La misión: Limpiar la imagen del tiburón.
El instructor de buceo Mike Kazma se dedica a fomentar la convivencia de turistas con el animal. Por Erick Pinedo para la National Geographic en Español. Fotografias tomadas por Mike Kazma y Guillaume Kirgis
Mientras muchas especies están en peligro debido a la caza excesiva y la pérdida de su hábitat, existen personas que se interesan en preservar la belleza natural y la vida que brota de ella. Todo para que aprendamos a coexistir.
Tal es el caso de Mike Kazma, quien con 12 años de experiencia como instructor de buceo, decidió trascender su pasión por las profundidades y usar sus conocimientos para ayudar a una de las criaturas más imponentes del océano: el tiburón.
Kazma se especializó en el ecoturismo con escualos, para dar a conocer otro rostro de este depredador estigmatizado por su ferocidad.
Su trabajo en favor de los tiburones inició en San Diego, California, y lo ha llevado hasta las Bahamas, isla Guadalupe, Egipto y actualmente al puerto de San Carlos, en Baja California Sur, donde se unió a los esfuerzos de Pelagic Life, una organización conservacionista que tiene como misión generar conciencia entre las poblaciones de pescadores locales para aminorar la caza de tiburón y alentar el turismo como una alternativa económica sustentable y más rentable.
“El objetivo es generar un nuevo mercado ecoturístico en San Carlos, donde los propios pescadores locales presten el servicio en sus embarcaciones; para ello, tratamos de brindar las herramientas necesarias con las que desarrollen su propio negocio turístico y se den cuenta de que un tiburón vivo vale más que uno muerto”, explica.
La interacción con los pescadores de tiburón se centró en presentarles esta alternativa como un ingreso sostenible, que pueden hacer todo el año, seguro y redituable para todo el pueblo. “Generamos mucho interés, les compartimos las técnicas de cebado que pueden utilizar para atraer a los tiburones sin engancharlos o pescarlos -dice-. Este esfuerzo va a beneficiar a los pescadores, a sus pueblos y a los propios tiburones”.
Atraer tiburones requiere diferentes técnicas de cebado, según la especie -si se trata de un tiburón de arrecife, si se está buceando con tiburones en el fondo del océano o si se intenta atraer un tiburón pelágico desde un barco-, pero con todos ellos es imprescindible seguir ciertas reglas de seguridad. “Los pescadores tienen que saber a la perfección estas normas, enseñarlas a sus clientes y garantizar que se cumplan. Siempre que se sigan estas reglas, el buceo con tiburones será una actividad perfectamente segura”, expone Kazma.
Luego de discutir los puntos de seguridad, hubo también que romper con los convencionalismos que se le han impuesto al carnívoro. “Están acostumbrados a ver al tiburón sólo como un depredador. Fue muy importante hacerles saber que puedes estar en el agua con tiburones de forma segura”, ya que hay un lado completamente diferente de ellos que muy pocos conocen”, explica Kazma.
Esta es apenas la primera parte de un largo proceso por conservar una de las criaturas más extraordinarias e incomprendidas que adornan las aguas de México. Poco a poco este esfuerzo irá germinando en más visitantes a San Carlos, mejores servicios, una mayor derrama económica y una posibilidad de conocer la otra cara de uno de los gigantes más temidos del océano.
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