La emoción de la captura
Por Karl Ness exclusivo para Revista Aire Libre
Quienes hemos estado detrás de una presa o apostados al aguardo de su aparición, compartimos un montón de sensaciones que ese lance, esa confrontación entre los sentidos del animal y los nuestros, nos provoca. Alteraciones de nuestro estado de ánimo y de nuestra química – causa y efecto, no sé en qué orden, aunque lo intuyo pero mejor…preguntémosle a Facundo Manes! – nos generan una experiencia que deseamos repetir cuantas veces podamos.
Desgraciadamente, no siempre es posible por escasez de tiempo, factores climáticos, oportunidades, recursos o simplemente porque lo que deseamos cazar está protegido.
Si no necesitamos a la presa por su carne o no estamos en la búsqueda de ese trofeo que nos impide el sueño, un excelente sustituto y/o complemento de la caza con armas es la captura fotográfica de la vida salvaje.
Desde lo personal la he vivido con la misma dosis de adrenalina y con idéntica satisfacción a la que me produce la pesca con devolución.
No sé si quien sólo hace fotografía de vida salvaje llega a experimentar exactamente lo mismo que quien practica ambas disciplinas, tengo la sensación de que no es tan así, porque en el último caso el mismo dedo que acciona el gatillo presiona ahora el botón de la cámara e inmortaliza un momento en la vida de un animal que después del disparo continuará vivo. (*)
Armarse de una cámara no requiere de permisos especiales, no discrimina el tipo de animal a capturar, el momento del día o del año, ni el lugar donde se lo quiera hacer.
Para lograr una buena captura hay que conocer a la especie, sus conductas y su hábitat. Hay que pensar como el animal y entender qué le puede hacer huir o mantenerse calmo.
Hay que mimetizarse, arrastrarse, ocultarse y tener paciencia – mucha paciencia – a la espera del momento que hará que valga la pena tomar esa foto.
El lugar para abatir la pieza, cuando se está cazando, importa en tanto conceda una clara visión del punto a apuntar y permita luego la recuperación del animal sin dañar el trofeo. En fotografía, tiene requerimientos (estéticos y de iluminación) quizás más difíciles de lograr que los primeros.
La fotografía de la vida animal comparte con la caza uno de los aspectos más interesantes del proceso de captura: el avistaje, que junto al diseño del plan de acción para realizar la aproximación y su satisfactoria ejecución, se adjudican un rol protagónico en el éxito del lance.
Al igual que cuando cazamos, hay que utilizar binoculares para ubicar a la pieza, tratando de evitar ser detectados por ella, llevar el equipo necesario para cumplir con la tarea, mantenernos a salvo de las inclemencias climáticas y prepararse adecuadamente – olvidarse las baterías o tarjetas de memoria, equivale a dejar en casa las municiones o el cerrojo del fusil –. Actuar con control, eficacia e idoneidad técnica bajo presión. La presión deviene de la fugacidad de esos momentos ya que los animales, como bien sabemos, están en permanente movimiento y tienen encendido las 24hs su sistema de alarma temprana.
Como dice Tom Stienstra, famoso escritor, periodista y fotógrafo de la sección Outdoor del San Francisco Chronicle: “ Si querés hacer una buena foto del animal en su hábitat, acercate, componé armoniosamente, asegurate que el horizonte esté nivelado, enfocá, exponé y esperá el momento mágico; la intuición te dirá cuando disparar. Lo harás sin pensar. No es fácil realizar todo esto bien, pero cuando lo logres, podrás colgar esa foto en la pared. Habrás conseguido un trofeo!”.
En cierta oportunidad se le preguntó a Ansel Adams (el padre de la medición por zonas y de la fotografía outdoor) cuántas fotos hay que tomar de un lugar para obtener una buena foto y su respuesta fue: – “ Bueno, es lo mismo que la cantidad de veces que hay que disparar para abatir un buen trofeo: UNA”-.
En la siguiente y última entrega, hablaremos de equipo y técnicas. Respecto del equipo clasificaremos la propuesta en 2 niveles (Iniciación y Avanzados) no incluiremos a los equipos profesionales porque los costos, en particular de las ópticas, son elevadísimos.
Espero que el tema les comience a interesar – como me ha pasado a mí – y les dejo como motivación, el link a un video de Fabio Hain, un joven fotógrafo austríaco que seguramente van a disfrutar.
Hasta el próximo disparo!
(*) Aclaro que estoy a favor de la caza deportiva, cuando la misma se realiza dentro del marco legal vigente y acompañada de los principios éticos del cazador deportivo, regidos por la moral de cada individuo. Después de muchos años de indagar sobre el tema he llegado a la convicción de que la caza sustentable es, sin lugar a dudas, el medio más eficaz al momento para la preservación de las especies. Sin el aporte que ella realiza y el impacto que genera en todos los actores económicos intervinientes, hoy no existirían muchas de las especies conocidas. Mirándolo objetivamente, es el sacrificio de unos pocos animales por la subsistencia del resto.
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