La opinión de Cinco referentes en importación de artículos de aire libre
Nota de Marcelo Ferro para Revista Weekend
Las crisis económicas en la Argentina dejaron de ser novedad: el Rodrigazo en 1975, la hiperinflación de 1989, la salida de la convertibilidad en 2001… Y ahora la devaluación del peso de $ 9,80 a $ 20 en dos años, y a casi $ 30 en apenas pocos días. “Esto ya pasó otras veces –ratifica Alberto Baraldo, titular de Bowie S.R.L., firma importadora de Victorinox, Bushnell, Tasco, Buck, Maglite, Ruger, Zippo, CCI y Fénix, entre otras importantes marcas de equipamiento outdoor–, uno ya tiene experiencia. El shock inmediato es la paralización de la venta: el público deja de adquirir productos porque está con mucha incertidumbre; no compra aunque tenga la plata en la mano. La cadena de pagos se corta y aumentan los cheques rechazados. Con el dólar a $ 25 el mercado se siguió moviendo, pero cuando tocó $ 28 se paró porque no se sabía a cuánto iba a llegar. Ahora que parece estabilizado, el consumidor se empieza a tranquilizar, a confiar y vuelve a equiparse; es una cuestión psicológica. El dólar en estos momentos se anticipó a la inflación. Si la inflación iba a ser de 30 %, el dólar debería estar en $ 26 y ya está por arriba de $ 28.”
Para Alejandro Baraldo –director de S.A. Angel Baraldo C.I.A., representante de Doite, Spinit, LedLenser, Shimano, Leatherman, Shilba y Crosman, entre otras marcas–, “la regla número uno del mercado es la de oferta y la demanda. Cuando cae la venta se produce un ajuste de precios que es menos proporcional que el aumento real. Es decir, distribuidores y comercios rescinden márgenes y achican costos para ser más eficientes, llegar con mejor precio al público, sumar cuotas y lograr mejores financiaciones. Por la relación dólar-producto es el mejor momento para comprar, ya que no toda la devaluación se trasladó a precio final. Hoy un mismo producto convertido a dólares puede salir menos que lo que costaba hace un tiempo”.
Es él quien afirma también que “el mercado del outdoor está creciendo, no sólo en la Argentina sino en el mundo, porque mucha gente está rechazando la tecnología y volviendo a la naturaleza pero mucho mejor equipada. Y la industria mundial está acompañando esa vuelta. Hay una guerra contra las pantallas, aunque después se las necesite. Despegarse de la pantalla es tomar contacto con lo real, no se puede sentir el amanecer en un celular o desde una PC”. En ese sentido, el titular de Bowie S.R.L. también es contundente: “La cantidad de unidades de productos de aire libre vendida año a año se va incrementando, lo que indica que el comercio outdoor crece. Hoy en la Argentina hay más importadores que en 2014 y, si una empresa vende la misma cantidad de unidades que otros años, significa que hay un crecimiento porque se incorporaron más jugadores al mercado”.
Quien suscribe a las opiniones anteriores y además aporta otros datos interesantes es Fabián Fernández, del sector Ventas de Wald S.A. –importadora de Waterdog, Natway, Beeman, Hokenn, Kunnan y Triple Fish–. El primero es que “las crisis raramente son buenas pero, si le buscamos el lado positivo para este rubro, lo mejor es que pasó en este momento y no sobre el comienzo de la temporada. Otros años los problemas empezaron en octubre, llegábamos agitados a diciembre, ahí el dólar se disparaba y la gente retraía su consumo. Ahora tenemos un margen de tiempo hasta que se abra la temporada, en septiembre, que coincide con Expo Aire Libre (la feria de negocios organizada por la Asociación de Industriales y Comerciantes de Artículos de Caza y Pesca –Aicacyp–, que congrega importadores, distribuidores, fabricantes y comercios minoristas en Costa Salguero). La clave va a estar en que baje la tasa de interés, vuelva la financiación de los bancos y el crédito se reactive. La financiación corta, a 30 días, no le sirve ni al minorista, porque no se sobrestockea, ni al público, que enfría la compra a la espera de mejores condiciones de pago”.
Cuidado con las góndolas
El segundo dato tiene que ver con la venta de equipamiento outdoor en supermercados. Quien no entiende del tema es probable que se deje tentar por los precios, descuentos y ofertas de las grandes cadenas en carpas, bolsas de dormir, sillas playeras y otros elementos para el aire libre, sin reparar en la calidad de los artículos ni en el asesoramiento que a veces se necesita para adquirir el producto adecuado. “Muchos que se inician en la actividad, eligen esos artículos y se equivocan –continúa Fernández–, porque los llevan a una mala experiencia que luego se traduce en un abandono de la actividad. Lo correcto es acercarse a comercios especializados, ya que son los que están en condiciones de aportar un asesoramiento preciso. La diferencia de precios entre el local y la cadena de supermercados tiene un fundamento: la calidad del producto.”
En cuanto a minimizar el impacto en las ventas y el traslado de costos, Ariel Mendiburu, gerente de ventas de Kiero S.R.L. –representante de Aquafloat, Coleman, Abu Garcia, Mitchell, Sevylor, Attwood, Nite Ize y otras marcas– coincide en que no todo el aumento del dólar se llevó a precios. “Los importadores usamos estrategias de venta, por ejemplo, descuentos por pago contado, por volumen… y absorbemos gran parte de esos aumentos en base a la propia rentabilidad, para mantener los precios anteriores en diversos artículos seleccionados. En nuestro caso puntual, generamos ofertas mensuales dentro de la promo ‘50 Años Kiero’, con artículos de todos los rubros. Sabemos que toda crisis se convierte en oportunidad para quienes que se animen a realizar el esfuerzo.”
El último de los entrevistados fue Gonzalo Galán –importador de Rapala, Fivestar, Mustad, Omoto, Pflueger y Sufix–. En sintonía con sus colegas, anticipa que “en los restantes meses del año habrá que usar toda la imaginación para ofrecer productos con precios accesibles a nuestra realidad económica. El mercado argentino de outdoor cuenta con un altísimo porcentaje de artículos importados (más del 80 %) y, sin duda, está sufriendo las consecuencias de la inestabilidad económica. Sin embargo, estamos trabajando duro para que la gente pueda equiparse y continuar practicando sus actividades favoritas”.
A diferencia de lo que ocurría durante el gobierno anterior, “donde la mercadería escaseaba y era vendida en tránsito (antes de que el container llegara a la Argentina) –aporta Alberto Baraldo–, hoy los importadores tenemos stock”. “Esto –suma Galán– va a ayudar a moderar los efectos de la devaluación, ya que los mayoristas contamos con una oferta de mercadería superior a la demanda. Por eso en la próxima Expo Aire Libre se verán no sólo productos nuevos, sino también buenas ofertas. Y será importante que los comercios sepan aprovecharlas para mantener activas sus ventas. En momentos de crisis económicas y de retracción no hay que quedarse quieto a esperar que pase la tormenta, sino estar más activos que nunca, buscando la manera de llegar a más clientes, ofreciendo productos más innovadores y competitivos.”
¿Es momento de incorporar nuevas marcas? Tanto Alejandro como Alberto Baraldo, aseguran que no. El primero señaló que sus clientes siempre preguntan qué hay de nuevo, por lo que su empresa está trabajando en la ampliación de los catálogos y no en aumentar el portfolio. Alberto, en consonancia, manifestó que “las nuevas marcas se traen en función de un desarrollo de mercado, y hoy en día como está la Argentina hay que ir con pie de plomo. No es momento de incorporar otras, sino de saber seleccionar los productos de las marcas que ya se tienen para que nunca falte el jamón del medio. Las sofisticaciones hay que dejarlas para después, así hicimos en 2001 y salimos adelante”.
Finalmente, la expectativa es que la próxima temporada va a haber mucha gente veraneando en el país, y una gran parte optará por el camping y el aire libre, y se equipará con todo lo necesario. “En el rubro outdoor, puede ser un gran año en la medida que el dólar se mantenga en torno a los $ 28”, sostiene Baraldo. Y Galán remata: “El aire libre es un importante cable a tierra, esencial en momentos complicados. Confiamos que será una buena temporada.”
Por qué cierran las armerías
Los comercios del sector que hoy llevan la peor parte son las armerías. El nuevo examen psicofísico que empezó a implementar la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac, ex Renar) en agosto del año pasado en Capital Federal, provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba para obtener la Credencial de Legítimo Usuario (CLU), produjo una caída importante en la venta de armas de fuego y municiones en esos lugares, la que a partir de febrero se extendió también al resto del país, donde la norma entró en vigencia.
El costo de $ 3.500 del certificado (más $ 1.000 de estampillado, $ 70 de certificado de antecedentes penales, y unos $ 1.500 de idoneidad de tiro), sumado a la dificultad logística de realizarlo en casi todo el país, llevó a una caída del 70 u 80 % de las ventas del rubro, ya que muchos legítimos usuarios (LU) no están renovando su CLU. Según un informe de Jefatura de Gabinete, de 638.610 LU registrados a mayo de 2018, 387.303 (60 %) no la han renovado, por lo están en infracción y no pueden comprar armas ni municiones.
Esperemos que, con la asunción de un nuevo director en el Anmac –Eugenio Cozzi en reemplazo de Natalia Gambaro–, la situación cambie. Históricamente, los tiradores deportivos de nuestro país siempre estuvieron y quieren estar en regla. Pero les han puesto tantas trabas que los llevan a la ilegalidad. Lo mismo ocurre con las armerías, muchas no renuevan sus permisos y cierran por los requisitos que les exigen para seguir abiertas.Todo muy engorroso para quien alquila un local y tiene que invertir muchísimo dinero para ponerse al día. A fin de que la actividad no decaiga hay que hacer las cosas legales, pero sencillas y menos onerosas. Y eso no es precisamente lo que está pasando.
Nota completa en Revista Weekend del mes agosto 2018 (edicion 551)
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