La pesca con devolución es de Machos.
El autor de la “Cátedra del macho” es un entusiasta pescador de costa que asocia la actividad a gratos recuerdos familiares y de su adolescencia e incluso a su carrera de actor.
Por Wilmar Merino exclusivo para AIRE LIBRE N° 24
Lidera las tardes radiales desde los micrófonos de la Pop 101.5 y divierte como nadie a un Alejandro Fantino que los considera “mi hermano”. Fana de Huracán a muerte, el actor tiene otra pasión menos conocida: la pesca deportiva. Sin ser un asiduo pescador, heredó una tradición familiar que despunta cuando puede y se declara totalmente a favor del catch & reléase “porque la pesca con devolución es cosa bien de machos”, dice sonriendo.
Antes de ir a hacer el programa más escuchado de las FM argentinas nos recibe con gran entusiasmo y lo vemos preparando equipos y mostrándonos sus avíos de pesca. Le pedimos que nos cuente cómo empezó esta pasión.
“Mi papa siempre fue pescador, de toda a vida, le encantaba, le gustaba mucho, tenía equipo en casa, y en una época se llegó a comprar una estanciera, con un vecino que vivía enfrente, solamente para tenerla equipada para ir a pescar. Iban mucho a Chis Chís, le gustaba la pesca de laguna más que la de mar. El quería pescar pejerrey y laguneaba por todos lados. Yo era muy chico en esa época. Mi familia se componía de mi mamá, mi hermano mayor que me lleva diez años y mi papá. El que debería haberlo secundado era mi hermano mayor, pero nunca le dio pelota. Y yo, cuando lo agarré, mi viejo venía largando los viajes de pesca, íbamos de vacaciones a otros lados. Pero sí recuerdo vacaciones en Córdoba donde en Río cuarto, en un hotel que tenía una laguna, iba siempre a pescar. Una vez le dio de comer a todo el hotel de tantos pejerreyes que pescó. Con él yo casi no pesqué, porque cuando yo entré a la adolescencia el ya casi no pescaba. Pero me dejó el bichito de la pesca y todos los equipos que yo empecé a usar, sumando cosas que compré por las mías”.
-Cuando dejaste de depender de tu papá seguiste pescando. ¿Cómo fue tu primera salida solo, decidida por vos mismo?
-Mi primera salida de pesca fue con tres amigos al campo de un tío de uno de ellos, en provincia de Buenos Aires, no recuerdo bien que zona era, pero sí que tenía un río no muy ancho. Y al llegar al casco del lugar el tío de este amigo nos llevó con su Camioneta al río, armamos una carpa. Y había situaciones ridículas como las de haber llevado un televisor a pilas… te estoy hablando de hace 35 años. Entonces armamos la carpa, mal armada, de manera muy rudimentaria y a la noche nos agarró una sudestada. ¡Se nos voló todo a la mierda!… no me olvido más la imagen del tío de este pibe, viniendo a buscarnos en un tractor, porque se debe haber imaginado que nos estábamos muriendo.
-Entonces esa pesca fue sin pesca, se frustró el plan…
– No, al otro día volvimos cuando pasó la tormenta y pescamos algo. Recuerdo la chicharra del reel que sonó a la noche y clavé algo grande que se me escapó… debió ser una tararira enorme o un gran bagre. Lo arrimé pero ví cuando se escapó.
-¿Como siguieron tus aventuras con caña?
-Luego tengo otro recuerdo lindo de pesa, pero en el marco de una situación extraña en una época muy hippie de mi vida. Yo hacía teatro under, a los 18 años, y armamos esos grupos grandes de amigos de amigos, y uno de ellos nos invitó a una quinta. Y ahí encontramos otro grupo de gente que no conocíamos. Como te dije, todo era muy hippie. Y de ese grupo sale una chica que nos pregunta quiénes queríamos ir a una casa en el Tigre que era de su familia. Recuerdo que nos fuimos todos en el 60, caminamos hasta el río… y apareció esta piba con una lancha tremendamente importante. Subimos todos, hicimos un viajecito bastante largo, yo no sabía ni con quien estaba, salvo por dos amigos, el resto eran desconocidos. Llegamos a una casa enorme, sobre el Paraná ancho, debe ser el Paraná de las Palmas. Esa casa indudablemente fue hecha por un pescador. Tenía una pared muy larga con una serie de unas 40 cañas, todas armadas, con sus reeles, había cajas de pesca, equipos… y yo quedé deslumbrado. Le pedí permiso a la chica dueña del lugar para tomar uno de esos equipos e ir al muelle. Capaz que de haber estado el viejo se moriría de que le tocase las cosas, pero no estaba el viejo y la piba me dijo que llevara lo que quisiera. Adentro de la casa estaban todos de joda, música, chupando, fumando, fiesta… y yo me fui al muelle con una caña, dos o tres líneas y un compañero que me hizo la segunda. Armo un equipo, tiro a fondo, y me quedo con esa sensación del silencio, mirando el río. Y al rato una caña se curva… ¡No me olvido màs!. Y empiezo a traer algo grande, divino, y el que estaba conmigo empieza a los gritos “!!!!ehhh vengan, Coco pescó algo grande che, vengannn!!. Por suerte entre los que escucharon esto estaba el casero que cuidaba este lugar… que se acercó y vio la situación. Entendió que el bicho era grande y fue a buscar una red, una especie de mediomundo y me empezó a dar indicaciones: que no lo apurara, que no se me fuera abajo del muelle y que lo pusiera de costado porque él lo iba a levantar… indudablemente el tipo era canchero, vivía en el Delta y sabía lo que hacía. A todo esto habían venido todos los amigos que estaban dentro de la casa y ya tenía 12 tipos todos mirando qué era lo que yo pescaba. ¡¡¡Yo era Perón!!!… al final el casero logra sacarme el pescado en el mediomundo. ¡Era un surubí!. Me parecía un tiburón blanco, un pez enorme… el casero me dijo `déjemelo que se lo preparo´. Y a la noche nos cayó con unas milanesas de ese surubí que me parecieron las más ricas de mi vida. Encima estábamos todos tan delirados que habíamos ido 12 tipos al Tigre y ni habíamos llevado nada para comer… esas milanesas que hizo la señora de este casero, fueron la gloria. Y hoy en día no me acuerdo el nombre de nadie, no recuerdo a ninguno de los que vivieron esa situación, ni cuanto me quedé en ese lugar, ni como se llamaba la piba que nos invitó, ni como volvimos, pero sí recuerdo mi primera sensación de pelear algo grande que no se me borró nunca más.
– Pero antes de ese momento de gloria con el pez destacaste ese momento de silencio y esa sensación de estar metido en el paisaje.
-Si, es lo que más me gusta. Eso es divino y tiene que ver con el entorno. Pero la pesca tiene que ver con la espera, con una actitud meditativa. Yo soy muy pescador de muelle. De muelle popular. De muelle de Villa Gesell. Y también me gusta la pesca de orilla de mar, el ir con alguien que sepa, encontrar el canal, saber dónde tirar. Pero la acción de sentarte y esperar te pone en un estado meditativo muy interesante. Si después le agregás el entorno, o embarcás, ya todo mejora. Pero el solo hecho de estar en el río o el mar ya te genera una cosa muy interesante.
-Nos hablaron algunos entrevistados de la necesidad de bajar de sus actividades ultra tensionantes con un deporte relajante como éste, y reflejaban eso de que más allá de la pesca, estar un rato en el río les hace bien.
-Yo hago cosas así pero no con la acción de la pesca.
-Tu papá pescaba pejerreyes en lagunas. ¿Vos no seguiste sus pasos?.
-Hace muchos años con mi pareja del momento fuimos a la Salada de Madariaga. Habíamos elegido un lindo hotel spa en Cariló o en Pinamar, no recuerdo bien. Y yo me puse a charlar con el mozo y el cocinero del lugar que eran fanáticos de la pesca.- Y yo a mi novia la dejé ahí y me fui con el cocinero y el mozo del hotel a pecar pejerreyes dos días. Fue extraordinario. Después los trajimos y los prepararon ellos en el hotel.
–Alejandro Fantino te considera un “hermano”. Supongo que habrán hecho algunas pescas de “hermanos”…
-Con Ale Fantino fuimos hace un par de años a Concordia, ese lugar que tiene una represa. Y fue una locura, tirábamos para variada y salía variada, tirábamos para dorados y salían dorados. Fuimos con el gobernador de Entre Ríos de entonces, Urribarri, a unas cabañas que van muchos turistas, estaba lleno de brasileños. Un lugar muy lindo que tiene como la concesión de trabajar esa parte del río. Esa pesca fue una locura, salió de todo. Pero quiero decirte que yo soy un pescador recreacional y Alejandro es un fanático absoluto, casi un profesional, tiene en la pesca y el tenis sus dos pasiones. Ale tiene casi una necesidad física de ir a pescar. Se relaciona muy especialmente con su padre y también con sus amigos a través de la pesca. Tiene dos lanchas, una acá y otra en Santa Fe. El disfruta irse a la isla, quedarse con el padre… tiene una relación más cercana con la actividad, lo mío es más esporádico. Para mí es hermoso ir con él porque es mi amigo de verdad. Me han pasado cosas divertidas, yo he ido a la casa de él en el Tigre, hemos sacado la lancha para ir a pescar cuatro horas, navegamos y cuando elegimos el lugar buscamos las cañas y la habíamos olvidado en la camioneta… `Bueno, no importa -le digo-, vamos a comer a un recreo, que se yo…´. Pero él agarró un pedazo de hilo armó una boya con no sé qué y pescó… tiene esa cosa de Cocodrilo Dundee… lo vive con mucha pasión.
-Contanos de tu experiencia pescando en el mar.
-Mi experiencia en el mar tiene que ver con los muelles y con la playa. Me gustan los muelles populares como el de Gesell, o pescar en Gesell desde la playa, o en Cariló. No me embarqué en el mar porque me marea, es bravo. Prefiero quedarme en el muelle, yo no estoy curtido.
-¿Tuviste la oportunidad de pescar con señuelos?
-No, no fui nunca al sur ni pesqué dorados con señuelos… me encantaría ir al sur y hacer esa pesca que me parece mucho más activa que la pesca de espera que hacemos nosotros con las boyas y de fondo. Nunca la practiqué pero vi en la tele que es muy linda, me parece más activa, de más acción, de buscar al pez, de llamarlo.
– Ya que hablamos de tele. ¿Consumís medios gráficos especializados o de internet o te detenés al ver pesca en televisión?
-Aire Libre para mi es una revista histórica, la tengo en la memoria. Y cuando veo una nota en internet o un programa de televisión referido al tema, me detengo. Veo Pesca Pesada, Monstruos de Río y ese tipo de shows televisivos nórdicos sobre la pesca del atún y todos esos bloopers, me divierten.
-¿Tenés preocupaciones ecológicas?
-Si. Yo las veces que he ido a Victoria me embarqué con un lugareño que me dice `no sabés lo que era esto hace 15 años… ´ y eso lo escuchás por todos lados. Es como que al Paraná lo han vaciado con una pesca industrial”.
– Precisamente Victoria tiene uno de los frigoríficos más grandes entre los que exportan pescado de río al mundo.
-Si, no queda nada. En Mar del Plata se han tomado algunas medias con la pesca comercial, pero en general uno recibe noticias de que ni Chascomús ni Chis Chis, ni nada de lo que había hace muchos años queda igual ahora. Es una pena.
– ¿Soñás con hacer alguna pesca especial?
– Quiero hacer una pesca específica de un pez grande, ya sea un dorado grande o un marlín. Tiene que ser una pesca con devolución. Pero quiero pelear con un pez grande, de esas que te pones el arnés que usan en la Florida, y te tenes que atar… me gustaría hacer un día eso como una experiencia emocionante, como una aventura.
La pesca es la actividad outdoor del Macho
Con su espectáculo La Cátedra del Macho recorrió el país y también le ofrece a su compañero Alejandro Fantino la posibilidad de ver todo con la perspectiva del Macho Argentino, estereotipo de personaje “que paga el gimnasio pero no va” y que juzga qué está bien y qué está mal desde el humor de un personaje singular. Le pedimos a Coco Sily que juzgue nuestros deportes outdoor desde la perspectiva de la Cátedra y –como si se cambiara un chip- enseguida asume otra postura corporal y responde franco y directo, sin pensar demasiado, como los machos.
-¿La pesca es cosa de machos?
-Si si, la pesca está dentro de los deportes del macho, absolutamente. No la caza, sí la pesca, pero con devolución. Una vez te podes comer un surubí, o un doradito a la parrilla. Pero después hay que devolver. La acción de la pesca en sí, es de recontra machos.
-¿Por qué la caza no?
-Porque no le da la misma oportunidad al animal, hay distancia, hay falta de contacto, no me parece atractivo. La pesca si bien no es igualitaria tiene otro condimento, hay una pelea, este juego de la lucha donde el pez y el pescador llevan una cosa entre los dos, te lleva 20 minutos sacar un bicho grande… y lo podés devolver, así que no depredás el lugar. La caza no te lo permite
– ¿El Macho sale a pescar solamente o pone de excusa la pesca para otras aventuras?
-Ah bueno, todo eso que decora la pesca es asunto de cada uno, lo que no es de macho es la compra de pescado porque te excediste en tu entorno y tus otras distensiones y fuiste a pescar media hora y no pescaste nada como un boludo.
-Haces otras actividades outdoor como trecking, montañismo, camping…
-Si juego poker outdoor (ríe). Y como picadas outdoor. Hablando en serio, no, no hago actividad física ni outdoor ni indoor.
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