Base fundamental del desarrollo deportivo nacional.
Por Ricardo Rio para Revista Aire Libre
18 de enero de 2018. Los primeros inmigrantes suizo piamonteses que llegaron a nuestro país se instalaron fundamentalmente en la zona norte y central de la provincia de Santa Fé, y en la provincia de Entre Ríos. Fue en esta última que fundaron el primer Club de tiro de Sudamérica en el año 1851. El polígono rememoraba la costumbre y tradición helvética de promover al tiro como cultura ciudadana y patriótica, en defensa de su propio territorio. Así nació el Tiro Federal San José. Actualmente sus instalaciones intactas nos recuerdan a los más modestos polígonos, entre los 1400 con los que cuenta Suiza hoy en día.
Y fruto de esta tradición nace el escudo de los Tiro Federales: la cruz helvética de los cinco cantones suizos. Desde ese momento y en toda ciudad en que se afincaba un suizo, se fundaba un nuevo Tiro Federal.
Como muchos recordarán, la generación de 1880, con Roca a la cabeza, buscaba darle contenido y presencia institucional a un territorio que estaba finalizando décadas de caudillismos, guerras con países limítrofes y comenzaba a recibir corrientes inmigratorias diversas. En un contexto general de políticas que buscaban darle fisonomía a una ciudadanía mayoritariamente extranjera, la “argentinización” de los nuevos pobladores fue una política central. Una de las estrategias fue promover prácticas de tiro ciudadano en procura de capacitar a la mayor cantidad de pobladores en el adecuado uso de las armas de fuego. La finalidad era conformar una masa crítica de ciudadanos que pudieran tomar las armas en defensa de las instituciones de la República, o bien defender nuestro territorio de posibles amenazas externas.
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Así se fundaron varios Tiros Federales en cada una de las provincias de nuestro país, llegando, en su momento, a contabilizar un máximo de 124 con plena actividad y en simultáneo. Por supuesto que estas instituciones no se encontraban ajenas a las internas del poder. Roca, que proponía una línea de dura formación militar – a pesar de ser aplicada a civiles – se contraponía con la postura “civilista” de Bartolomé Mitre. Esta puja tuvo su pico de tensión entre 1890 y 1910, tiempos en que ambos próceres compartieron la Junta Directiva del Tiro Federal Argentino de Buenos Aires.
La disputa tuvo un final salomónico que fue muy auspicioso para los años por venir. Si bien se reglamentó el servicio militar obligatorio, las políticas de tiro ciudadano que se aplicaron llevaron la impronta civilista de la Helvecia clásica. “Aquí se aprende a defender a la patria”, se lee en todos nuestros Tiros de Federales, recordándonos que el objetivo de las prácticas de tiro es por el bien de la República y por sobre los intereses individuales de quienes lo practican.
De este modo los Tiros Federales se convirtieron en los centros neurálgicos donde todos los ciudadanos podían hacer prácticas de tiro deportivo, orientados a la defensa nacional. Lugares donde los ciudadanos no sólo cumplían con la Ley sino que velaban por ellas, convirtiéndose así en lugares de máxima confianza ciudadana.
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Edad de oro del tiro deportivo 1910 – 1960
A nadie escapa que durante estos cincuenta años el tiro deportivo nacional tuvo su época más gloriosa. Campeones mundiales, medallistas olímpicos, Presidentes tiradores, campeonatos internacionales realizados en Argentina y un impulso que mostraba al tiro entre los deportes más populares de nuestro país.
Previo a esta época y núcleo central de las décadas por venir, hace exactamente 120 años se inauguraban las instalaciones del Tiro Federal Argentino de Buenos Aires, en su primera locación en la zona de Palermo, más precisamente en la intersección de las Avenidas Dorrego y Alcorta. Si bien la institución se fundó en septiembre de 1891 y sus primeras oficinas funcionaron en la zona de Av. Corrientes y San Martín, solo recién a partir de 1896 se contaría con un polígono propio. Fue inaugurado con un importante concurso denominado INAUGURACIÓN DEL STAND Y POLÍGONO que se realizó entre los días 22 al 29 de marzo 1896.
120 años después sus polígonos e infraestructura, hoy emplazados en el barrio porteño de Núñez, con 17 hectáreas de extensión, únicos por tamaño y calidad en Argentina y Sudamérica, son el escenario obligado y el Estadio Nacional del Deporte de Tiro. Su sede social, hoy motivo de litigio con las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, fue declarada Monumento Histórico Nacional, mediante Decreto Nº 1680 del 27 de diciembre de 2005.
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Nacen los problemas, madre de todos los prejuicos
Durante cincuenta años el tiro deportivo se constituyó en un deporte socialmente aceptado y completamente ajeno a cuestiones propias de la política, la defensa personal o la inseguridad. Sin embargo las constantes convulsiones sociales que surgieron a partir del derrocamiento de Juan Domingo Perón, en 1955 condicionaron severamente con miradas suspicaces, propias de pensamientos extremos, a todos los que acudían a los polígonos.
Como resumen de lo grotesco de estas miradas extremas podríamos ejemplificar esos vaivenes: durante la última dictadura militar, quienes practicábamos tiro deportivo éramos posibles subversivos. En el Gobierno de Raúl Alfonsín, los mismos tiradores deportivos comenzamos a ser mirados como pro militares o mano de obra desocupada. Durante el menemismo, las armas fueron consideradas por muchos como bienes suntuarios, razón por la cual los legítimos usuarios de armas, fuimos catalogados de pertenecer a un estrato social elitista y de derecha. A lo largo de los últimos 12 años, pasamos de ser ciudadanos responsables, a ser considerados los responsables de la inseguridad social y la violencia interpersonal; porque “tener un arma es tener un problema”.
Incluso durante todo el proceso que implicó el Programa de entrega voluntaria de armas de fuego, pasamos de ser consultados como referentes acerca de oportunidades de mejoras para recibir armas para su destrucción; a ser excluidos completamente de todo diálogo constructivo. No hace falta señalar las inconsistencias que se observaron luego, en la administración de las armas entregadas para su destrucción y que, finalmente, habrían tenido otros destinos.
Conversando con un Juez Federal de la provincia de Buenos Aires, tirador deportivo y que por motivos evidentes me pidió excluir su nombre, reflexionaba días pasados: “¿Quién va a entregar un arma en una Comisaría? Ya bastante desconfianza genera entregarla al RENAR.” En este proceso de prejuicios y restricciones, las presiones normativas inconducentes llevaron a los tiradores deportivos, y sus clubes, a momentos de asfixia completamente innecesarios toda vez que la inseguridad y la violencia interpersonal recorren otros caminos. Ciertamente no los de la legalidad.
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El deporte, piedra angular del sostenimiento de los Tiros Federales
Más allá de este recorrido histórico sufrido los últimos cincuenta años el tiro como deporte, ha sido el gran sustento de los Tiros Federales. Los clubes, a pesar de todo, han subsistido con notable capacidad de adaptación a las nuevas normativas, dando en todo momento muestras de notable civilismo. Afortunadamente, y a pesar de fuertes resistencias de sectores pro desarme, la Secretaria de Deportes de la Nación de la administración anterior, apoyó fuertemente a los tiradores argentinos por entenderlo como un deporte estratégico. Es cierto que este apoyo se acotaba a disciplinas olímpicas, afectando al resto que no lo eran. Apoyo parcial, pero apoyo al fin.
Hoy en día el Tiro deportivo sigue siendo considerado estratégico por varias razones: sigue habiendo Tiros Federales en todo el país, el programa Centros de Desarrollo de la Secretaria de Deportes y el programa 2018 del Ente Nacional de Alto Rendimiento han poblado de modo tupido todos los clubes del país.
Mucho bien se le podría hacer a los Tiros Federales aplicando estrategias conjuntas entre los organismos que regulan la actividad, los que promueven las políticas deportivas y los que apoyan a los equipos nacionales desde lo económico.
Quienes somos tiradores deportivos, socios de clubes históricos y practicamos disciplinas de esparcimiento dentro de la legalidad, debemos saber acompañar todas las acciones que nos permitan sostener con inteligencia nuestros Tiros Federales mirando al futuro. Un desafío que ya está entre nosotros.
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