El pasado 3 de junio finalizó la 67° edición del Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway.
Con la participación directa de Ernest Hemingway, y por iniciativa del Club Náutico Internacional de la Habana, en 1950 se organizó un torneo de pesca internacional con la cooperación de la Corporación de Turismo, entregándose como trofeo una hermosa copa de plata donada por el propio Hemingway.
El torneo se ha convertido ya en una verdadera tradición para quienes no pueden vivir sin la emoción de lidiar enormes peces de pico bajo el inclemente sol de Cuba.
La permanencia y regularidad de este certamen lo sitúan como el tercero en antigüedad del mundo, solo superado por la Copa Mundial del Atún en Nueva Escocia y el Torneo del Sábalo en México.
Sin embargo, sería imposible repasar estos 67 años de pesca sin delimitar los tres grandes momentos que ha vivido el certamen, recorrido imprescindible para entender lo que es hoy un verdadero espectáculo, esperado tanto por los pescadores como por quienes, desde tierra, sueñan una y otra vez con atrapar agujas.
LA ETAPA CLÁSICA
La primera largada oficial fue en 1950 y el principal atractivo lo constituyó el propio Hemingway. Era ya un pescador reconocido en los mares noroccidentales de Cuba y un consumado escritor, así que su presencia prestigiaba la iniciativa. Además, él mismo había donado la Copa Hemingway, que recibiría el primer equipo que ganase la competencia en tres ocasiones.
Esta fue la época del Big Five, grupo integrado por los más aristocráticos clubes habaneros (Miramar Yacht Club, Havana Yacht Club, Vedado Tennis Club, Havana Biltmore Yacht and Country Club y Casino Español), los cuales, unidos al Club Náutico Internacional de La Habana (CNIH), fueron los principales animadores de la justa en su primera década de vida.
Durante los once años iniciales, el certamen definió claramente sus reglas, esencialmente las referidas al tipo de sedal a utilizar –número 15, con 50 libras de resistencia- y a la obligatoriedad de que el pescador lidiara con el pez en solitario hasta acercarlo al bote para ser subido a bordo.
Para entonces Hemingway ya era vicepresidente de la International Game Fish Association (IGFA) y velaba celosamente por la observancia de todas las reglas internacionales durante el Torneo. Bien visto, su nombre estaba en ello.
Como dato curioso, Papa terminó por quedarse con el trofeo que él mismo había donado, al ganar de forma consecutiva en los años 1953, 1954 y 1955, luego de las victorias aisladas del Miramar Yacht Club y el Biltmore Yacht Club en las primeras ediciones.
La Bahía de La Habana fue el escenario central del torneo durante su primera década, y solo se trasladó hacia la Villa de Barlovento (sitio donde hoy se ubica la Marina Hemingway) en 1960, fecha que marcó el fin de la concepción aristocrática de la lid. Ese mismo año se produciría uno de los momentos icónicos del Torneo, cuando el viejo escritor, quien ya no vivía en Cuba, se encontró con el entonces Primer Ministro cubano, Fidel Castro, quien terminó llevándose el premio de esa edición.
HEMINGWAY NACIONAL
En los años 1961 y 1962 no se realizó el torneo, que fue retomado a partir de 1963 con carácter estrictamente nacional. Hasta 1977 contó como principales promotores con la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y el Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER).
En esa etapa fue notable la representación sindical entre los competidores, en tanto los niveles de participación ascendieron hasta los 120 botes. Ello estuvo acompañado también por un evidente “descenso en los niveles de captura”, según afirma el periodista Ismael Almeida, quien por años ha seguido la pista del certamen.
Sin dudas, esta etapa marca un acercamiento popular al tema de la pesca deportiva, como parte de la política de masividad implementada por el INDER, lo cual posibilitó el incremento del gusto por un deporte que antes era parcela exclusiva de quienes podían pagarse el lujo de pescar por mera diversión.
Además, el carácter nacional del Hemingway hizo posible que se afianzara el torneo nacional de pesca como una manera de clasificación al más antiguo certamen piscatorio de Cuba, característica que se mantendría por años hasta que en 2008 fue cancelado.
Durante esos años, y amén de posibles contradicciones, es imposible desconocer que la versión local del torneo mantuvo viva la competencia y las tradiciones culturales que le han rodeado, sedimentando las bases para la participación cubana en lo que, a partir de 1978, volvió a ser una competencia internacional.
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EL REGRESO DE PAPA
Con las medidas tomadas por James Carter se levantó la prohibición para que los estadounidenses visitaran Cuba, y fueron muchos los que, cargados con avíos de pesca, hicieron su irrupción una vez más en el torneo de pesca deportiva.
Dicha apertura significó una explosión de participantes, quienes coparon “los canales de la Marina Barlovento –la Villa de la Aguja la llamaron entonces–, y la población de peces de pico en la Corriente del Golfo sufrió una sensible disminución”, según explica Almeida.
Si bien el carácter internacional del certamen se mantiene hasta hoy, sus ediciones han tenido que enfrentar las variaciones en la política de Estados Unidos ante la participación de sus ciudadanos. Mas, el nivel y el respeto acumulado en ese tiempo posibilitó que se comenzaran a reunir también embarcaciones de lugares tan distantes como Japón o Sudáfrica.
Un punto importante dentro de esta última etapa lo marca la fundación en 1992 del Club Náutico Internacional Hemingway de Cuba (CNIH de Cuba), que ha desempeñado un papel esencial en la promoción de la pesca deportiva en el país.
Dicha institución acoge todos los años el torneo, posibilitando un ambiente de camaradería entre los pescadores, al tiempo que potencia las relaciones de amistad entre los clubes náuticos y publicaciones especializadas.
Bajo su auspicio, y especialmente con el apoyo del actual Comodoro, José Miguel Díaz Escrich, se introdujo en 1997 y con carácter irreversible la modalidad de Tag and Release (marcar y soltar) con el fin de proteger a las agujas, además de cambiar el sedal reglamentario, disminuyendo la resistencia del mismo de 50 a 30 libras.
Por su reconocimiento internacional, la IGFA determinó en 1999 que el Hemingway fuera considerado clasificatorio para la competencia de pesca más importante del milenio: el Torneo Internacional de Campeones Rolex/ IGFA, que tuvo como escenario a Hawái en marzo de 2000. El boleto al evento fue ganado en aguas cubanas por la embarcación estadounidense On Course.
En estos 67 años, la tradición y la excelencia deportiva del Torneo Internacional de Pesca de la Aguja Ernest Hemingway han conseguido ganar un espacio significativo entre los amantes y admiradores de la pesca, pero, sobre todo, han creado un aura de misterio sobre la relación que se establece en ese preciso instante en el que hombre y pez luchan en los extremos opuestos de un carrete
(*) Adaptación del artículo de Julio Batista Rodriguez en Revista Cuba Contemporánea
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