Católicos y con más de 1,74 metros de altura, la Guardia Suiza recibe 40 reclutas
Un ejército con más de 500 años cuyos nuevos integrantes reciben el uniforme, la alabarda, y también un rosario.
“Hay dos formas de defender al Papa: con las armas y con la fe”, resumía ayer Christoph Graf, el comandante de la Guardia Suiza. El más antiguo ejército del mundo, fundado en 1506, recibió ayer 40 nuevos reclutas que tienen que obedecer a criterios rigurosos: ser católicos, suizos (en este caso 23 de lengua alemana, 13 francófonos y cuatro de lengua italiana), tienen entre 19 y 30 años y medir más de 1,74 metros.
En el momento en que prestan juramento, prometiendo sacrificarse para salvar al Papa, los guardias suizos reciben la alabarda que exhiben en las ceremonias en el Vaticano. Pero esta es sólo un arma de representación, las armas “en serio”, esas están guardadas en un lugar secreto, explica Graf a la AFP. Constituido por 110 miembros, el ejército papal usa un uniforme colorido (azul, amarillo y rojo) cuya autoría es atribuida a Miguel Ángel. Pero en el momento del juramento, más que el uniforme o la alabarda, los guardas suizos reciben un rosario, cuyas calidades “indestructibles” el comandante Graf no se cansa de alabar.
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Creada hace más de 500 años por el papa Julio II, que consideraba a los mercenarios helvéticos “invencibles”, la guardia suiza recibe nuevos reclutas todos los años el 6 de mayo. La fecha es simbólica, por coincidir con las celebraciones de la resistencia del ejército papal de Clemente VII durante el saqueo de Roma en 1527 por las tropas de Carlos V, en que 147 guardias perdieron la vida. En la ceremonia, todos los nuevos guardias -que generalmente sirven por un período de dos años- juran fidelidad al Papa, después de oír el sermón: “Juro servir fielmente, lealmente y de buena fe al soberano pontífice y sus sucesores legítimos, dedicar -me a ellos con todas mis fuerzas, sacrificando, si es necesario, mi vida para defenderlos.
Ayer, las familias de los reclutas se unieron a responsables políticos y militares suizos ya líderes religiosos católicos para asistir a la ceremonia para la que los guardias usan no sólo el uniforme de gala como un casco de metal con unas plumas de avestruz.
Los reclutas fueron saludados a la llegada por el Papa Francisco. El argentino trajo una nueva dinámica para su ejército. “El Papa saluda a todos, antes no era así. La guardia nunca hablaba con el Papa”, explica el comandante Christoph Graf.
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