Volando en un Paratrike
Entrevista exclusiva a Germán Bracci, publicada en Revista Aire Libre 25. Por Cailé Baraldo Queijeiro.
En EXPO AICACYP AIRE LIBRE tuvimos la oportunidad de conocer a Germán Bracci, piloto de Paratrike, un deporte extremo que se practica en nuestro país y que recientemente realizó una movida increíble en la ciudad de San Pedro, en plena ruta 9 a mitad de camino entre Rosario y Buenos Aires.
Alli estuvimos para aprender un poco más de esta actividad.
¿Que es el Paratrike y porque se llama así?
Es un producto derivado del paramotor, donde éste a su vez deriva del parapente, también conocido como vuelo libre ya que no utiliza ningún elemento para propulsarse. Es la combinación de un parapente como medio de sustentación, un motor, como medio de empuje y un carro o trike donde se montan sillas, motor, instrumental y otros para conformar una pequeña “aeronave”. Esta conjugación de parapente + trike crea lo que denominamos: PARATRIKE
Ahora bien ¿Que es un parapente ?
Un parapente es básicamente un ala flexible. Sus orígenes se encuentran en el paracaídas y comienza su desarrollo a finales del siglo XX. A diferencia de un avión el tipo de vuelo es pendular, lo que significa que el piloto tiene control directo en solo dos de los tres planos de vuelo: alabeo (con el peso del piloto y los frenos) y cabeceo (con los dos frenos simultáneamente y con el acelerador); la guiñada, por lo tanto, al carecer de cola, queda fuera del control del piloto.
La fabricación de un parapente hoy en día se sigue realizando en forma artesanal pero con la precisión de los equipos modernos de corte y costura x CNC. Un parapente puede llegar a tener hasta 1000 paños por coser, según el modelo y su tamaño. Los materiales utilizados son compuestos y pueden resistir altas cargas de peso y presiones. Se presentan con superficies que alcanzan los 42 mts cuadrados, para versiones de trike, soportando hasta 400 kgs, sumando a estos lo efectos de las fuerzas “G” que interactúan en el vuelo y las maniobras.
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¿Porque el trike con motor ?
La ansias de vuelo, la comodidad y la seguridad tanto para el piloto como para el caso del pasajero, en las opciones de equipos biplazas, ha dado dado la necesidad de crear un carro o trike. Es una estructura metálica, que la podemos llamar fuselaje, colgada del parapente a través de anclajes (mosquetones) donde se monta el motor, las sillas, todo el instrumental y paracaídas de emergencias, conformando de esta forma una pequeña “aeronave” liviana y muy versátil. Al estar sentado, dentro de una estructura metálica, pero a la vez abierta, nos da una posibilidad de mantener la sensación del vuelo al aire libre agregando seguridad como condimento. En Argentina hay desarrollos muy interesante que mantienen estas características, pero no debemos caer en la tentación de la construcción casera, debido a la cantidad de factores que se deben contemplar en estos equipos como ser: centro de gravedad, pesos, punto de rotura, peso y demás que pueden garantizar un accidente con solo rodarlo en el campo.
¿Cómo es un día de vuelo en tu escuela?
Llegamos normalmente al campo de vuelo por la tarde, con esas ansias, de querer empezar a compartir con amigos, pilotos, alumnos, instructores y familia: anécdotas, mates, y los preparativos para dar comienzo. Miramos el cielo, las nubes, sentimos el viento, pero principalmente chequeamos el clima a través de diversos programas y páginas, para quedarnos tranquilos, que la meteorología no nos juegue una mala pasada. La lluvia y el viento intenso, no terminan siendo unos buenos compañeros, para esta experiencia frustrando muchas veces nuestro anhelo.
¿Y la seguridad?
Antes de cada salida revisamos una y mil veces el equipo. Le damos a nuestros alumnos la charla de seguridad previa que transcurre siempre con la ansiedad de todos para que termine y se puedan sentar en el paratrike (el motor ROTAX 503 en mancha y regulando), chequeamos la comunicación por radio, una revisión final y visual de la pista y luego, acelerador para comenzar a carretear.
Y a volar…
Cámara en mano los pasajeros que han contratado un bautismo de 15/20 minutos se dejan llevar con un ascenso suave (pero firme y constante) que va ganando altura, junto con el vaivén propio del vuelo pendular; y la caricia de algo más… que una brisa que quiere jugar con nosotros, y ser cómplice en esta travesura mágica (casi onírica), que seguro jamás olvidarán.
¿A que altura?
En algunos casos van desde los 150 a los 600mts. Allí comenzamos a realizar maniobras: giros, de 180 y 360 continuos, con cambios de sentidos y velocidades; e inclusive, rasantes, a 1 mts del suelo, como para darle un toque de adrenalina y otros condimentos. Es normal encontrarnos con fenómenos atmosféricos: térmicas ascendentes, descendentes, bajas de presión, fuertes vientos; lo que hace que muchos casos, se ponga un poco movido el asunto.
Luego de ese vuelo comienza el regreso y el aterrizaje, tan emocionante como el despegue. Todo comienza con la notificación por radio. Luego el paulatino descenso, acompañado de la maniobra utilizada en el mundo aeronáutico: inicial, básica y final: pautas de seguridad necesaria, para el correcto desarrollo de la jornada. Las ruedas tocan tierra; un corto carreteo; el motor en ralentí o ya apagado; los frenos, en su máxima configuración; y el parapente, acostándose suavemente detrás del equipo, terminan dando la campana final de esta aventura.
En resumen una experiencia que sin lugar a dudas muchos quieren volver a repetirla y al toque de bajar comienzan a planificar un próximo encuentro, que será la excusa perfecta, para seguir disfrutando de este hermoso deporte extremo: llamado PARATRIKE.
CONTACTO
Escuela: XAir Aventuras
Piloto: German Bracci
www.QuieroVolar.com.ar
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