La caza genera 1.044 millones de euros en España.
Arranca la temporada de caza y la sequía disminuye el número de animales que se encontrarán los cazadores. La menor mueve a un mayor número de aficionados.
La cinegética genera en España 1.044 millones de euros y 54.000 empleos directos e indirectos, según el último informe económico de la Real Federación Española de Caza. La menor, que incluye a especies como la perdiz, la liebre, el conejo o la codorniz, es la que más impacto tiene y la que mueve a un mayor número de aficionados. La perdiz roja genera, por si sola, más del 25% de todo el dinero que produce la caza en general en España y será la reina en el campo.
A pesar de las dificultades, Juan José López del Cerro, director y propietario de Finca Mochares, es optimista con el arranque de esta temporada. “El conejo parece haberse hecho inmune a la mixomatosis y, aunque le afecta mucho el calor, está más sano que otros años. Por su parte, el faisán es el que más ha sufrido durante el verano porque necesita humedales y arroyos. En nuestra finca hemos instalado comederos y bebederos, pero la población es parecida a la del año pasado.
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La perdiz y la liebre se adaptan mejor a la sequía, y aunque las polladas de la primera han sido más cortas que otros años, hay abundante población de ambas”. Finca Mochares, que está en la zona de Nambroca (Toledo), es una de las preferidas para muchos cazadores españoles. Por ejemplo, allí aún pueden verse faisanes salvajes. El precio por persona de una jornada de caza en esta finca, con un cupo de hasta 12 piezas, es de 390 euros e incluye desayuno, taco y comida.
La caza mayor genera mucho menos flujo económico que la menor -se calcula que ronda los 303,3 millones de euros-, pero es una disciplina que cuenta con muchos aficionados. La cabra montés, el ciervo, el corzo, el gamo, el jabalí y el muflón son algunas de las especies más atractivas y sus precios varían en función de la temporada y la finca en la que habiten. Tras años de caídas del valor de estos animales por la crisis económica, su coste hoy va desde los 300 euros que cuesta un jabalí hasta los 4.000 euros de un lobo, pasando por los 700 euros que cuesta cazar un corzo o los 1.500 euros de un macho montés.
El gasto medio por cazador -el número de licencias concedidas ha caído durante los años de la crisis, pero aún ronda las 800.000 en toda España- ronda los 7.000 euros al año y el perro es una de las partidas más importantes. Su alimentación y su entrenamiento son clave para que después rindan bien en el campo. Otro gasto importante es el coto y su mantenimiento, que puede ir de los 2.000 a los 35.000 euros al año, dependiendo de las especies que haya en él, el número de socios o el personal que se necesita para mantenerlo.
Fuente: Expansión.com
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12 recomendaciones para la caza como herramienta de conservación
- Deben imponerse gravámenes obligatorios a los operadores de safaris desde los gobiernos para que puedan ser invertidos directamente en los fondos fiduciarios para la conservación y gestión.
- Se podrían adoptar sistemas de etiquetado de certificación Eco para los trofeos procedentes de áreas que contribuyen al bienestar de conservación de la biodiversidad y al respeto de los animales.
- Se deben hacer análisis de viabilidad poblacional obligatorios para asegurar que las capturas no causan la disminución de la población neta.
- Se debe prohibir el comercio de cualquier parte de los animales para evitar el mercado negro.
- Se debe dar prioridad a la financiación de las empresas de caza de trofeos instauradas (o arrendadas) por las comunidades locales.
- Deben crearse fideicomisos para facilitar la distribución equitativa de beneficios dentro de las comunidades locales y promover a largo plazo la sostenibilidad económica.
- Debe ejecutarse un muestreo científico obligatorio de animales cazados, incluyendo el tejido para análisis genéticos y los dientes para el análisis de la edad.
- Se debe enviar a los legisladores del gobierno revisiones de los individuos cazados cada 5 años, o menos, y planes detallados de gestión de la población antes de poder extender los permisos.
- Debe haber total transparencia y todos los datos sobre ejemplares cazados y cifras de dinero obtenidas deben ser publicados.
- Se deben enviar observadores independientes del gobierno a algunos safaris, elegidos aleatoriamente y sin previo aviso, para comprobar que se cumple la legalidad vigente.
- Los trofeos y permisos deben ser confiscados cuando se descubran prácticas ilegales.
- Debe haber cazadores profesionales y rastreadores asegurando la correcta realización de las cacerías.
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