Por Gonzalo Galán – Presidente de AICACYP
23 años después.
Un año atrás, desde este mismo espacio, señalaba que el 2015 sería un año de alto contenido político, en el que las armas de fuego estarían presentes en el debate, y que como integrantes del sector debíamos ser parte y trabajar en permanente contacto con legisladores, funcionarios y candidatos. A pesar de nuestros esfuerzos, los resultados no fueron los que hubiéramos deseado.
Lo cierto es que la sanción de la Ley 27192, mediante la cual el “viejo y obsoleto” Registro Nacional de Armas (RENAR), será reemplazado durante 2016 por la Administración Nacional de Materiales Controlados (ANMAC), marca el final de una etapa y el nacimiento de otra.
Una de las mayores críticas de legisladores al actual sistema, se refirió principalmente a la actuación de AICACYP, como Ente Cooperador del Registro Nacional de Armas. “El RENAR deja de estar manejado por los comerciantes de armas”, se escuchó decir en cuanto micrófono apareció. Pero nada más alejado de la realidad.
De hecho, la ley 23.283 indicaba claramente que es responsabilidad de la Dirección Nacional del RENAR y no del Ente Cooperador determinar “las personas a contratar y el monto de su remuneración. Las personas así contratadas, actuarán bajo la exclusiva autoridad de la Dirección Nacional, quien podrá solicitar, sin expresión de causa, la rescisión del contrato”, dejando para el Ente Cooperador solo tareas administrativas. Y así lo han hecho todos los Directores Nacionales desde 1992 y hasta estos días.
Para decirlo aún más claramente, AICACYP como administrador del Ente Cooperador:
– No designa y ni ha designado persona alguna
– No fija sueldos
– No establece funciones ni responsabilidades
– No fija horario
– No fija sede laboral
– No asciende, sanciona, ni otorga vacaciones
– No interviene en el Organigrama funcional
– No dispone desvinculaciones ni acuerda convenios de rescisión laboral
– No otorga anticipos de sueldo
– Y fundamentalmente, no tiene ningún mecanismo para limitar tareas u obligaciones
En resumen: ninguna autoridad del Ente Cooperador “obligó, ni pudo haber obligado”, a ningún Director del Renar a nombrar personal a través del Ente. Muy por el contrario son los Directores quienes han tenido y tienen la potestad de nombrar personal a través de los mecanismos de empleo público, ya que nada se los impide. Más allá de esta imprescindible aclaración, durante esta etapa de 23 años no ha habido una sola denuncia de un hecho de corrupción, hemos aprobado todos los balances por los distintos Ministerios que tuvieron bajo su órbita al Renar, con auditorías externas a costo de AICACYP.
Dejaremos además, un Organismo que en 1992 ni siquiera tenía sede propia, con dos sedes compradas con fondos del Ente, más de 500 empleados y un banco de datos que permite dar respuesta “on line” a oficios judiciales. Eso sí, tiene un tercio de las armerías para controlar que las que tenía en 1992 y una décima parte del movimiento de armas de aquellos años. Este hecho muestra a las claras la nula influencia que ha tenido Aicacyp en fijar las políticas referidas al uso de las armas de fuego, en definitiva, nunca fuimos “el lobo cuidando al gallinero”, como muchos dijeron con mala intención, los hechos demuestran todo lo contrario.
Tenemos la esperanza de que el nuevo organismo (ANMAC) realice una tarea de control eficiente, sin restringir ni poner trabas a una actividad legal y centenaria, aumentando el control sobre las armas ilegales, y sobre todo sin perseguir a los usuarios legales de armas. Nosotros colaboraremos como siempre en favorecer políticas que vayan en ese sentido.
Finalmente y más allá de este agrio final de año, estoy muy satisfecho del crecimiento de AIRE LIBRE. Con las 132 páginas de este número, por segunda edición consecutiva, hemos superado nuestros máximos históricos. Mientras que otros medios gráficos registran caídas, AIRE LIBRE crece y mejora número a número. Somos optimistas por naturaleza y por la naturaleza.
Hasta la próxima y muy felices fiestas!
© Aire Libre – Diciembre 2015
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