerrey y tenés al lado un guía con buzo blanco, que el guía se cambie el buzo, porque la gente va a mirar el buzo iluminado y no el pejerrey. Si vos tenés una campera clara, tampoco van a mirar el pejerrey. Hay que recorrer el cuadro antes de disparar para ver que hay detrás y evitar el “ruido visual”.
En mis fotos todo está muy estudiado, pero nadie duda sobre qué es lo central. Se lee bien qué es lo que sucede. Otro consejo: estar muy atento, el fotógrafo no puede bajar la guardia nunca. El fotógrafo está pendiente de la cámara. Yo voy a pescar solo, tengo en el comando del tracker siempre armada una cámara panorámica, con película, en velocidad y desenfundada, lista para shootear.
– ¿En que sentís que se emparentan la pesca y la fotografía?
-En primer lugar te tengo que decir que yo pesco y yo fotografío porque quiero “estar ahí”. Son ambas pasiones una gran excusa para estar en la naturaleza, el lugar donde pienso, medito, el lugar donde encuentro mis luces y mis sombras. Tengo una gran pasión por la naturaleza en general pero por el agua en particular. Tiene un efecto curativo, energizante. Yo del agua vuelvo con pilas: puedo hacer un asado para mis amigos, hacer el amor con mi mujer, o bañarme e ir a buscar a mi nieto… hay algo, un componente de carga y descarga que tiene que ver con el agua. Si pescas o no pescás es anecdótico.
-¿La sensibilidad es el carisma del fotógrafo?
Es una mirada prestada, algo que te dan, no es mérito tuyo. Es un don. Es algo que tuvo alguien, cuando ese murió me lo dieron a mí, y cuando muera yo irá para otro. A los 51 años tengo bien trabajado el ego y te puedo decir que el don viene. Reconozco que mi fuerte está en que no dejo nada librado al azar, en que sueño con los proyectos, trabajo como un animal, prefiero poner el presupuesto en la producción y no en el bolsillo. Uno tiene que poner la energía antes de que el momento suceda, pero después hay que dejar que fluya, que el azar me sorprenda y me sorprenda para bien.
También soy muy buen docente, ese es otro don. Lo practico en mis cursos de fotografías. Se comunicar. Lo he ejercitado mucho estos últimos 15 años. Se ponerme en los zapatos del otro. Mel vio eso en mí, que era un buen fotógrafo pero que entendía el juego. Por eso la gran diferencia entre mi libro y otros que hizo Mel es que en este el que fotografiaba era pescador y el vio que yo entendía el juego. El libro ganó la categoría de Arte, Diseño y Arquitectura, de la Cámara Argentina de Editores, y además de ganar su categoría ganó como Libro del año. Entonces agarré el premio, se lo día a Mel y le dije “Mel, cumplí” y el me dijo “Yo también cumplí porque no me morí”.
-Alguna de estas fotos del libro del libro Momentos que hiciste con Mel Krieger tiene alguna anécdota especial?
-Si, una que se llama Simetría, en donde están casteando Mel y Willy Ricigliano, haciendo los dos un loop con forma de corazón que es simétrico a ambos lados del bote, que está siendo manejado por el guía Pancho Panzer. Yo esa foto, sacada en la desembocadura del arroyo Colehual con el Rivadavia. Cuando vi la escena que podía lograr, monté el trípode y me di cuenta que por la luz había llegado tarde más de media hora para hacer esa foto. Entonces pasé la noche en el lago verde, allí volví a flotar ese río al otro día, pasé una hora y media antes de lo debido y esperé el momento de la foto que era cuando la luz hacía como un canal lumínico de seis o siete metros por donde debían pasar los pescadores. Esto me dejaba un fondo oscuro de lengas, una lengua de luz para iluminar las líneas, que eran gruesas y fosforescentes y una caña blanca de Mel para que se vea bien la caña. Para mí la foto fue fácil porque casteaban Mel y Willy Ricigliano, dos monstruos totales. Le dije a pancho que al llegar a esa zona iluminada levantara los remos, para que luzcan como quedaron en la foto, suspendidos en el aire. Repetimos esa pasada tres veces y salió la foto. Con otros pescadores no se podía haber hecho.
Luz, Cámara, Pesca: Lea AQUI la entrevista completa a Diego Ortiz Mugica.
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