Así fue creada la mayor red de Parques Nacionales en Sudamérica
Nota de Pascale Bonnefoy para The New York Times
Un águila sobrevolaba la única casa ubicada sobre un monte árido en la estepa del Parque Patagonia.
En el valle, cercano a la ciudad de Cochrane, la presidenta Michelle Bachelet anunció la creación de una amplia red de parques nacionales en Chile que va desde Hornopirén, unos 1150 kilómetros al sur de Santiago, hasta el Cabo de Hornos, la punta sureña del continente en la que Chile se divide en una serie de fiordos y canales.
El parque es proyecto de Kristine McDivitt Tompkins y su fallecido esposo, Douglas Tompkins, cofundador de las compañías The North Face y Esprit quien, a partir de 1991, invirtió 345 millones de dólares –casi toda su fortuna– en la adquisición de terrenos en la Patagonia. Mientras Bachelet hablaba de la creación de la red, McDivitt Tompkins volteó hacia arriba y se quedó sin aliento al ver el águila que sobrevolaba su casa: el código de radio de su esposo era águila.
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Tompkins falleció a los 72 años, en diciembre de 2015, después de un accidente durante un viaje en kayak. Meses antes, Tompkins Conservation, conglomerado de varias fundaciones creadas por la pareja, le propuso un acuerdo al gobierno de Chile: donaría más de 404.000 hectáreas de sus tierras preservadas y restauradas si el gobierno se comprometía a sumar terrenos adicionales para designar nuevos parques que juntos fueran parte de una red nacional patagónica.
El gobierno de Bachelet terminó por contribuir con poco más de 900.000 —más de lo propuesto por Tompkins Conservation—, además de designar cinco nuevos parques nacionales y de expandir otros tres. El acuerdo fue una de las pocas victorias para los esfuerzos de conservación en una región en la que la minería, la tala y la agricultura han puesto cada vez en mayor peligro a los ecosistemas y los bosques.
McDivitt Tompkins dijo en entrevista que el acuerdo representa “un modelo real para la conservación a gran escala y la creación de parques nacionales a modo público-privado”.
Junto con los parques ya existentes, quedó establecida una red que se extiende por 4,5 millones de hectáreas, más de tres veces mayor que la extensión conjunta de los parques estadounidenses de Yosemite y Yellowstone. Con ella las zonas de parque nacional chilenas crecieron en casi 40 por ciento, ampliando así las áreas protegidas para pumas, cóndores, flamencos y especies de ciervos en peligro.
Para abril de 2019, todos los parques estarán bajo el resguardo de la Corporación Nacional Forestal; uno de ellos será nombrado en honor a Tompkins. La red “no es buena solo para Chile, sino también para el planeta”, dijo Bachelet en entrevista. “Demuestra que no se requiere ser un país rico para tomar este tipo de decisiones. Solo requiere voluntad y coraje”. Sin embargo, hay sentimientos encontrados entre los habitantes locales. El alcalde de Cochrane ni siquiera acudió a la ceremonia de creación de la red de parques.
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Para llegar al Parque Patagonia, donde se realizó el anuncio a finales de enero, se tiene que viajar siete horas en auto al sur desde el aeropuerto más cercano, en Balmaceda, cerca de la frontera con Argentina.
El camino, principalmente de terracería, serpentea entre montañas imponentes flanqueadas por ríos de color turquesa y el lago General Carrera, de una extensión aparentemente interminable.
Praderas con guanacos –camélidos salvajes– dan paso a estepas y bosques, a aguas de un color azul profundo entre montañas majestuosas de picos nevados y a las puertas de campos de hielo y glaciares.
“Es una maravillosa coincidencia estar aquí en este día”, dijo John Rosenblum, el exdirector de la facultad de Negocios de la Universidad de Virginia, quien estaba visitando el parque con su hijo cuando se hizo el anuncio.
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