Cobia, el pez depredador que escapó de un criadero en Ecuador y ahora amenaza a Colombia, Panamá y México
- En abril del año pasado, Ecuador celebraba la apertura del primer criadero de peces cobia del país, ubicado en Jaramijó, en la provincia de Manabí.
- Cuatro meses después, se registró una fuga de ejemplares y hoy son motivo de una alerta científica en Colombia y Panamá.
1 de marzo de 2016. Y no es para menos: la cobia (Rachycentron canadum) es un pez muy apetecido pero también un depredador voraz de hasta dos metros de largo y 80 kilos de peso que se alimenta de crustáceos, calamares y de otros peces como las corvinas.
Pero la especie habitaba en todos los océanos del mundo, excepto en el Pacífico Central y Oriental.
Hasta ahora.
La fuga del depredador
La fuga de las cobias se produjo a fines de agosto, cuando una cantidad no especificada de ejemplares juveniles escapó de sus jaulas, ubicadas a 16 kilómetros de la costa ecuatoriana. Un comunicado publicado en octubre por el Ministerio del Ambiente de Ecuador destacó el “avanzado deterioro y falta de mantenimiento en las jaulas contenedoras” del emprendimiento privado que criaba a las cobias.
Desde entonces, pescadores de Jaramijó y otros cinco puertos de Manabí han capturado varios ejemplares, informó dicho ministerio.
Y según declaraciones de la Federación de Organizaciones Pesqueras y Análogas del Ecuador a la prensa local, para esa fecha los pescadores artesanales ya estaban registrando una baja en la faena por culpa de este depredador.
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Una alerta que se repite
La semana pasada los científicos del Smithsonian hicieron un llamado de alerta por los posibles “efectos de largo alcance sobre la pesca y la ecología marina en el Pacífico Oriental” que podría provocar la cobia.
“Como la cobia es la única especie de su familia (…) representa un tipo inusual de depredadores de la zona tropical del Pacífico Oriental, que sólo aumenta tanto el grado de incertidumbre sobre sus efectos y el potencial para una mayor perturbación de los ecosistemas de la zona”, explica Robertson en la publicación.
Por ser una especie foránea, la cobia corre con la ventaja de ser un depredador cuyas víctimas no solo no logran identificarlo como tal, sino que además no enfrenta ninguna defensa natural en pro del equilibrio en el ecosistema.
Es lo mismo que sucedió con el pez león. Desde su llegada en la década de 1990 a las costas de
Florida, Estados Unidos, se ha extendido por el Atlántico Occidental y el Caribe. Su efecto más adverso se registra hoy en los arrecifes de coral.
Haydee Medina, técnica del Departamento de Biodiversidad de Costas y Mares del Ministerio de Ambiente de Panamá, le dijo a BBC Mundo que, tras la alerta del Smithsonian, han comenzado a trabajar junto a la Autoridad de los Recursos Acuáticos del país para generar un plan de acción “antes de que (el problema) se vaya de las manos”.
Si bien se han avistado unos pocos ejemplares, dijo Medina, la idea es que “no suceda lo mismo que pasó con el pez león”: “A veces las especies invasoras se expanden más rápido de lo que las naciones hemos podido reaccionar”.
Una de las primeras medidas que piensan implementar es educar a los pescadores artesanales para que conozcan a la especie y comiencen a reportar todo avistamiento.
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De alimento refinado a invasor
La cobia es ideal para la acuicultura. Además de crecer rápido y tener una alta fertilidad, su carne de alta calidad es usada, por ejemplo, para elaborar sushi y sashimi.
El kilo de carne puede venderse a unos US$12. “Es un pez de lujo”, dijo Robertson.
Para el científico del Smithsonian, “nadie puede decir qué pasará”. Las cobias podrían morir o no encontrar parejas para reproducirse, ejemplificó.
“Lo que sí sabemos es que si la acuicultura continúa en Ecuador, seguirán escapando ejemplares como pasa todo el tiempo con las jaulas acuáticas”.
Fuente: BBC Mundo
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