La columna de Andrés Verde en Revista Aire Libre
“Cuando un arquero tira por diversión, está en plenitud de sus facultades; cuando tira por un brazalete de bronce, se pone nervioso; cuando tira por un premio en oro, comienza a ver dos dianas…” Chuang Tseu
El ser humano posee dominancia lateral de miembros superiores, de miembros inferiores y de ojos; que se definen aproximadamente entre los 5 y 6 años de edad, y que son independientes entre sí, por lo que pueden coincidir en lado o estar cruzadas en una misma persona.
Generalmente la mayoría de los individuos son concientes de su mano hábil, con la que escriben o manejan instrumentos de precisión; y de sus pié hábil, con el cual patean una pelota. Pero pocas personas son concientes de su dominancia lateral de ojos, aunque la utilizamos en cada actividad que implique la vista o coordinación ojo/mano u ojo/pie.
Nuestro sistema de visión es binocular, con los ojos al frente de la cabeza en un plano frontal, como la mayoría de los depredadores en la naturaleza. Ésta configuración posibilita el foco sobre un objetivo y la visión tridimensional.
El sistema es dirigido por el ojo dominante que determina dirección y foco, mientras que el otro ojo lo sigue proporcionando mayor amplitud de campo visual y una segunda imagen que posibilita la percepción tridimensional al ser procesada la información en nuestro cerebro.
Los miembros superiores pueden aprender el gesto de tiro y lograr maestría en la ejecución en la posición de diestro o de zurdo indistintamente en la misma persona, al igual que los miembros inferiores.
En el tiro con arco es recomendable ejecutar con ambos ojos abiertos, por esa razón lo que determina si somos diestros o zurdos es la dominancia lateral de ojos, ya que no podemos forzarla en el aprendizaje sin perder rendimiento; por eso la mejor opción es respetarla y seguirla desde los primeros tiros.
Existen varias pruebas de dominancia de ojos. La mayoría fueron pensadas para ser evaluadas por la misma persona que está ejecutando la prueba, pero eso trae aparejado un gran margen de error, ya que el resultado muchas veces es forzado inconcientemente por el mismo individuo.
Hay una tendencia muy marcada en las personas a querer que sus dominancias de manos y ojos coincidan. Como casi todos conocen su dominancia de manos y desconocen la de sus ojos, inconcientemente la balanza se inclina hacia el lado de la primera en las pruebas autoevaluadas. Por eso recomiendo que la evaluación sea tomada y evaluada por un instructor reconocido, o en su defecto por otra persona idónea que nos asista.
La prueba consiste en juntar ambas manos abiertas formando un ojal entre ellas. Y con los brazos estirados enfocar la nariz de nuestro evaluador manteniendo ambos ojos abiertos (foto1).
Desde la visión del instructor, es muy simple entonces determinar que ojo se está empleando para mirar a través del ojal, siendo ése el ojo dominante (fotos 2 y 3). Se recomienda repetir la prueba un mínimo de tres veces consecutivas antes de sacar conclusiones.
A medida que se repite la ejecución de la prueba esta va perdiendo efectividad, debido a un proceso de “aprendizaje”, siendo factible forzar el resultado por una persona experimentada. En esos casos, un instructor avezado, contará con diferentes variantes para contrarrestar el efecto de acostumbramiento a la prueba.
(*) Lic. Andrés F. Verde, entrenador de tiro con arco desde 1998, 14 veces Campeón Argentino (Longbow). Integrante de la Selección Argentina de tiro con arco.
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