En Lobos, Provincia de Buenos Aires: una opción cercana para una actividad emociante.
La actividad permite un incomparable contacto con la naturaleza. “Apto para toda la familia”.
Entre las actividades aéreas que se destacan dentro del turismo de aventura, están la práctica de parapente, de aladelta y los vuelos en planeadores. Estos deportes o pasatiempos tienen como finalidad hacer realidad esa especie de sueño ancestral de volar.
El parapente se practica al despegar de una montaña, aprovechando las corrientes de viento que suben por sus laderas para planear y ascender, logrando vuelos de larga duración, pero en Buenos Aires, se utiliza un sistema de remolque llamado TORNO, que es una soga de 1100mts de largo y se va recogiendo para que el parapente pueda tomar altura.
Lobos se ubica a 110 kilómetros de Buenos Aires, Saliendo desde Capital Federal. La ciudad con 30.000 habitantes, principalmente conocida por su laguna y su tradición pesquera, el aeroclub y el museo de ciencias naturales, tiene también un centro aerodeportivo. Un lugar preparado para compartir distintas actividades aéreas.
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Al llegar al campo de vuelo, uno queda asombrado, se ven muchas velas infladas con gran variedad de colores, gente de todas las edades jugando como niños y algunas familias que se alistan desde temprano para hacer su primer vuelo.
El lugar cuenta con una parrilla estilo campo, llamado “La Manga” en el que nos recibieron con comidas caseras, con opciones desde pastas hasta parrillada y sus deliciosos postres hacen un lugar diferente.
Llega el momento, se viene una charla de seguridad nos equipamos, los nervios están latentes, esperamos un viento enfrentado, vela inflada, dos pasos y en el aire, nuestros pies se separaban del suelo, el viento en la cara nos daba una sensación de libertad, el silencio y vista, llegando a los 400mts empezamos a planear, volamos por encima de los árboles en medio de un silencio absoluto, y al mirar hacia abajo se descubre que la vegetación se ha convertido en diminutos puntos verdes.
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Al principio, no vamos ni para atrás ni para adelante; el piloto estudia las térmicas, – esas corrientes cálidas que pueblan el vacío y que nos permiten mantenernos en el aire. No se puede negar que la experiencia despierta cierto temor, sobre todo si pensamos que nuestras vidas penden de unos hilos muy finos…pero resistentes.
La tensión cede cuando descubrimos que el vuelo es muy distendido y a poca velocidad, El aire tibio sobre la cara, le da la pauta al piloto que estamos en una térmica, empieza a girar y empezamos a ganar mucha altura, teníamos unos 800mts de altura. Junto nuestro, unos pájaros que parecían estar jugando. Se observa la laguna, vamos en esa dirección mientras el sol se va ocultando lentamente por el oeste. El cielo cambia de tonalidades en un tonos anaranjado y amarillo. Fotos y más fotos en un clima muy relajado, para llegar con mucha altura a la laguna.
Las condiciones meteorológicas que se dan en la zona de Lobos, resultan ideales para volar en parapente, no sólo para aquellos que desde hace años dominan la técnica del vuelo, sino también para los visitantes que se animan a volar por primera vez. No por nada la cantidad de pilotos y alumnos que ganan los aires se multiplican todos los años.
Aprender a volar
“Volar” es sin duda una de las respuestas que más se escucha cuando se le pregunta a alguien qué querría hacer en otra vida, pero ¿por qué esperar a otra vida cuando se lo puede lograr en esta? Cuando llega un visitante, una de las actividades que más despierta interés es volar en parapente. Gracias a esta filosofía de vida, mucha gente se ha metido y ha comenzado a familiarizarse con este mundo mágico de velas, alas, térmicas , dinámicas y, sobre todo, plumas. Uno puede tomar clase para aprender las técnicas del vuelo.
Cómo llegar: En auto, desde Capital Federal, son 110km por autopista y ruta, se llega al campo de vuelo ubicado en Ruta 205 Km 108
Combis: hay varias empresas que salen desde La Pata, zona de Obelisco y Alto Palermo a cada hora.
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