En Puerto Deseado se pueden disfrutar de cerca
Como cada año llegan a la Ciudad santacruceña los penachos amarillos. Allí anidan y multiplican su reproducción familiar.
Se trata de una colonia de aproximadamente 30 mil pingüinos de penacho amarillo y de Magallanes, que nidifican y cuidan a sus crías en Isla Pingüino, una de las áreas naturales protegidas por la provincia de Santa Cruz, ubicada a unos 20 kilómetros del centro urbano y accesible con una breve y vistosa navegación.
Deseado es el anfitrión privilegiado de la llegada y apareamiento de los reyes de las olas. El penacho amarillo comienza su arribo a la única colonia del hemisferio sur, donde el turismo tiene la gran posibilidad de conocerlos en su hábitat natural.
La Reserva Isla Pingüino es una de las áreas naturales protegidas en Santa Cruz, ubicada a 20 kilómetros del casco urbano de Puerto Deseado y accesible al turismo a través de una breve navegación. Allí se dan cita 2.000 pingüinos de penacho amarillo, que conviven con 30 mil pingüinos de Magallanes en la nidificación y cuidado de sus crías.
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La pequeña ciudad pesquera, al noroeste de la provincia de Santa Cruz, se convierte en el atractivo para toda la familia con la llegada paulatina de los simpáticos ejemplares de la fauna marina. La costa, transformada en gigantescas pingüineras, comenzó a poblarse de estos peculiares “pájaros niños”, de espaldas negras y pecheras blancas, que no pueden volar y sí, en cambio, nadan con la habilidad de los peces.
Los días que median entre la llegada del grupo y la postura de los primeros huevos, los pingüinos se dedican a la búsqueda y acondicionamiento de los albergues. Las parejas ya consolidadas localizan el viejo nido y se ocupan de remozarlo. Las parejas nuevas buscan un buen sitio para cavarse uno. Los pingüinos suelen mantener su pareja a lo largo de sus vidas.
Uno de sus principales atractivos de Puerto Deseado es contar con la única ría de Sudamérica, que tiene 42 kilómetros de extensión. El cauce natural del río Deseado que, al retirarse los glaciares hace 10 millones de años, fue invadido por el agua del mar, muestra un paraje de características únicas. Su descubrimiento fue casi por casualidad, alrededor de 1520, por Hernán de Magallanes en su travesía de circunvalación en busca del ansiado paso hacia el océano Pacífico.
Las posibilidades de recorrer la costa son varias. Los circuitos incluyen bicicleteadas e itinerarios náuticos, los más recomendados para poder apreciar la monumentalidad del paisaje, que se combinan con caminatas y navegación. La costa norte de la ría es la que presenta la mayor cantidad de atractivos, por su topografía.
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