Pasar más tiempo al aire libre ayuda a disminuir la frecuencia de miopía en los niños.
Un estudio publicado en la revista ‘JAMA’ subraya los beneficios de la actividad al aire libre para prevenir el desarrollo de miopía.
Añadir una clase de actividad al aire libre todos los días en la escuela durante tres años para niños en Guangzhou, China, dio lugar a una reducción de la tasa de miopía (la capacidad de ver objetos cercanos con más claridad que los objetos distantes), según revela un estudio que se publica en la edición de este martes de la revista ‘JAMA’.
La miopía ha alcanzado niveles epidémicos en los adultos jóvenes en algunas zonas urbanas de Asia oriental y sudoriental. En estas áreas, entre el 80 y el 90% de los graduados de secundaria padecen miopía, un trastorno que parece ir en aumento, más lentamente, en las poblaciones de origen europeo y de Oriente Medio. Actualmente, no hay una intervención eficaz para prevenir su progresión y estudios recientes han sugerido que el tiempo que se pasa al aire libre puede prevenir el desarrollo de la miopía, según la información de respaldo del artículo.
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El doctor Mingguang He, de la Universidad Sun Yat-sen, en Guangzhou, China, y sus colegas realizaron un estudio en el que los niños de primero y segundo grado de 12 escuelas primarias en Guangzhou (seis escuelas de intervención [n=952 estudiantes] y seis escuelas de control [n=951 estudiantes]), fueron asignados a una clase adicional de 40 minutos de actividades al aire libre añadida a cada día de la escuela, y a cuyos padres se animó a realizar con sus hijos actividades al aire libre después de la escuela, sobre todo durante los fines de semana y festivos (alumnos de intervención), o padres e hijos continuaron con su patrón habitual de actividad (participantes control).
La edad promedio de los niños fue de 6,6 años. La tasa de incidencia acumulada de miopía a los 3 años fue de 30,4% (259 casos entre los 853 participantes) en el grupo de intervención y del 39,5% (287 casos entre los 726 participantes) en el grupo control. La variación acumulada de refracción equivalente esférica (alteración miópica) después de los 3 años fue significativamente menor en el grupo de intervención que en el grupo control.
“Nuestro estudio logró una diferencia absoluta del 9,1% en la tasa de incidencia de la miopía, lo que representa una reducción relativa del 23% en la miopía después de los 3 años, que fue menor que la reducción prevista. Sin embargo, esto es clínicamente importante porque los niños pequeños que desarrollan miopía temprana tienen más probabilidades de progresar a alta miopía, lo que eleva el riesgo de miopía patológica. Así, un retraso en el inicio de la miopía en los niños pequeños, que tienden a presentar una mayor tasa de progresión, podría proporcionar beneficios desproporcionados para la salud ocular a largo plazo”, escriben los autores.
En el año 2020 el 33% de los jóvenes serán miopes
El uso diario de las nuevas tecnologías – móviles, ordenadores, tabletas o ‘ebooks’- está provocando un aumento en el número de jóvenes con problemas visuales. Así lo aseguraba en 2013 la vocal de optometría pediátrica del Colegio Nacional de Opticos-Optometristas, Isabel Sánchez, quien, además, ha informado que un estudio realizado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha demostrado que por cada hora a la semana que un niño pasa al aire libre se reduce en un dos por ciento el riesgo de padecer miopía.
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“El uso de móviles, tabletas, ordenadores o libros electrónico genera síndrome de fatiga visual. Esto se produce por la radiación que emiten los aparatos, porque se enfoca directamente sobre una fuente de luz y produce fatiga y, porque el uso efectivo del mecanismo de acomodación de los ojos que permite enfocar de cerca en este tipo de pantallas provoca un aumento en la capacidad de convergencia, dando lugar a la aparición de falsas miopías”, ha explicado la experta.
Los principales síntomas que suelen aparecer por este uso indebido son cansancio, ardor de ojos, sequedad, picor o parpadeo constante. Además, la visión se vuelve borrosa, tanto de lejos como de cerca, hay dolor de espalda, de cuello, de cabeza e, incluso, se pueden producir cuadros de ansiedad.
No hay concienciación del riesgo
En este sentido, la experta ha alertado de que la sociedad no está realmente concienciada de que estos síntomas llevan aparejados la presencia de alteraciones visuales, por lo que ha destacado la necesidad de que aumenten las campañas de prevención y de que los padres observen a su hijos con el fin de evitar estos problemas.
“El uso excesivo de estos aparatos hace que pacientes que no son miopes se hagan miopes y que pacientes que tenían miopía les aumente más de lo debido. Por ello, es necesario que haya una mayor concienciación porque, además, estos problemas visuales afectan también al rendimiento escolar de los pequeños”, ha recalcado Sánchez.
Por todo ello, la experta ha aconsejado modular el tiempo que los niños pasan delante de un aparato electrónico; alejar las pantallas; poner un tamaño de letra grande para que el esfuerzo de lectura sea menor; aumentar el contraste de la pantalla; tener una buena iluminación, preferiblemente luz natural; usar pantallas de alta resolución y evitar los reflejos.
Asimismo, la también vicedecana de la Facultad de Optica-Optometrista de la Universidad Complutense de Madrid ha recomendado parpadear habitualmente para evitar la aparición del ojo seco; usar lentes de contacto con una permeabilidad alta y utilizar gafas que lleven un “buen” filtro antireflejante”.
“Estas son normas que nos pueden ayudar a disminuir un poco todas estas consecuencias. No obstante, en cualquier caso, lo fundamental es modular el tiempo que se utilizan estos dispositivos y, también, descansar cinco minutos por cada hora de trabajo”, ha zanjado.
Fuente: Heraldo.es
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