Un aviso de casi 100 años

Por qué el viejo Jones adquirió un “Colt”

La noticia circuló rápidamente, provocando un sentimiento de pesar entre los numerosos conocidos del viejo Jones. Los diarios relataban la cosa de la manera siguiente:

“El Sargento Raimondo, al hacer su ronda habitual, mirando a través de las vidrieras de la tienda del Señor Jones, vio a este atado a una silla y amordazado con un pañuelo. Como la puerta estuviera abierta pudo penetrar al negocio, libertar al pobre anciano de las ligaduras que lo torturaban, y enterarse de lo acontecido, que, desgraciadamente, no era nada más ni menos que la repetición de un hecho que con tanta frecuencia se repite de un cierto tiempo a esta parte. Faltarían pocos minutos para que dieran las veinte cuando, repentinamente, unos desconocidos hicieron irrupción al negocio; y después de haber imposibilitado al Señor Jones de la manera que queda descripta más arriba, extrajeron de la caja de hierro la suma de $.1.800.- saliendo después, tranquilamente, por la puerta que dejaron abierta.”

Hoy ya sabría el viejo Jones como recibir a los inoportunos y temibles visitantes, pues a la mañana siguiente del hecho cuya narración demos reproducido adquirió en la más próxima armería un revolver COLT

Este es el COLT que a Usted le conviene, le dijo el armero “constituye la mejor defensa de su negocio, de su lugar y de su persona”.

Este típico relato deberá convencer a Usted de la necesidad de munirse de un COLT de tipo que a Usted más agrade: Su armero podrá ofrecerle una extensa variedad de tipos y modelos.

Hasta aquí el texto del aviso publicitario de 1922 cuya imagen se reproduce al principio de la nota. 

Se imaginan hoy un aviso que diga: El ejemplo del ignoto comerciante debería servir para que todos los lectores comprasen un arma para estar protegidos. ¿Habrá que probar?

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