Vacaciones y pesca sin divorcio
Ambas pasiones del título pueden ir unidas, siempre que se las combine sabiamente. Algunas ideas para no quedarse sin pescar en el verano, pero tampoco fastidiar al resto de los acompañantes.
Por Néstor Saavedra para Revista Aire Libre
Para muchos pescadores, las vacaciones de verano son la única oportunidad en el año para pescar algunos días. Para otros, un buen complemento de las salidas con amigos de todo el año, ya que aprovechan el receso para compartirlas con los hijos, la esposa, la novia u otros familiares o amigos más propensos al descanso o la vida de playa, por citar dos clásicos pasatiempos.
Sea el caso que fuere, la pesca en vacaciones de verano es diferente a la del resto del año. Y para abordarla puede ser útil tener en cuenta algunas ideas, cuya práctica he ido perfeccionado, a fuerza de prueba, error y recomposición, durante los más de cuarenta años que hace que la practico.
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No ser el centro del mundo
Si vamos a aprovechar la oportunidad que nos brinda el verano para llevar a pescar a cualquier persona que no es fanática, concentrémonos en ella. Para un chico que quiere iniciarse o que solo pesca con su papá en vacaciones, no hay nada más triste que este se “olvide” de él y piense solo en su placer. Dediquemos ese momento a quien nos acompaña. Saquémonos el traje de fanáticos y coloquemos esa pesca en contexto: el objetivo no es sacar peces sino hacer sentir bien a quien por primera vez o, en rara circunstancia, está con la caña en la mano. Dediquémosle tiempo y con paciencia ayudémosle a disfrutar esas horas.
Adecuemos la salida a esa compañía: menos horas bajo el fuerte sol, más bebida o comida y, sobre todo, una modalidad accesible a un novato. Será muy difícil iniciarlo, por ejemplo, en fly o baitcast en esta oportunidad. Mejor empecemos con un simple mojarrero o una línea de fondo con un anzuelo. La satisfacción de haberse cumplido el ciclo (elección de equipo, encarne, pique, clavada, extracción del pez y su devolución) será mucho más rápida y segura cuanto más sencilla sea la pesca.
Protegerse de los agentes externos
En el Hemisferio Sur entre noviembre y abril, normalmente, hace mucho calor y el sol pega fuerte. Hay que proteger la piel y los ojos y, por tanto, usar pantalones largos, camisa de mangas largas, gorra, cuello, lentes y cubrir las zonas sin protección con cremas especiales contra los rayos solares. Tengan en cuenta que la pesca no permite sumergirse en el agua o entrar a un recinto con aire acondicionado, aunque puede haber paréntesis refrescantes.
También en muchas regiones es época de mosquitos, jejenes, viuditas, tábanos y otros insectos picadores o con aguijón. La cobertura con ropas livianas, de colores claros, ayuda muchísimo para evitar un aguijonazo o picazón. A veces hay que colocarse repelentes. Según el tipo de aplicación existen cremas, líquidos y sprays. Algunos combinan ambas funciones: repelen insectos y protegen la piel contra el sol.
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Combinar los gustos de todos
Como casi todo en la vida, las vacaciones grupales son más felices si prima el equilibrio en los gustos. Si no tenés la suerte de que toda tu familia sea fanática de la pesca, y querés pescar todo el tiempo, mejor viajá solo. De lo contrario, compartí los placeres y ellos serán también parte del tuyo.
Pasar tiempo jugando, comprando, yendo al cine o tomando mate en la playa, entre otras actividades, junta “matrimillas” para algunos días de pesca solo o con quien se quiera sumar. Sabio es no colocar una jornada de pesca ¡el primer día de vacaciones! Por el contrario, si te portás bien, verás que hasta el resto de la familia, sabiendo de tu pasión, te empujará a ir un día a sacarte ese gustazo.
Para este equilibrado momento de relax conviene elegir un lugar donde pescar pero que también la familia la pase bien. Ejemplo: si vas al Alto Paraná en enero o febrero y te alojás en un hotel sin piscina, probablemente, tu familia sufra horrores el calor, especialmente el día en que los dejes solo para irte a pescar. En cambio, si escogés un lugar donde ellos tengan diversión y vos aunque sea un hilito de agua para pescar, todo se equilibra. En recuerdo tenés algunas opciones como para armar esas vacaciones con pesca.
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Estar atentos a las disposiciones
En el verano argentino existen algunos lugares de pesca con restricciones. Por ejemplo, en enero no se pueden pescar tarariras en las lagunas bonaerenses los días hábiles. O el dique La Quebrada, en Córdoba, está en veda total para la pesca del pejerrey hasta fines de mayo de 2018.
A veces no se prohíbe la pesca sino ciertas modalidades o elementos del equipo. En la Patagonia, por caso, no se puede pescar con señuelos que tengan más de un triple o simple. Un turista que solo pesca en vacaciones quizá desconozca esta medida y sea sancionado por utilizar señuelos con dos triples.
Para no equivocarse y pasar un mal rato, siempre es mejor consultar los reglamentos y disposiciones provinciales o regionales, y sacar las correspondientes licencias de pesca. Lamentablemente, los organismos responsables suelen publicar sus reglamentos muy sobre la fecha o, incluso, no los difunden, lo cual suele crear confusiones y evitar planificaciones a largo o mediano plazo.
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Organizar las fechas con tiempo
Los buenos guías de pesca tienen una gran demanda durante las vacaciones de verano, especialmente en los grandes centros turísticos. Si recién decidís ir a pescar un día antes, probablemente no encontrés los mejores baquianos. Por lo tanto, lo ideal es hacer las reservas con antelación. Sin embargo, se juega un riesgo: que el clima no sea adecuado. Si las condiciones del tiempo no permiten embarcarse, un buen guía no arriesga y suspende la salida.
Particularmente hemos pasado muy lindas vacaciones en familia en las posadas del Paraná Medio y Alto Paraná, aprovechando que son ciudades que, en pleno verano, los turistas convencionales no eligen en primer término. Dotadas de buen confort y prolijos servicios de pesca son excelentes para pasarla en familia, alternando la pesca con actividades rurales, caminatas por la ciudad y ricas cenas. En estas posadas, la capacidad es generalmente limitada, pues no se trata de los grandes hoteles de la costa o de las ciudades turísticas de Córdoba o Bariloche.
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Llevar los equipos adecuados
No conviene excederse en peso en ningún tipo de viaje. En los medios de transporte se pagan multas por exceso, muy caras en los aviones. En el auto trae problemas. ¿Cuáles? No lleves objetos sueltos en el cockpit, pues un frenazo violento los transforma en proyectiles. No lleves objetos en el portaequipajes que superen las medidas autorizadas y que no se encuentren bien sujetos. Así que, si a los habituales muchos equipajes típicos de las vacaciones les sumás grandes dosis de equipos de pesca habrá problemas de espacio.
Entonces llevá solo lo que pensás utilizar, sin exagerar y buscando que se adecue a la pesca específica y a las personas que te acompañen, si querés que se entusiasmen. Y tomá en cuenta que las cajas estén bien cerradas, que los reeles estén en sus fundas, igual que las cañas y que estas vayan en sus correspondientes tubos. Todo bien ordenado para una pesca muy especial.
Las vacaciones de verano son especiales, no se repiten y cada una tiene su sabor. Organizarlas de la mejor manera nos ayudará a disfrutarlas mejor. Que la improvisación no sea hija del azar sino de la libertad es algo muy rico para evitar la rutina o el desgaste. Cuando la pesca es parte de ese combo veraniego ingresa un elemento que hay que saber manejar, porque, como es nuestra pasión de todo el año, podemos otorgarle un peso excesivo para nuestros acompañantes de esos días de recreación. Por eso, una planificación inteligente ayudará a pasar mucho mejor ese esperado período de descanso y felicidad.
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