Las lesiones de los miembros superiores
Nota del Lic. Héctor A. Cirigliano (*) exclusiva para Revista Aire Libre
Los miembros superiores se hallan expuestos a numerosas lesiones en la práctica deportiva debido a su gran movilidad y a la utilización de los mismos en la mayoría de las actividades físicas con o sin elementos. La incidencia de las lesiones en el miembro superior es, según algunos estudios de un 23% sobre el total de lesiones deportivas.
La patología traumática del miembro superior, como mencionamos arriba, es muy amplia y para hacerlo de manera ordenada comenzaremos describiendo las lesiones de la región del hombro para continuar con el codo, antebrazo y mano, destacando las más frecuentes.
Hombro
El hombro está compuesto por tres huesos, escápula, clavícula y cabeza humeral, unidos por numerosos ligamentos y la cápsula articular, sobre los que se insertan los músculos que permiten a esta articulación toda la gama de movimientos posibles por lo que está expuesto a numerosas lesiones.
Fracturas: son frecuentes en el cuello quirúrgico del húmero o en su tercio proximal, por una caída violenta, un accidente en automovilismo, motociclismo, equitación o un movimiento de palanca.
Fractura de clavícula: puede fracturarse en pesas, gimnasia en grandes aparatos y caídas sobre el hombro. Si no quedan bien alineadas se observa una deformidad debido al cayo óseo exuberante debajo de la piel.
Luxaciones: la más importante es la escápulohumeral, que debe ser bien reducida y sometida a un trabajo de rehabilitación adecuado porque de lo contrario, debido a la ruptura de la capsula articular y a la anatomía de la articulación se produce el denominado hombro inestable o una luxación recidivante lo que hace necesaria la intervención quirúrgica para suturar el ojal producido en la cápsula por donde sale la cabeza del húmero. El hombro se luxa en deportes con lanzamientos y en caídas apoyando el brazo hacia atrás entre otros.
Tendinitis: las más frecuentes son las del manguito rotador, compuesto por cuatro músculos, el supraespinoso y subescapular que son rotadores internos y el infraespinoso y redondo menor que son rotadores externos. El que más se afecta es el supraespinoso. Las lesiones se producen por falta de técnica o por sobreesfuerzo en deportes con lanzamientos como el softbol y el beisbol, bala, jabalina, y deportes de raqueta o paleta.
Tendinitis de la porción larga del bíceps: es un tendón que corre en un surco del húmero que se denomina corredera bicipital y se inflama con facilidad con el roce sobre la superficie ósea.
El llamado “hombro de nadador” sufre todo este tipo de lesiones lo mismo que en el tiro con arco y los lanzamientos, con lesiones en el manguito rotador y en el tendón del bíceps.
También es frecuente la tendinitis del deltoides, en la región de la “V” deltiodea, donde se inserta este músculo, en la parte supero externa del húmero.
Ruptura de ligamentos: los que se lesionan con mayor facilidad son el acromio clavicular y el coraco clavicular. Cuando se rompen se produce la llamada clavícula en “tecla de piano” que se eleva debajo de la piel y si se la comprime baja como una tecla. En estos casos debe ser anclada nuevamente en su lugar de manera quirúrgica.
Codo: en la región del codo una de las dolencias más frecuentes es la epicondilitis o “codo de tenista”. El epicóndilo es una superficie muy pequeña de la parte externa del radio y como en ella se insertan varios músculos que se dirigen a la mano, la fuerza ejercida inflama el punto de inserción que se torna doloroso y rebelde al tratamiento médico y kinésico.
Esta afección es frecuente en el tenis y en otros deportes con paleta, y en la vida diaria al retorcer trapos como en los lavacoches, al usar un destornillador durante mucho tiempo o al lijar grandes superficies.
En la parte interna del codo se produce la epitrocleitis, también llamada “codo de golfista” que afecta a la epitróclea y los músculos que se insertan en ella por la vibración del golpe y la toma del palo de golf. Ambas lesiones se tratan con hielo y fisioterapia. En casos rebeldes se infiltran.
En el codo también puede romperse el tendón del bíceps en su inserción distal por un esfuerzo demasiado intenso, por ejemplo en el trabajo con pesas en el gimnasio.
Fracturas
Otra de las lesiones que se observa en el codo durante la práctica de deportes es la fractura del olecranon, eminencia ósea que se palpa como la punta del codo y que al golpearla suele producir algo similar a una descarga eléctrica debido al nervio cubital que pasa sobre esa superficie, debajo de la piel. Debe ser resuelta de manera quirúrgica como lo muestra el esquema debido a la tracción que ejerce el tendón del tríceps. Se realiza el anclaje del fragmento desprendido por medio de tornillos fijados al cúbito. El mecanismo de producción es por caídas sobre el codo o por la hiperextensión violenta del brazo que originando un esguince de codo y a veces la fractura del olecranon.
En el radio se puede fracturar la cúpula radial por una caída con la mano hacia atrás. Se hunde en forma de escalón y es muy dolorosa. En la parte inferior del radio se fractura la epífisis, que suele impactarse en el hueso generando una deformidad en “dorso de tenedor”. Este tipo de fractura (Pouteau- Colles) es frecuente en mujeres mayores que sufren osteopenia u osteoporosis y caen sobre la mano.
Lesiones musculares y tendinosas
Las contusiones de antebrazo con un gran hematoma que comprime músculos y nervios deben ser tratadas con cuidado porque la gran presión origina la llamada “contractura isquémica de Volkman” con graves consecuencias para para el antebrazo y la mano por falta de aporte sanguíneo a los músculos. Si no se actúa con urgencia, evacuando el hematoma se puede producir la atrofia muscular y la pérdida de movilidad del brazo afectado. La contractura tiene tres estadios, uno leve que puede ser tratado con fisioterapia y maniobras de elongación muscular, uno medio con tratamiento médico y kinésico y uno grave, con gran pérdida de masa muscular, adherencias y retracción de los tendones, de carácter quirúrgico y de pronóstico poco auspicioso.
La tendinitis de los extensores de muñeca es otra patología frecuente, muchas veces por técnica deficiente en la realización del gesto deportivo.
En el abeductor largo y el extensor corto del pulgar se produce una tendinitis muy dolorosa (de Quervain) que puede llegar a formar adherencias en el interior de la vaina del tendón. Se debe realizar la inmovilización del dedo por medio de una férula y en ciertos casos muy rebeldes es quirúrgica.
Muñeca y mano
En la muñeca se suele producir esguince, que es la separación momentánea de las superficies articulares con lesión de los ligamentos que unen al radio y al cúbito con el carpo.
Otra lesión muy común es el síndrome del túnel carpiano. El ligamento anular del carpo, que como se observa en la figura rodea a la muñeca como una pulsera, comprime al nervio mediano que se desliza en la parte anterior y central de la muñeca para dirigirse a los dedos. La compresión produce dolor e impotencia funcional que deben ser tratados con kinesiología y en muchos casos se debe liberar al nervio por medio de la cirugía.
En la mano se producen esguinces y luxaciones de dedos, muy comunes en el básquet y en el vóley, que se pueden apreciar protectores en los dedos con vendajes protectores de muchos jugadores. El desprendimiento del tendón extensor de la última falange (Mallet finger) es una de las lesiones más comunes en los deportes mencionados.
En los boxeadores se observan diversas patologías a causa de los traumatismos constantes sobre los nudillos. Entre ellas mencionaremos el “carpo rugoso” del boxeador y la bursitis del nudillo que al hacerse crónica produce una deformidad irreductible que debe ser extirpada debido al grosor de las paredes de la sinovial.
Hay también una patología denominada “pulgar del esquiador” que inflama la articulación y los tendones que se distienden con el manejo del esquí. En los casos graves puede romperse el ligamento colateral del radio, la capsula articular y a veces se produce el arrancamiento de una pequeña porción del hueso donde se inserta el ligamento.
Por último, una lesión que no debemos olvidar es la fractura del escafoides. Se palpa en el fondo de la fosita (tabaquera anatómica) que se forma en la base del pulgar extendido y separado de la mano. El escafoides es un hueso irrigado de manera deficiente y al romperse cerca del polo proximal puede quedar sin aporte sanguíneo lo que produce una necrosis avascular. En esos casos debe ser extirpado de manera quirúrgica y reemplazarlo con injerto de hueso fresco.
(*) Lic. en Kinesiología y Fisiatría UBA –MN 14097
Kinesiólogo y Entrenador de FATARCO
Kine41@fibertel.com.ar
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