Un evento muy singular que se realiza en el Club Universitario de Arquería
Nota de Leonardo Killian para Revista Aire Libre
En la Ciudad Universitaria, en el porteño barrio de Nuñez, donde la ciudad se termina y empieza el río, se encuentra el Club Universitario de Arquería. Una vez al año, para la primavera, se realiza el Torneo de Arquería Medieval.
Catorce años ya lleva este curioso evento que convoca a más de cien arqueros de todo el país, de países vecinos y que ha merecido ser considerado “De interés cultural” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Es una jornada completa donde el club se transforma en una aldea medieval.
Arqueros y arqueras ataviados como guerreros de antaño pero también como brujas, mendigos, verdugos, magos, reyes y princesas. Vikingos, samuráis, navajos, ninjas, escoceses, monjes y émulos de Robin Hood, caballeros y soldados departen amablemente en esta curiosa República Feudal. Aquí nobles y plebeyos tienen el mismo rango. También democráticamente se vota al mejor ataviado que recibirá su justo premio, todo en un clima de fiesta y buen humor.
Hay puestos con artesanías. Trabajos en cuero, madera y metales nobles, pero también bebidas y comida. No pueden faltar las espadas, y por supuesto arcos tradicionales.
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A diferencia de los torneos formales, aquí las dianas tradicionales dan lugar a coloridos escudos, dragones, un monstruo aterrador que terminará atravesado por las mortales saetas y hasta un gigantesco castillo de tela que da fondo a este clima de fiesta.
En los últimos años han proliferado las “fiestas medievales”, duelos con espadas, armaduras y escudos. Las hay para exhibir ropa artesanal, cerveza o comida. Algunas son recreaciones musicales con instrumentos del medioevo y del renacimiento.
Sin duda hay una “moda medieval”, no solo en nuestro país. En la vieja Europa donde se conservan castillos de siglos de antigüedad es muy común.
¿Por qué todo esto?
Se ensayan varias respuestas, pero la más común va por el lado del “extrañamiento del pasado” Una suerte de idea romántica que idealiza el mundo de la Edad Media.
En realidad, el mundo medieval europeo tenía poco y nada de la edulcorada visión que da el cine y la literatura popular.
Todo tiempo pasado fue peor, de eso no hay duda. Solo basta ver cuál era el promedio de vida de esas gentes y, sobre todo, su calidad de vida. Era un mundo cruel y despiadado con poblaciones asoladas por el hambre, las pestes y la guerra. No es eso lo que se extraña.
Se dice que el confort de una vida invadida por la técnica y el stress de las grandes ciudades nos llevan a añorar esos tiempos donde todo era más simple y donde la naturaleza todavía era el medio donde vivía el común de la gente. La vida bucólica como contrapartida del mundo de las grandes ciudades actuales.
Puede ser, pero los que alguna vez fuimos parte de esos arqueros que, vestidos como guerreros medievales participamos en el Torneo de Arquería Medieval sabemos que lo que nos mueve es otra cosa y no es más que el espíritu lúdico. Aquello que vivimos en nuestra niñez donde la fantasía era nuestro mundo. No recreamos el duro mundo de los siglos medievales, si no nuestra perdida infancia y eso es lo que en esta jornada se festeja: el jugar a ser lo que soñamos, Robin Hood, Guillermo Tell, o William Wallace.
Este torneo es el más importante de América, por la calidad y por la cantidad de arqueros y arqueras que convoca y es un orgullo del Club Universitario de Arquería y de su Comisión del Torneo Medieval.
“Volver a ser niño otra vez” decía el poeta. Pues bien, una vez al año, los arqueros del CUDA y nuestros invitados, nos damos ese gusto.
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