Pasión por la pesca y el canto.
Hijo del mítico Daniel Toro, heredó del autor de Zamba para Olvidar su amor por la música y la pesca deportiva. Facundo, que hoy celebra sus primeros 20 años con la música y hace rato vuela con alas propias, supo tener los mil oficios terrestres antes de vivir de la música. Entre ellos, el de fileteador de pescado. Compartimos una salida con este grande de la música en el Dique San Roque, pescando tarariras. Por Wilmar Merino para Aire Libre 13
Cuando un pescador repasa su vida con esta actividad, indefectiblemente asoman, nebulosos pero vívidos, los recuerdos de aquel iniciador que nos hizo dar los primeros pasos. Y si esa persona es su propio padre, aquellos recuerdos van cobrando mayor importancia con el paso del tiempo; mucho más cuando esa figura paterna aprovechaba los momentos compartidos, caña en mano, para dejar caer lecciones de vida que nos guiaron en nuestro devenir. Ese fue el caso de Facundo Toro, cantante de gran popularidad, fiel heredero de su padre Daniel Toro en el camino de la canción popular… y el de la pesca.
“Soy pescador de toda la vida. Mi viejo me llevaba de chico. Empecé pescando en un lugar que se llama la Finca Manrupe, en Salta. Pescábamos tarariras, que allá les dicen dentudo o bocacha. También pescábamos yusca, que es como un bagrecito sin chuza. Vivíamos en Salta y a los 13 o 14 empecé a pescar. Sé que mi viejo cuando vivíamos en buenos Aires y yo era más chico me llevaba a la laguna de Lobos, pero no tengo tantos recuerdos de esos momentos”, cuenta Facundo, mientras comparte una pesca embarcados en el dique San Roque con Aire Libre, invitados por Ariel, de la casa El Delfín de Villa Carlos Paz.
Equipo de spinning en mano, el radicado en ciudad de Córdoba se sorprende de nuestra propuesta de pescar tarariras y mientras tira y recoge un spinner bait, esperando la primera emoción dice “no sabía que había taruchas acá en el dique, solo pensé que salían carpas y pejerreyes”. Y vuelve a su historia: “ Mi papá era pescador, no era de ir muy seguido pero le gustaba. Tuvo etapas. A este Dique San Roque venía con un amigo japonés que tenía una florería. El me contaba que este japonés, que se llamaba Sakura, lo hacía pescar muchas carpas. Pero nunca me habló de tarariras”.
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Lo convencemos de que hay tarariras, mientras Facundo acomoda el “acuyico” (bolo de hojas de coca que masca con fruición) y maravillado por el paisaje de casas serranas que rodean la boca del arroyo Los Chorrillos dice “Esto para mí es un cable a tierra total, me produce un respirar, me relaja”.
-¿Inspiró alguna composición tuya estar al situación de pesca?
-Cuando viene el momento del campamento agarré la viola varias veces y terminé alguna idea. No hice propiamente una canción de pesca, pero me inspira la situación.
Facundo, que celebra sus 20 años con la música con un magnífico DVD y shows donde repasa lo mejor de su carrera. Nos habla de música y vuelve a su historia de pescador, como quien entra y sale del salón de los recuerdos. “Yo a los 14 ya cantaba con mi viejo, y a eso de los 20 me abrí de él y empecé a cantar solo. Eso es lo que festejo ahora, los 20 años de mi carrera, de aquel momento en que saqué Te quiero hasta la luna, disco que tenía las canciones Pasacalle del Amor y Luna de Tartagal. Un poco antes de eso iba mucho a pescar. Empecé a ir a pescar al Dique Cabra Corral en Salta. Allí hay un puente donde íbamos todos los pescadores. Tenías que colgar una lámpara cerca del agua, y la pared del dique es de unos 25 metros, así que tenías que tener una soga larga. Ahí se pescaba pejerrey. Otro lugar donde pesqué pejerreyes es en Cerro Pelado, dique cordobés que está más arriba de los Molinos. Ahí me ha ido bien con el pejerrey, porque hay peces de buena calidad. Es un dique complicado, de navegación muy difícil, tenés que entrar con alguien que conozca. Me llevó un amigo y a su vez fuimos con un guía de la zona. Me encantó pescar allí”.
-¿Aprovechás la posibilidad que te dan los viajes y los festivales para pescar cuando se da la oportunidad?
-Generalmente no tengo tiempo, muy pocas veces lo pude hacer y fue porque se suspendió o demoró algo. Cuando voy a pescar voy con ese propósito. Me junto con amigos como Roberto Aguilar, un tucumano que vive en Salta, y Adrián, mis amigos. También con un amigo llamado Eduardo Diez, que tiene un restaurante aquí en Carlos Paz. Supe tener un barquito, acá en el dique y que le compré a Manolito, un músico del grupo Tru La Lá.
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-Me hablás de tu historia con la pesca en el noroeste, pero te he visto en fotos con dorados y surubíes. ¿Frecuentás el Litoral?.
-He pescado mucho en La Paz, con un guía llamado Josué. El fue uno de los que más satisfacciones me dió con la pesca porque me llevó a lugares muy lindos, a pescar patíes, manduvés, cachorritos…
-¿Pescás y devolvés o te gusta comerte alguno?
– Me gusta llevarme alguno para comer, pero lo justo. Amo fritar uno en “la morocha” (N de R: olla donde se fríe con grasa animal) cuando voy a la isla. Eso hacemos generalmente en la pesca en el Paraná.
-Te ví en fotos con un surubí grande. ¿Eso donde fue?
-En Yahapé. Es un lugar hermoso, no tanto porque haya mucho pique, pero son buenas las piezas. He sacado surubíes enormes. El que sacamos con Eduardo Diez tenía más de 30 kilos. Lo pescamos haciendo trolling.
-¿Pejerrey pescaste fuera del ámbito del dique?
-Pejerrey pesqué en la laguna Mar Chiquita de Córdoba. Siempre de orilla, no de embarcados.
-¿Llevás a tus hijos de pesca?
-Tengo una nena adolescente, Antonella, de 18 años. Nunca la llevé a pescar pero seguro le va a gustar. Porque le gusta la guitarreada, le gusta cantar, y si sale música tiene que salir pescadora, por mandato familiar.
La charla se interrumpe, la caña de Facundo se arquea y nuestro cantante entrevistado clava con maestría. Un taruchón de 2,5 kilos salta intentando zafar del spinner bait ofreciéndonos el magnífico regalo de su lucha. Dejo el grabador y tomo la cámara de fotos. Ariel, nuestro anfitrión, copea la pieza asegurando mis primeras fotos del artista con un pescado. Facundo sonríe feliz: “¡Mirá el tamaño de taruchas que sabía haber en el dique!”.
Devolvemos la pieza al agua y volvemos a la charla mientras seguimos tirando en una bahía de unos 50 metros cuadrados que nos repara del viento reinante. Sin dudas fue el mejor momento del día, porque las tarariras se habían refugiado en esas aguas calmas del viento del dique y logramos unos 10 ejemplares en la siguiente media hora. Facundo acomoda una y otra vez los restos cada vez más exiguo de la pollerita de látex del artificial, que se van perdiendo con cada captura: “Me tenés que anotar el nombre de éste señuelo que es buenísimo. Voy a venir más seguido…¡Si estoy acá nomás!”. La verdad es que nuestro invitado anduvo muy derecho con los piques y hasta un bagre sapo de casi 2 kilos logró en esta deportiva práctica del spinning. Volvemos a la charla, ya con los ánimos más entonados tras las capturas.
-¿Cuales son las pescas más lindas que recordás?
Las primeras que hice con mi viejo, esas donde además de explicarme las cosas de la pesca me enseñaba lo que era la vida. Me explicaba como tenía que encarar las cosas como cantante y como persona. Y el tiempo me demostró que tenía razón.
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-¿En el mar pescaste?
Estuve en Oriente, donde sacamos lenguados de unos 4 kilos. Y en Necochea también fui a pescar. sacamos muchas pescadillas. Me gustó mucho la pescadilla, es más rica de sabor que otras especies que dicen que son mejores.
Facundo cambia de rol y se vuelve entrevistador. Mira nuestra última tapa de Aire Libre con Abel Pintos y dispara “No me lo puedo imaginar a Abel con una caña. ¿El pescó?”. Le respondemos “No, pero le gustó ver el juego. Aprender que el pez puede volver a su medio con daño mínimo y seguir su vida”.
-¿Con señuelos habías pescado antes haciendo spinning?
– Sí, una vez con un señuelo que hicieron con pluma de gallina, que era como una mosca gigante, saqué un chafalote, al que le dicen “pez perro”.
-¿Como te informás de pesca, con revistas, internet, amigos?
-Veo las revistas pero no las consumo. Me informan de pesca mis amigos que me dicen “venite que está bueno”. A la hora de comprar productos, lo mismo, confío en mis amigos y sus recomendaciones.
-Estuviste en el Río Juramento también…
Si en Salta, camino a Joaquín V. González, antes de llegar a Metán a la izquierda. Ahí pesqué metido en el agua y también en una excursión en gomón. Son flotadas de solo 2 personas por gomón. Yo pesqué un lindo dorado y bogas. Es muy lindo porque vos las ves, el agua es muy cristalina.
Va cayendo el sol y llega la hora de la despedida. Ariel timonea su lancha de forma cansina, acompañando la calma de una tarde calurosa. Vamos guardando equipos y le tiramos la del estribo a nuestro entrevistado, que fue el héroe del día con más de 7 capturas
-¿Qué te pareció esta experiencia?
¡Muy linda!. Porque venía a pasar un buen momento y terminamos haciendo una pesca bárbara. Se me hace que debe haber tarariras muy grandes aquí. Yo que estoy tan cerquita me voy super satisfecho, he pasado una tarde hermosa y les agradezco mucho a ustedes de Aire Libre y a Ariel de el Delfín que es un guía al que voy a llamar de nuevo para volver con amigos. Yo no sabía que había tarariras aquí, para mí el San Roque era carpa y pejerrey. Ahora se que tengo otro plan distinto y que no necesito viajar para estar pescando. Gracias otra vez.
“El hombre está devastando el planeta”
¿Te preocupa la problemática ecológica del hombre en crecimiento pero siempre a costa de la naturaleza y el paisaje?.
Sí, mucho. Me preocupa que el río Dulce se esté secando. Tengo amigos allí como el guía Lito Guaraz. Quiero ayudarlos, porque son gente que aman a su lugar y saben lo que están diciendo. Yo tengo una canción en mi último disco que se llama El Mensaje. Es un tema que tiene un video que puede verse en Youtube y tiene un compromiso muy grande con esa causa, es un pedido a la humanidad para no maltratar más la naturaleza. La tala de árboles debe pararse, la contaminación debe parar. El hombre está devastando el planeta y debemos tratar de recuperar algo de lo que se fue perdiendo
Fileteó pejerreyes para poder cantar
Facundo, pese a ser hijo de un consagrado del folklore, no la tuvo fácil y para hacerse un camino en la música siguió el mismo camino de muchos músicos: sobrevivir de cualquier oficio mientras esperaba la gran oportunidad de mostrar su arte. En ese camino, siguiendo la ruta del pan, el menor de los Toro supo trabajar de filetero de pejerreyes. “La onda era así, yo era chico y nos poníamos a recorrer boliches pidiendo que nos dejaran cantar mientras la gente almorzaba o cenaba. Eran boliches donde paraban los dueños de los barcos de los diques, y decían `mirá que bien ese chico como canta´. Ahí lo conocí a Roberto Aguilar, quien me llevó a pescar al Cabra Corral en unos barcos divinos. Roberto, que trabajaba de filetero, me enseñó a filetear, así que a mis 15 años laburé de filetero, pelando los 200 o 300 pejerreyes que traían los barcos de pesca. Los abría del lomo, tipo mariposa. Viví de eso casi un año y después dije “me voy a poner a laburar en serio con la guitarra”.
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