Correr. Correr. Correr. Ésa es la cuestión. Los runners en la Argentina hoy son multitud. Y la afirmación es innegable. Basta con ver pasar las mareas humanas que copan calles, rutas y senderos al trote para comprobarlo.
¿Qué los atrae? ¿Cuál es el verdadero motivo que los impulsa? Indicación médica, intentar huir del estrés, bienestar físico, dejar de fumar o bajar de peso, socializar, o simplemente por placer. Las respuestas son infinitas. Pero lo cierto es que este fenómeno ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años.
Un dato lo valida. En la última carrera “21 k de Buenos Aires”, organizada por la asociación Civil de Carreras y Maratones Ñandú, la cantidad de inscriptos batió el récord. Más de 20.000 personas se calzaron las zapatillas y salieron a correr. Desafío individual, diversión con amigos, espíritu de competencia y superación personal. Allí estaban todas las intenciones, los objetivos y, simplemente, las ganas de correr. Para muchos, esa necesidad hoy imperiosa apareció el día menos pensado como una inquietud del momento. Un día salieron a correr, y la rutina se convirtió en deseo. De repente, ya no había vuelta atrás.
“Correr es una manera de sentirse vivo, de estar en contacto con la naturaleza y de combatir la vida sedentaria y el estrés de las grandes ciudades. Pero, también, muchos de los que se entrenan para correr son personas que tenían un vacío en su vida, a las que este deporte ayuda a hacer algo por sí mismas y a buscar superarse”, señaló Marcelo Roffé, presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina, que acaba de publicar el libro El partido mental (Lugar Editorial).
El calendario de carreras también es cada vez más extenso, y según las distintas modalidades varía la cantidad y el perfil de los inscriptos. Se pueden correr 5, 10, 21 y, para los más avezados, también están los 42 K. Parece mentira que hace tan sólo 30 años, la primera maratón porteña tuvo apenas 18 personas, y en su última edición se superaron los 10.300 inscriptos.
Pero ¿cuál es el origen del running? ¿Atletismo o running significan lo mismo? Deportivamente hay que decir que no. Y la respuesta es rotunda. El runner, opinan los expertos, suele sentir orgullo cuando le dicen atleta. Sin embargo, el atleta de pista no se da vuelta en la calle si lo llaman runner.
La historia cuenta que el deporte de base es el atletismo y quienes lo practican también se sumergen en un mundo contra el cronómetro. Pero dicen que aunque las grandes estrellas del atletismo mundial terminen sus días en el duro asfalto, su origen está en la pista.
Sin embargo, y más allá de cuestiones técnicas y exclusivamente elitistas, el atleta y el runner son parientes cercanos, como hermanados en un mismo desafío: la superación personal.
Basta mencionar la propuesta Argentina Corre, un raid de pruebas en diferentes puntos del país, como la Costa Atlántica, Corrientes, San Juan, Entre Ríos, Ushuaia, entre otros. Allí, cada carrera es recibida como propia por la comunidad. Una situación que a veces contrasta con lo que sucede en Buenos Aires, donde muchos se sienten invadidos por la marea de runners y el corte de calles.
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“Nuestro foco está puesto tanto en la participación de atletas profesionales como de corredores aficionados y familias que disfrutan del esparcimiento –dijo a la revista Aire Libre Augusto Amato, responsable de la producción general de todos los eventos-. La premisa inicial cuando nació el proyecto fue llevar al interior del país un producto que no se encontraba en las agendas provinciales: carreras, desfiles y show musical en vivo. Nuestro primer paso lo dimos en Rada Tilly, en noviembre de 2012. Desde entonces, hemos organizado y concretado más de 20 eventos y tenemos una larga agenda por delante. Dependiendo de la ciudad que visitamos, la cantidad de corredores que se inscriben oscila entre los 2000 y 4000, y cada vez son más”.
Y Amato, agrega: “El número de participantes ha ido aumentando progresivamente, la actividad se ha convertido en un cable a tierra para muchos amantes del running y, por qué no, un cable al cielo para quienes buscan hacer un corte en la cotidianeidad y elijen la jornada multidisciplinaria de Argentina Corre”.
Si se trata de entretenimiento y diversión amateur, los 5 y 10 k suelen ser los primeros desafíos. Para los más fanáticos, los que cada año se entusiasman con una nueva meta, entrenan con rigurosidad y proyectan en su mente la posibilidad de llegar a la máxima categoría, la media maratón, con sus 21.097 metros, es cada vez más elegida. Para muchos, es la antesala a la distancia suprema: el maratón.
Ellos se animaron, y cruzaron la meta. Vale mencionar como ejemplo al marplatense Mariano Mastromarino y la platense Andrea Graciano, que ganaron el XXIV Maratón Internacional Ciudad de Mar del Plata, que tuvo como escenario un circuito enteramente costero. Mastromarino, con su hija en brazos, no ocultó su alegría por un éxito que reafirma su camino rumbo a los Olímpicos de Río de Janeiro. “Quería ganar este maratón, el de mi ciudad. No importaba el tiempo, quería ganarlo. Me pone muy contento ver a toda esta cantidad de gente que participó, fue muy emocionante la largada”, expresó.
La 24º edición de la carrera que se llevó a cabo en el año 2013 quedará grabada en la memoria de todos los participantes ya que fueron parte de un momento histórico, un antes y después de las carreras de calle en la ciudad. Un circuito costero difícil y caluroso, miles de almas alentando en un domingo soleado a otros 6000 corredores y lágrimas de emoción en aquellos primeros organizadores que vieron realizadas sus más ambiciosas fantasías. Esa cifra que triplicó a la de la edición 2012 fue superada en el 2014 donde más de 8000 mil personas le dieron vida a la 25ta. edición donde a pesar de las condiciones climáticas adversas, se vivió una fiesta a lo largo de toda la jornada.
Sin dudas se trata de un fenómeno de crecimiento casi sin precedentes. Más aún: correr es un sentimiento, que no se puede parar, aunque no se sepa con certeza, cuál será el punto de llegada.
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A favor de la salud
Algunos se preguntan qué tiene de divertido correr. Otros cuestionan el aburrimiento que implica entrenar de manera solitaria, a la intemperie y, si es invierno, con frío. Pero hay algo que encierra esta actividad aeróbica que nadie puede negar: correr, no hay voces expertas que disientan, ayuda en forma efectiva en la lucha contra los factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares.
Se entiende por factores de riesgo para enfermedad cardiovascular (FRC) a aquellas situaciones que pueden llevar a un individuo a presentar una afección como infarto agudo de miocardio (IAM), accidente cerebro vascular (ACV), enfermedad arterial periférica, o muerte de causa cardíaca.
Muchas veces, el ritmo de vida moderna impone hábitos y costumbres poco saludables. Otros riesgos, en cambio, tienen más de un siglo. Pero a todos se los puede reconocer y mencionar: tabaquismo, hipertensión arterial (HTA), diabetes (DBT), trastornos del metabolismo del colesterol, sobrepeso/obesidad, sedentarismo, entre otros. Todos, en distinta medida, ponen en riesgo la salud.
Tabaquismo: muchos deportistas utilizan la “nicotina”, al fumar, mascar, o como rapé, creyendo que los hace estar más alertas, concentrados y calmos. Pero si bien esto tiene escaso aval científico, sí se sabe que la nicotina está asociada a múltiples enfermedades: puede producir cáncer de boca, lengua, faringe (en las formas que no se fuma) y cánceres, especialmente, de pulmón en los fumadores. Estos últimos son más susceptibles a las infecciones respiratorias y dado que elevan los niveles de colesterol en sangre favorecen la aterosclerosis, que puede conducir al IAM, ACV o muerte súbita. Además, tienen el doble de posibilidades para este último respecto de los no-fumadores.
Hipertensión arterial: el ejercicio físico regular, de carácter aeróbico, favorece la reducción de las cifras de presión arterial, siendo en promedio de 8 a 10 mmHg para la presión sistólica (máxima) y de 5 a 7 mmHg para la presión diastólica (mínima).
Diabetes: la DBT mellitus es un trastorno del metabolismo de los hidratos de carbono (azúcares, harinas) caracterizado por un aumento de la glucosa en sangre (hiperglucemia) y su aparición en la orina (glucosuria). La DBT incrementa el riesgo de sufrir una enfermedad de las arterias coronarias, HTA y enfermedades vasculares periféricas. El 80% de los pacientes diabéticos fallecen por causas de origen cardiovascular. El ejercicio físico colabora en el tratamiento de estos enfermos al favorecer el ingreso de la glucosa en el músculo en ejercicio favoreciendo el trabajo de la insulina.
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Trastorno del metabolismo del colesterol: si bien el ejercicio físico colabora en la reducción de los niveles de colesterol total y colesterol LDL (malo), el mayor beneficio se obtiene con el incremento del colesterol HDL (bueno) y el descenso de los triglicéridos. De esta forma se combate la aterosclerosis con la intención de disminuir la chance de tener un episodio coronario que puede llegar a ser fatal.
Sobrepeso/obesidad: el incremento en la prevalencia de estas dos condiciones en los últimos cuarenta años ha llevado a un incesante trabajo para contrarrestarlas. La actividad física es un pilar fundamental en cualquier régimen terapéutico que se diseñe para combatir este flagelo. La obesidad, a su vez, impone un riesgo significativamente superior para: HTA, DBT, enfermedades metabólicas y coronarias. Los problemas emocionales o psicológicos pueden contribuir a la obesidad y la propia obesidad puede ser psicológicamente perjudicial. La combinación de una dieta adecuada y ejercicio físico ha demostrado ser beneficiosa en el tratamiento de esta afección.
Sedentarismo: al igual que la obesidad, el sedentarismo ha aumentado en los últimos años, llegando a cifras entre el 50 y 60% de la población activa de ciudades como Buenos Aires, Rosario o Córdoba. La importancia en la lucha contra este punto se debe a que con la actividad física se pueden combatir todos los otros FRC expuestos previamente. La inactividad física dobla el riesgo de sufrir enfermedad coronaria. El entrenamiento aeróbico produce cambios fisiológicos importantes que reducen la probabilidad de sufrir afecciones cardiovasculares.
Fuente consultada: Oscar Mendoza. Médico cardiólogo, especialista en medicina del deporte y maratonista.
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