Un Yacaré que adora la pesca.
El extraordinario tenista tiene como cable a tierra el deporte del silencio y ni bien deja los courts se sube a su lancha y encuentra en el río su descanso, solo o con amigos a su lado. Aire Libre lo invitó a compartir un par de salidas en las que se dio el gusto con dos especies nuevas para su repertorio que ahora se le volvieron pasión. Por Wilmar Merino exclusivo para AIRE LIBRE N° 22
Correntino de ley, el tenista Leo Mayer lleva con orgullo su sobrenombre de “el Yacaré” como muestra de origen. Rodeado de ríos, en Corrientes capital dio sus primeros pasos con la pesca deportiva, pasión que lo acompaña siempre a todos lados y que funciona como cable a tierra para bajar la tensión de un deporte de alta competencia como el tenis. Así las cosas, cuando no lo vemos en los courts, el Yaca aprovecha sus viajes para comprarse cosas de pesca o hacer algún intento en aguas foráneas. Pero siempre pensando en volver a su Corrientes natal y compartir una pesca con su padre y su hermano, o acaso también con su mamá, a quien ya la hizo probar la fuerza de un patí gigante en aguas rioplatenses.
Es que Mayer, ahora radicado en Buenos Aires, tuvo lancha en el Tigre antes que auto para moverse en la ciudad. Así le tira el agua a éste pescador apasionado, a quien Aire Libre lo encontró en un momento justo: sus salidas en el Río de la plata no habían sido muy felices y lo invitamos a compartir algunas experiencias que lo dejaron muy satisfecho.
En uno de estos viajes, mientras lo llevábamos a pescar bagres de mar a los pozones profundos cercanos a la isla Martín García junto a su inseparable compañero pescador Néstor Girolami, nos contó parte de su historia con este deporte. “Siempre pesqué, de chiquito –dice contradiciendo su 1,90mts actuales-. Allá en Corrientes una vez se me prendió un dorado de unos 8 o 9 kilos y no lo pude terminar de sacar porque era muy chiquito. Tuve que pedir ayuda”. Y ahí estaban sus laderos frecuentes, su papá y su hermano, que tienen características distintas de las cuales Leonardo fue abrevando: “Mi viejo es mas de carnada y mi hermano, más de señuelos. Así que se intercambian cuando vamos a pescar. Y a mí me gustan las dos cosas”.
-¿Cuándo fue que tu carrera, cuando empezó a ser algo serio y no un juego?
-A los 15 o 16 empecé a competir en el exterior en categoría junior y me dije “voy a jugar al tenis”. Primero arriesgas un poco porque no sabés si te va a ir bien. Dejás el colegio y empezás a jugar todo el tiempo. Y si te va bien empezás a motivarte.
– ¿Te costó dejar la pesca a esa edad?
-La pesca la mantuve todo el tiempo porque viví en Corrientes hasta los 20 años y con mi hermano íbamos a pescar siempre. Yo tenía enero libre porque no había competencia y mi hermano se pedía su licencia e íbamos todos los días a pescar. ¡Todos los días!. Allá es mucho más fácil ir a pescar: de mi casa a la guardería son 10 minutos y de ahí a un buen pequero son solo otros diez minutos. Ahora vivo en Buenos Aires, desde los 21, pero me voy a Corrientes cada vez que puedo. Y lo primero que hice al estar en Buenos Aires fue comprarme una lancha, como para salir a pescar acá desde el Tigre.
-Hay facilidad para acceder a la pesca y a la náutica en tu caso.
-Siempre tuvimos lanchas pero no muy grandes. Igual, en Corrientes, con una lancha chica alcanza. Mi hermano Alejandro es mucho más grande y él ya tenía lancha cuando yo era chico.
-¿Pescaste en otro país en tus viajes por competencia?
-En Miami, cuando voy a jugar torneos, voy a la costa y hago un poquito de pesca. No llevo equipos porque son incómodos, no tengo lugar para llevar una caña. Ahora compré una telescópica con muchos tramitos para que me acompañe en los viajes. En un torneo en Cincinatti hay un lago muy groso donde todo el mundo va a pescar y alquilé una lancha y saque un montón de bagres.
– ¿Tuviste la oportunidad de pescar en el mar?
-Acá hice intentos pero no saque nada.
Los famosos de Aire Libre: Néstor Girolami
En la entrega de unos premios Olimpia de Plata al deporte Leonardo Mayer se acercó a saludar a Néstor Girolami, quien había obtenido su primer torneo de Súper TC 2000. Enseguida sintonizaron la misma onda y descubrieron que ambos compartían la pasión por la pesca. Desde entonces salen juntos cada vez que pueden y los tiempos les coinciden.
–Girolami nos contaba que la pesca le venía bien para bajar la adrenalina de un deporte con tanto stress como el automovilismo. ¿En tu caso como funciona la pesca?
-Como te decía, acá lo principal que quise comprar antes que un auto es una lancha. En el deporte que hago se pasa mucho tiempo con mucha adrenalina y en las giras hay entrenamientos muy intensos. Para mí un domingo es un día tan normal como un miércoles porque yo entreno igual siempre. Así que llego muy cansado acá y lo primero que hago al volver acá es cortar con todo y venirme al río. Me alejo de todo, ni me conecto con el tenis, no miro partidos. Voy a pescar, despejo la cabeza. Así, cuando me toca volver a jugar, sí tengo muchas ganas de volver.
-Es un desenchufe total
– Si sí, evito ver partidos, me alejo, no me informo, salgo a pescar y me relajo. Vengo al río. Antes me iba a los campings de Zárate, me iba de noche solo. También alquilé cabañas en el delta. Conozco bastante al río. Les digo a mis amigos: “mañana me voy a pescar, si te querés venir a pescar bien, sino voy solo”. Para mí es increíble venir al rio, a mí no me gusta la prensa, no voy a los programas, y cuando se termina mi gira trato de esconderme, de no aparecer en ningún lado. Me voy al rio y me alquilo una casa en el Delta y eso me aleja mucho de la vida del tenis. Me gusta irme con mi perro al río, que es alguien más de la familia.
-¿Te informás a través de medios de pesca?
-Si, veo mucho. Acá en Buenos Aires se me complica porque no conozco y entonces leo mucho. Yo te seguía a vos hace mucho viendo el pique en Diario Popular. Cuando me invitaron para esta nota de aire libre con vos dije “si, ese es un genio, vamos a pescar”. También compro Weekend. Cuando voy afuera miro los equipos que hay y me compro cosas que son útiles. Los programas de televisión no se cuándo están, pero si los agarro haciendo zapping los miro. Y también miro mucho de pesca por internet.
-¿En el tenis tenés compañeros que gusten de la pesca?
-¡No le gusta a nadie!. Son impacientes, llegan y quieren sacar enseguida. En Miami llevé a varios argentinos a pescar, pero no se prendieron. Fui con Delbonis y fue difícil… no se bancan que no pique rápido.
– Así que tuviste que buscar amigos deportistas y pescadores fuera del tenis. Con Néstor Girolami ya armaron un equipo a través de la pesca
-Si, nos vimos en el Olimpia, porque yo soy enfermo de los autos y a él le gusta el deporte mío así que nos conocimos y descubrimos que a los dos nos gustaba la pesca. Enseguida empezamos a salir.
-¿Tu novia te acompaña a tus salidas de pesca?
-Hace cuatro años que estoy de novios con Milagros, que me acompaña mucho. Pero cuando voy con ella a pescar hago una pesca más tranquila; yo pesco y ella toma sol, o nos tiramos un rato al agua. Cuando voy con pescadores amigos, tratamos de sacar pescado.
-¿Tenés alguna especie favorita que te guste pescar?
-El dorado me encanta y con carnada más. Me gusta cómo lleva línea cuando pica. En Corrientes los pescamos con nailon fino, de no más de 0,40, que le da chances al pescado. Hay que aprender a lucharlo antes de que se meta en las piedras. Lo pescamos encarnando una boga como carnada, colgada de dos anzuelos.
– ¿Tuviste oportunidad de pescar pejerreyes?
– Me compré un equipito el año pasado, pero no pude pescar mucho. En invierno es la época que más viajo porque es verano en Europa y están los torneos. Pero este año vino mi viejo, quería ir a pescar, compre algunas líneas, vi videos en internet para ver cómo se pescaban y lo saque a papá a pescar pejerrey. Sacamos algunos y los comimos, porque yo no había comido nunca y quería probarlos. Me encantó lo rico que es. Mi papá ya los había comido en Córdoba. Ahora, la pesca del pejerrey es bastante difícil. Quiero volver con alguien que sepa y me explique mejor.
-Te invitamos entonces
-hecho
Los famosos de Aire Libre: David Nalbandian
Nuestro guía en la salida al bagre de Mar, Hernán Hiralde, dice que llegamos a nuestro destino. La charla se suspende mientras armamos equipos para bagres de mar. Mientras encarnamos calamares Leo se sorprende de que estas especies marinas ingresen al estuario rioplatense. “Este Río de la Plata parece que no pero tiene de todo”. Cierto.
Tanto Mayer como Girolami se dan el gusto en grande aprovechando una excelente despedida del bagre de mar de fines del año pasado y disfrutan en grande de los cabeceos de los “mimosos”. Luego, pasado el mediodía, lo invitamos a probar suerte con otra especie en un ámbito cercano al que estábamos: las islas Oyarvide.
-¿Tarariras pescaste alguna vez Leo?
-No, solo una en Corrientes, pero por error, buscando otra especie, pero me encantaría aprender a pescar. Porque veo como ataca y debe ser muy lindo pescarlas. Quiero conocer más el Delta, saber si se pescan en bajante o creciente. Allá en Corrientes no hay bajante ni creciente el río se mantiene, pero venís acá y tenés que aprender cómo se comporta el río, es otro deporte. Toda la pesca es diferente aunque sean las mismas especies. La boga también se pesca diferente. Acá el piso es barroso y allá el piso es de arena y el agua es clara. Todo es distinto acá. Pero volviendo a tu pregunta. Me gustaría pescar tarariras con señuelos.
Aire Libre invitó a Mayer a otra salida de pesca: fuimos por grandes tarariras a Villa Paranacito, donde abunda riachos cercanos ideales para practicar ésta actividad. Como siempre, Girolami fue de la partida. El objetivo era que ambos se dieran el gusto con las tarus, pescadas del modo más deportivo: con artificiales.
El guía Claudio Lesik nos habilitó el ingreso a un campo privado donde la tarea se hizo fácil. Mayer quedó maravillado con el sorpresivo ataque de este pez que casa mimetizado y esperando la oportunidad adecuada para soltar la dentellada. Logró ejemplares de hasta 2,5 kilos, mas alguna sorpresa en forma de bagre sapo atacando sus señuelos.
“Estoy sorprendido con este pescado. La tararira me encantó. Es muy sorpresiva, sale de debajo de las plantas acuáticas y aún cuando estás por sacar el señuelo del agua te ataca. Y después pelea bastante. Fue muy divertido pescarlas y ahora que vi que es lo que usan me voy a poner en campaña para armarme un equipito y tenerlo siempre en las salidas. Allá en Corrientes no les dan bolilla, siempre pescan bogas, dorados y surubíes, pero es muy divertida la tararira y yo me voy a dedicar a pescarlas”, promete Leo. Y cumple, al punto en que al otro día nos llamó desde una casa de pesca donde compró una caña y antes del cierre de esta edición nos mandó fotos por whatsapp mostrándonos los señuelos que se había ido comprando en sus distintos viajes. “Ya tengo equipo. Cuando arranque la temporada me avisan y ¡vamos por tarariras!”, dice.
Y ahora somos nosotros los que le contestamos: “¡hecho!”.
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