Cada vez son más las que se suman a este deporte.
Nota de Néstor Saavedra para Revista AIRE LIBRE
–¿Me podés decir cuánto cuesta la salida de pesca con vos como guía en la lancha, Ramón? Somos tres.”
–¿Quién viene? ¿Tu esposo y tu hijo?
–No. Tres amigas que vamos a pescar. Y queremos un asado al mediodía también.
Este diálogo, que años atrás era impensado, cada vez resulta más común. Es que la mujer se ha desinhibido y ocupa lugares en la sociedad que estaban reservados culturalmente para los varones. Presidentas, jueces, árbitros de fútbol, corredoras de auto … y pescadoras.
¿Décadas atrás las damas no pescaban? Falso. Cuando miramos, por ejemplo, las antiguas fotos del Club de Pescadores, tan bien conservadas, encontramos muchas pescando. Eso sí: o se trataba de concursos entre ellas o pescaban con sus esposos o padres. Nunca en pie de igualdad con el hombre.
Las viejas revistas, que también nos permiten tener un panorama de cómo era la pesca años atrás, casi no muestran fotos de damas caña en mano. La razón es que eran muy raras las mujeres que pescaban. Recuerdo alguna tapa de la pequeña hija de la actriz Eva Franco en la revista Pique, en 1944, y a la propia gran intérprete pescando con su esposo corvinas en el interior de ese ejemplar.
Me acuerdo también de una tapa de la revista Weekend, en la década de 1990, en la que Rafael Guglielmi había fotografiado a una chica con una tararira tornasol en Uruguay: era el comentario de todos los pescadores y no porque la dama fuera sexy.
A partir de vuelta a la democracia en 1983, la mujer fue ganando independencia de acción. La ruptura de la familia tradicional, donde se casaba, dejaba de trabajar, se dedicaba al hogar y el marido sostenía el conjunto, la ubicó en otros sectores sociales. Por supuesto no fue ajena a ellos la diversión.
Perfil de pescadora
En mis más de cuarenta años pescando y cerca de treinta como periodista de este magnífico pasatiempo, tuve la oportunidad de pescar con muchas mujeres. Esto me permite llegar a algunas conclusiones derivadas de la observación:
- Para las pescas finas son excelentes. Por una cuestión de contextura física, y generalizando los datos, no poseen tanto poder anatómico como el hombre para largos lanzamientos ni peleas con peces gigantes. Por el contrario, son muy sensibles para pescas de peces difíciles de clavar, por su tamaño pequeño o su forma de comer, como la boga.
- Resultan ideales para la pesca con mosca. Aprenden a castear con mucha facilidad y su casi siempre innata habilidad manual las convierte en buenas atadoras.
- Suelen triunfar cuando el pique está difícil. Son tenaces, resisten muchas horas repitiendo una acción, pero también son inquietas como para cambiar (de lugar, de carnada, de señuelo, de plomada, etc.) en la búsqueda. En 1999 fui con una amiga que amaba profundamente la pesca a hacer una nota a Reconquista para la desaparecida revista Aire y Sol. Había dorados y se cansó de pescar. Mejor dicho, “no se cansó” de pescar. Habíamos viajado toda la noche en ómnibus y pescado todo el día: cuando el guía insinuó que la nota estaba hecha, y tenía razón, ella insistió en que nos quedáramos un rato más. Siguió pescando dorados. Caía el sol. Le pidió al guía un rato más. Se hizo de noche. Quería seguir pescando con carnada. Volvimos a la casa en la isla para pernoctar y le rogó al guía que, después de cenar, nos llevara un rato a hacer pesca nocturna. No era una casualidad. En varias salidas mostró una pasión sin límites.
- Cuidan la naturaleza. Su femineidad las lleva a apostar por la vida y, por lo tanto, fácilmente aprecian la pesca con devolución, como también la protección del medio ambiente. No tiran objetos al agua ni dejan fuegos encendidos. Por el contrario se enojan o ven mal las situaciones en que se destruye la casa de los peces.
- Su prolijidad les juega a favor. Indudablemente, la pesca, como toda disciplina, exige un orden. Aunque pasaron más de veinte años, no olvido la caja de pesca de una señora amiga: reluciente y con cada pequeño compartimiento ocupado exclusivamente por un elemento de pesca bien determinado. Cualquier objeto por más pequeño que fuera, que necesitara rápidamente, lo encontraría al instante. Incluso, había colocado los que más usaba más a mano, priorizando el espacio físico interior.
Mirá también: Giselle Fontanaza, guía de pesca
A medida que el tiempo pasó, las mujeres comenzaron a organizar sus propias excursiones de pesca y a reunirse para participar en conjunto en torneos libres, como las fiestas nacionales que se realizan en el Litoral y la Mesopotamia.
La demanda creciente de excursiones para damas o, por lo menos, mixtas, pero donde se sintieran a gusto, hizo que la agencia Pescaventura, una de las más grandes y antiguas de Brasil, creara un departamento especial de atención de mujeres. Andrea Sousa de Avila Assis, socia de la empresa, se hizo cargo. Tiene una sólida formación en turismo, por la Universidad Latinoamericana, y practica este deporte desde que una casa de pesca la contrató para organizar, también, un departamento de excursiones. A los pocos meses de iniciar su trabajo fue a pescar a un barco hotel en Amazonas. Quedó extasiada con la experiencia y le sirvió para vender “en primera persona”, asesorando a las mujeres sobre equipos, peces y pesca con pasión. El baitcast la capturó para siempre, al igual que ríos como el Guaporé o ambientes como el Pantanal.
Con la empatía que permite ser del mismo sexo, comenzó a seleccionar los lugares de pesca en que los guías estuvieran capacitados para atender los requisitos de las pescadoras. No hay margen de error.
Vale aclarar que Andrea es esposa y mamá, sin que esto entorpezca su tarea.
En la Argentina conocemos a algunas guías, como Giselle Fontanazza, a quien entrevistamos para la revista número 26, y Natalia Noel Gómez, que durante algunos años guio en la selva boliviana y en Mendoza y el sur de nuestro país.
Natalia nos cuenta: “Para mí, la pesca es un estilo de vida y la vivo con el mismo amor que les tengo a mis hijos. Pesco desde los cuatro años, aunque al año ya me llevaban en la lancha. Me meten en una ciudad y me muero. Quisiera vivir al lado de un arroyo, de un lago, donde haya agua. Eso sí: habría que cambiar la cultura, porque se entiende a la pesca como algo de hombres y no es así. Yo no tengo problemas, porque fui criada para estar en la naturaleza, pero debe ser difícil para las mujeres que no tienen este estilo de vida. No tengo problemas en armar una carpa en medio de un vendaval, porque sé que la paz de estar en algo natural no se compara con nada, máxime si estas con tus seres queridos.”
Mirá también: Celina Rucci – La Reina de las Pescadoras
La punta de Santa Fe
En Reconquista, Santa Fe, se realizó este año la duodécima edición del Concurso de Pesca Variada Embarcada para Mujeres. A lo largo de estos años, se han formado sólidos grupos de damas, algunos de los cuales se nuclearon en peñas, en las que realizan habituales reuniones y salidas de pesca, como, por ejemplo, Las Guerreras del Río y Las Anacondas, de dicha localidad o Las Brujas de Avellaneda, ciudad vecina.
El podio de torneos para damas se completa también en Santa Fe, con el Concurso Pesca de Mujeres en Villa Ocampo. El año pasado participaron casi cien lanchas y tuvieron mucho tino en machacar el lema: “No a la trata de personas, no a la violencia de género”. El otro evento anual de la provincia es el Concurso de Pesca Embarcado para Mujeres, en Romang, los meses de junio.
Algunas de las demás competencias libres tienen premios especiales para damas, muchas de las cuales superan, incluso, la pesca de gran cantidad de competidores masculinos. Desconozco de concursos para mujeres en otras partes del país. ¿Será porque no hay suficiente cantidad de mujeres para participar o porque nadie se atrevió aún a dar el primer paso? Es curioso que no haya torneos de esta índole ni en el mar, ni en pesqueros cercanos a las grandes urbes, donde viven muchas mujeres pescadoras, ni en Patagonia o las lagunas con pejerrey.
No creo que las mujeres deban recibir un alojamiento o guiada mejor que la que se les brindan a los varones. Sin embargo, la cultura indica que deben ser tratadas con cierta delicadeza y atención.
En el caso de un guía de pesca, mínimamente esperan que la lancha esté limpia, ordenada, con los asientos en buen estado. Por supuesto que el baquiano debe tratarlas con corrección y respeto. Y exactamente lo mismo se aguarda del lugar donde van a dormir.
El último censo nacional indicó que existen casi tantas mujeres como varones en nuestro país. Entre los 20 y los 40 años, viven unos seis millones de damas. En esta época del mundo en que todos los ofrecimientos cada vez se segmentan más (canales de televisión, revistas, cursos, etc.), quizá sea tiempo de que se dirijan más productos para mujeres, como excursiones, guías e implementos de pesca nacionales. El que gane la primera, como en el truco, puede ganar la mano y la partida.
Impactos: 1035
Aurelio Sánchez Sciaini
Muchas Gracias. Club de Pescadores de Salto. Marzano 41. Rotonda del Balneario. Salto (2741). Pcia.de Bs.As. Argentina.