Fernanda Russo, la tiradora de 16 años que quiere verse sorprendida en Río.
Ganadora de una medalla plateada en los Panamericanos de Toronto, afrontará su debut olímpico en agosto; asombra por su madurez y la dedicación a su carrera. Nota de Germán Leza para canchallena.com – Fotografía: Santiago Filipuzzi
Sorprenden algunas cosas de Fernanda Russo. Por ejemplo, que a los 15 años se llevara en los Juegos Panamericanos de Toronto una medalla plateada (en 10 metros rifle de aire) y se clasificara para Río de Janeiro 2016, en julio último. Llama la atención, también, su madurez. En 2014, antes del festejo de cumpleaños, debía competir en los Juegos de la Juventud de Nanjing, China. Para ello, era necesario que cambiara equipos y adquiriera euros. La madre le dijo que tenía que elegir: la fiesta de 15 que tendría en octubre o prepararse de la mejor manera para Nanjing. “Prefería viajar, tirar y aprender que una fiesta de 15 que duraba 4 horas”, respondió alguna vez al programa Argentina Deportiva, de AM 750. Finalmente, y tras la medalla plateada que consiguió en Nanjing, su mamá le dio la noticia de que podría celebrar sus 15 años.
Desde que empezó su preparación para los Juegos de la Juventud de 2014 los viajes y la alta competencia son moneda corriente para ella. En Toronto estuvo a una décima de punto de forzar un desempate por el primer puesto. Fue otra sorpresa de Fernanda: su objetivo era destacarse en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Ahora prefiere la cautela. “Voy a dejar que me sorprenda”, dice sobre su debut en los Juegos Olímpicos, del próximo agosto. Aunque admite que internamente siempre quiere ganar una medalla. Mantenerse enfocada y su fuerte mentalidad son dos de sus más preciadas virtudes. Son la única manera de competir de igual a igual con rivales que le llevan en promedio 10 años. Y afirma que su propósito es “disfrutar la prueba y, sobre todo, aprender”.
Nacida en Córdoba en 1999 pero criada en La Rioja, la ganadora del Olimpia de Plata 2015 en tiro tiene la verborragia propia de los mejores cuentistas de la zona. Sus respuestas son frescas y alegres, y parece que toda su vida hubiera atendido a la prensa.
-¿Imaginabas un 2015 así?
-No, para nada. Iba a los Juegos Panamericanos a hacer experiencia y a disfrutar la prueba. Y me fui con una medalla, y después con un Olimpia. Es todo muy raro.
-¿Cómo te recibieron en La Rioja cuando volviste con la medalla plateada de los Panamericanos de Toronto?
-¡Terrible! Todo el mundo felicitándome. Recibí el cariño que no había recibido cuando estuve afuera.
-¿Hubo algún festejo especial?
-Sí, me llevaron en el camión de bomberos desde la terminal.
-¿Lo esperabas?
-Lo esperaba porque cuando gané la medalla plateada en Nanjing hicieron lo mismo. Muy lindo todo.
-¿Cómo sigue tu preparación para Río 2016?
-A full. Empiezo en enero y no paro hasta los Juegos. Preparación acá y afuera. Viajo a Europa, a Estados Unidos y al preolímpico de Brasil, que va a servirme para ver el polígono de los Juegos, aclimatarme y ver a la gente. Y, más que nada, para ganar roce internacional.
-¿Cómo compite con adultos una chica de 16 años?
-Es complicado. Trabajo con mi psicóloga personal. La terapia es fundamental.
-Supongo que las bromas en el colegio aún duran por la actividad que desempeñás...
-Todavía me cargan. Soy el punto de la clase. Todo con cariño, siempre. “Ojo que te va a pegar”. “Donde pone el ojo pone la bala”… ésa es un clásico. La hace todo el mundo: “Hola, ¿qué tal? ¿Hacés tiro? Donde pone el ojo, pone la bala”. Bueno, basta… [ríe].
-¿Cómo vas a manejarte con el colegio en 2016?
-Como el año pasado. Por un lado, la ley nacional me protege para no quedarme libre. Y por el otro, estudiar mucho. Pero mi prioridad es prepararme para los Juegos. O sea, si tengo que perder el año en el colegio, lo pierdo. No quiero, pero si ése es el costo… bueno, habrá que pagarlo.
-¿Y cómo lo hiciste en 2015?
-Volvía de los viajes y por dos meses no salía. Desde que volví de los Juegos de Toronto, por ejemplo. Es difícil.
-¿En los viajes llegás a estudiar?
-No. No puedo llevar los libros. Estoy enfocada en otra cosa.
-¿Qué te dicen tus padres?
-Me apoyan un montón. Me dieron a elegir. Me preguntaron si esto era lo que quería hacer y les dije que sí. Es mi sueño.
-¿Has ido alguna vez a Río de Janeiro?
-Nunca.
-¿Y querés estudiar algo después de egresar del colegio?
-Quiero estudiar ingeniería genética. Dentro de dos años terminaré el secundario.
-¿Por qué ingeniería genética?
-Porque tengo una profesora de biología que nos habla mucho de ingeniería genética y me enganché con eso. Pero faltan dos años todavía. En el medio pueden pasar muchas cosas.
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