Entre el Gobierno y la Delincuencia
Por Cristian Gamboa Beltramín (*) para Revista Aire Libre
En Chile la posesión de armas está regulada por la Ley 17.798. Desde su publicación en el año 1972, ha sido modificada en múltiples ocasiones. Para estas modificaciones el consenso entre los bloques políticamente antagonistas ha sido siempre fácil y sorprendente.
Chile tiene casi 18 millones de habitantes, y sólo 505 mil personas poseen cerca de las 800 mil armas de fuego legalmente inscriptas. De ellos solo 13 tienen permiso de porte de arma de defensa.
De esas 800 mil armas, el 36% corresponde a escopetas, el 33% a revólveres y el 22% a pistolas, el restante 9% se distribuye entre carabinas, y fusiles, todos para deporte, colección o caza.
La supervisión de la Ley está entregada a la Dirección General de Movilización Nacional, DGMN. Su director, que ha sido tradicionalmente un general de ejército, se cambia cada 2 o 3 años. Desde el año 2008 se incorporó a la labor de la fiscalización, Carabineros de Chile, una de las dos policías que depende del Ministerio de Interior y Seguridad Pública.
Para inscribir un arma debemos presentar:
- Certificado de Antecedentes para Fines Especiales, que da fe que no hemos sido condenados por crimen o simple delito. Pero además se efectúa una revisión de nuestros antecedentes en bases de datos policiales y judiciales. Además, revisan los antecedentes de nuestros padres, hermanos, conyugue e hijos. Han rechazado la inscripción de armas a personas, cuyos hermanos o padres pudieran tener antecedentes al haber sido condenados por algún delito.
- Certificado de médico psiquiatra calificándonos como aptos para poseer armas de fuego.
- Declaración jurada de domicilio.
- Copia de nuestra Cédula de Identidad.
- Además, se debe dar una prueba de conocimientos teóricos sobre legislación, manejo y componentes de un arma y munición. Pero si se desea inscribir una pistola harán rendir la prueba para pistola, si a las dos semanas se inscribe un revolver pedirán otra prueba, esta vez sobre revolver.
Cada 5 años debemos efectuar el proceso nuevamente y acreditarnos como “aptos” para poseer armas de fuego. Además, Carabineros efectúa una visita a nuestros domicilios, algunos usuarios han sido rechazados porque a juicio de la autoridad policial, el lugar donde vive “no ofrece las condiciones necesarias para resguardas el arma”, o la autoridad “no ha podido hacerse la convicción de que el arma se mantendrá en esa dirección”.
En nuestro país las armas de defensa, que son prácticamente el 50% del total, no pueden ser sacadas del bien raíz en el que se encuentran registradas. Por lo que no pueden ser llevadas a un campo de tiro para practicar con ella y adquirir las destrezas necesarias. Además, sólo se pueden comprar 100 tiros al año. Lo que equivale a decirle al ciudadano, “yo, el Estado, le autorizo la compra de un automóvil, pero no puede sacarlo de su garaje, ni tampoco le puede comprar más de 50 litros de combustible al año”.
En nuestro país, una pistola Glock 17 alcanza un valor de US$1.000, entre permisos y certificados debemos pagar cerca de US$150 más. Esto constituye una barrera económica para que las personas puedan defenderse de una delincuencia cada vez más violenta e impune.
Según las estadísticas de las propias policías, sólo el 12,9% de los casos denunciados termina con un detenido.
Pero se ha logrado instaurar la sensación de que las armas, inscritas legalmente, terminan en manos de delincuentes, provocan la muerte o hieren a inocentes. Nada de esto ha sido capaz de ser respaldado, muy por el contrario, del total causas externas de mortalidad sólo el 3% corresponde a armas de fuego y eso representa el 0,22% el total de causas de muerte.
En base a esto se puede resumir que en Chile es:
- 194 veces más probable morir en un accidente de tránsito que por una herida con arma de fuego.
- 84 veces más probable morir producto de una caída que por una herida con arma de fuego.
- 42 veces más probable morir por agresión con armas blancas o por golpes con objetos contundentes que por una herida con arma de fuego.
- 29 veces más probable morir ahogado en agua que por una herida con arma de fuego.
- 27 veces más probable morir por exposición al fuego que por una herida con arma de fuego.
- 25 veces más probable morir envenenado por accidente que por una herida con arma de fuego.
- 5 veces más probable morir por negligencia en un procedimiento médico o efectos adversos de medicamentos que por una herida con arma de fuego.
Pero el Estado y los medios de comunicación han sabido instalar en el imaginario colectivo que la causa de todos los males son las armas de fuego. Y mientras los ciudadanos somos sometidos a controles y restricciones constantes, los delincuentes caminan armados por la calle y de tanto en tanto asesinan personas para quitarles sus autos, su teléfono móvil u objetos de valor.
Diariamente vemos en las noticias como bandas organizadas de delincuentes entran en nuestras casas, amarran, golpean, violan y asesinan a sus víctimas para luego robarles lo que puedan. Mientras, la autoridad política y policial nos recomienda que no ofrezcamos resistencia ni cometamos la “imprudencia” de poseer armas.
El mundo al revés.
(*) Presidente de la Asociación Nacional por la Tenencia Responsable de Armas – ANTRA Chile – www.antra.cl
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