Fany y Matías
Tercera de la zaga de tres bonitas historias de amor donde la pesca es protagonista de uniones que están llenas de aventuras, viajes y buenos piques. Por Wilmar Merino para Revista Aire Libre.
Fany Salas y Matías Pavoni se la jugaron por amor, y por amor a la pesca. Así de sencillo. El ya tenía un nombre bien ganado. Bi campeón Sudamericano de pesca (y una vez Sub campeón), concursero avezado, guía reconocido en Berisso y uno de los pocos capitanes de IGFA de nuestro medio, un día decidió irse a escribir otra historia a su lugar en el mundo: Esquina. Y en ese dejar todo lo hecho para empezar de cero, estaba su ladera incondicional, compañera de vida, de pescas y cómplice en todo: Fany Salas.
Hoy ambos son pro staff de la firma Tech y han montado un lodge de pesca en Esquina donde hacen pescar turistas argentinos, brasileños y de todas partes del mundo en las más calificadas modalidades de pesca con artificial: baitcast y fly cast. Dejemos que ellos nos cuenten su historia:
“Lo conocí porque vivíamos a 5 cuadras uno del otro, en Berisso -dice Fany-. El era amigo de mi hermano, ellos iban al colegio juntos, y después de un tiempo largo ellos se dejaron de ver. Pero un día vuelve a casa y dije `epa, que grande que está Matías`. Empezamos a hablar y a salir. Teníamos 20 años. Hoy él tiene 32 y yo 33. A mí me gustaba pescar porque mi abuela vivía a dos o tres casas del canal Saladero (N de R: el canal donde salen las lanchas de pesca en Berisso) donde vivía Matías. Y yo ahí pescaba bogas. Cuando empecé a salir con Mati empecé a conocer otro tipo de pescas. En esa época él pescaba mucho en concursos, era federado, iba a los torneos provinciales, los nacionales, yo lo acompañaba mucho y aprendí a pescar con él en el Club Río de la Plata, en Ensenada. Me empezó a gustar la cosa concursera. Ydespués de una creciente grande del río, entró el dorado a Berisso donde hacía muchos años que no había, y los canales se llenaron de doraditos, y nos empezamos divertir con señuelos. De ahí él se fue a trabajar como guía a La Zona, en Concordia y él me llevó allá. Mi primer dorado fue de 15 kilos. A partir de ahí quería pescar siempre”.
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Matías es de naturaleza callada, prefiere que ella lleve la batuta del relato, pero asiente y sonríe cuando ella evoca los sucesos de su vida. Fany entra en un terreno más personal cuando cuenta lo que significó para ella la decisión de su compañero de irse a Esquina: “Yo soy profesora de inglés, tenía mi trabajo allá en Berisso, hacía muchos años que trabajaba en un colegio. Y Mati tenía su trabajo con el turismo de pesca. Nos casamos, vivimos juntos, yo lo ayudaba los fines de semana a preparar las lanchas, a recibir los clientes. Y un día me dice que le gustaba mucho Esquina y tenía su proyecto de venir a vivir acá. Y ahí apareció el amor, porque para mí fue una decisión difícil, muy dura, porque yo en Berisso tenía todo, mi trabajo, mi familia, y en Esquina no teníamos nada. Así que nos la jugamos. Deje de hacer mi profesión, acá no había nada, fue todo por pura fe. Y ahora se nos fue dando todo bárbaro y seguimos juntos siempre para adelante. Hoy tenemos un lodge de pesca con dos cabañas y estamos haciendo dos más”, dice de Río Lodge, el emprendimiento que regentean.
Matías resume el cambio: “Era algo muy loco porque yo tenía medianamente todo armado en Berisso y no era fácil desarmar lo que teníamos allá y armar algo totalmente nuevo acá. Tenía un nombre en Berisso y acá no era nadie. Eso contaba, pero nos largamos persiguiendo un sueño. Fany me acompañó en todo”, dice devolviendo gentilezas. En ese tiempo de transición de vida ambos se convierten en Pro staff de la firma Tech. “Nos encanta y estamos muy agradecidos a la marca que nos apoya, porque cuando ninguna marca apoyaba a a los pescadores Juan Pablo Gozio mediante Tech nos dio una mano grande y eso se lo agradeceré siempre”, dice Pavoni desde Corrientes.
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¿Está feliz Fany con el cambio?. Si, decididamente: “Acá no tiene nada que ver con lo que es el Río de la Plata, acá salimos todo el año haya el clima que haya. Y hay de todo, se trabaja mucho, desde mediados de enero hasta el 30 de noviembre, porque después empieza la veda el 1 de diciembre. Estamos re felices los dos”. Y la felicidad es total porque “Después de 12 años juntos, estamos esperando una nena”.
Por último, le pedimos a Salas que defina a Matías Pavoni como pescador: “Es Paciente, estratega, inteligente. El entiende el río, el clima, todos los factores que hacen a la pesca. Aprendí muchísimo gracias a su visión”. Matías, por su parte dice que Fany como pescadora es: “Muy competitiva, no le gusta que pesques más que ella. ¡Pero generalmente pesca más que todos!”. Y luego la pinta como persona: “Es muy compañera, muy comprensiva, siempre apoyando en todos los proyectos, aunque no estemos muy de acuerdo, siempre acompaña. ¿Que aprendí de ella? Que generalmente hay que ser más paciente y más preciso con los tiros. Hay que esperar el momento oportuno. Eso me lo hace acordar siempre que vamos a pescar. Y tiene razón. A ella le gusta mucho la pesca difícil no la fácil, le gusta investigar lugares nuevos, no los conocidos. Le gusta salir del circuito cotidiano… en vez de ir a la segura buscando dorados en el Paraná con señuelos de paleta, te pide ir a una laguna a sacar dos dorados pero con señuelos de superficie”.
Respecto de la criatura que viene en camino Matías no quiere cargarle ya el peso de seguir sus pasos como pescadora: “La verdad es que si es pescadora será bienvenido y si es tenista que lo haga también. Que se dedique a lo que quiera”, dice. Y Fany remata: “pero si pesca, ¡mejor!”.
Facundo y Carolina, Sergio y Silvia, Matías y Fany. Tres historias de amor y escamas que muestran que en la vida como en la pesca lo que importa está debajo de la superficie. En lo profundo del agua, y de los corazones que se aman y deciden compartir la vida. ¡Que vivan San Valentín y los pescadores enamorados!.
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