La carne es lo que más se comercializa
Guanacos, ñandúes, quirquinchos y vizcachas son los animales más buscados por los cazadores furtivos. Alertan por los riesgos para la salud. Por Carla Romanello para Diario Los Andes
Ni cuero, ni plumas, ni aceites; los cazadores ilegales de Mendoza llevan adelante esta práctica generalmente para obtener carne de animales autóctonos. Guanacos, ñandúes, quirquinchos y vizcachas encabezan la lista de los más buscados con este propósito. Así, son cientos los representantes de la fauna local que mueren por este flagelo, lo que genera alerta en la sociedad. Sólo como ejemplo, el lunes 9 de julio se detuvo en Santa Rosa a cuatro hombres con armas, tramperos, dos vizcachas y una martineta sin vida.
Adrián Gorrindo, jefe del departamento de Fauna de la Secretaría de Ambiente, aclaró que en la provincia la caza no está totalmente prohibida, sino que hay tres especies habilitadas que pueden ser atrapadas todo el año (chancho jabalí, liebre europea y conejo silvestre) por tratarse de invasoras.
“Son especies que tienen grandes posibilidades de adaptación a los medios silvestre, compiten con la fauna local y llegan al punto que las pueden remplazar”, remarcó el funcionario.
Fuera de estos animales, la caza es considerada ilegal, por lo que se hacen operativos para intentar desbaratar grupos que se dedican a la actividad, principalmente para la venta de carne. Del total de procedimientos que realizan desde Fauna calculan que entre una o dos veces por semana encuentran animales, ya sean vivos o muertos.
“Tenemos identificada una cacería de comercialización de especies para consumo humano”, aseguró el funcionario. Estos grupos cazan quirquinchos, guanacos, entre otros animales que son llevados a mataderos donde se faenan de forma clandestina para su posterior venta. “Lo convierten en carne molida, embutidos, entre otros productos”, enumeró Gorrindo. En este sentido diferenció dos tendencias: una de comercialización de la carne de estos animales autóctonos como un valor agregado y otra como si fuera de vaca.
En cuanto al primer mercado, el jefe de Fauna estimó que son personas que están acostumbradas a comer estos animales locales pero no quieren arriesgarse a la caza para consumo propio.
Con respecto a los precios, detalló que un quirquincho durante el invierno- época en la que hiberna- puede venderse entre $ 400 y $ 500 cada uno, un ñandú faenado entre $ 3.000 y $ 4.000 y el kilo de carne de guanaco entre $ 100 y $ 150.
Para el funcionario, en la provincia se hace muy dificultoso sacarle rédito a las otras partes del animal cazado, pero que igualmente han encontrado otros productos realizados con las mismas tales como cuchillos con cola de quirquincho, plumeros con plumas de ñandú o artesanías con sus patas.
Las aves autóctonas pequeñas también son muy buscadas por los cazadores, pero tienen mayor valor vivas, ya que se venden para el mascotismo.
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