Entre el deporte y la dirigencia
Entrevista de Pablo Crespo para Revista Aire Libre
En el ambiente del tiro y la caza, el nombre de Jorge Carlos Macellaro es sinónimo de dirigencia y deporte.
Abogado de profesión, ocupó y ocupa importantes cargos en tres instituciones emblemáticas – Tiro Federal Argentino, Federación Argentina de Caza Mayor y Safari Club Internacional – y desde temprana edad (de pantalones cortos dicen algunos memoriosos) se lo vio en la pedanas de tiro.
– Jorge, como te iniciaste en el tiro?
– Fue en la década del ’80. A mis ocho años de edad, mi padre – cazador de plumas toda la vida y hoy próximo a cumplir sus primeros 94 años – me regala un rifle de aire comprimido, calibre 4,5 marca Ri-Brown, a palanca y con cargador tubular. Lo utilizaba bajo su vigilancia en la quinta que teníamos en Merlo – Provincia de Buenos Aires – y fue el el que me introdujo en el tiro y de quien recibí mis primeros conocimientos en el manejo de un arma.
– Y tus comienzos en la caza?
– Mi primera experiencia cinegética – ya con un arma de fuego – también fue junto a Antonio, mi padre. En una estancia en la localidad de Las Flores con una escopeta Brenta de un caño calibre 14mm.
– Todo un acontecimiento en la vida de un adolescente. No?
– Recuerdo aquel día como si fuese hoy. Mis dos primeros tiros fueron primero a una perdiz al vuelo y luego a una liebre a la carrera. Ambos disparos fueron certeros, para asombro mio y de mi padre.
– O sea… desde muy temprana edad compartiste estas experiencias junto a él.
– Efectivamente mi infancia transcurrió acompañándolo en algunas salidas de caza menor. Observándolo luego como prolijamente cargaba sus propios cartuchos, en ese entonces con vainas de cartón y tacos de fieltro. En mi niñez, hasta que dejé la casas de mis padres, vivía a unas cuadras de La Triestina, armería que visitaba con habitualidad, entablando una gran amistad con Marcelo Stocovaz.
– Se – porque te conozco desde hace años – que posees grandes conocimientos en lo que a armas de fuego se refiere. Como llegaste a adquirirlos?
– Siempre tuve una gran atracción por las armas de fuego. Y era tan grande, que durante la época de receso escolar trabajaba todos los veranos en La Triestina. Allí también aprendí mucho acerca de los distintos modelos de armas, sistemas de disparo y calibres que se comercializaban en esa época. En esos primeros años las revistas “Diana” y “Armas y Tiro”, fueron dos publicaciones que formaban parte de mi lectura cotidiana. Recuerdo que mi primer libro sobre la materia, de Landini…. El calibre 22.
– Que te llevó a ingresar al Tiro Federal Argentino?
– En 1971 sentí la necesidad de encontrar un espacio donde pudiera desarrollar con más continuidad la práctica del tiro. Me acerque a esa institución con la conformidad escrita de mi padres por ser aún menor de edad. Institución a la que pertenezco hasta la fecha, siendo socio vitalicio desde el año 2001.
– Que especialidades de tiro practicaste?
– Mis comienzos en el tiro deportivo han sido en el polígono de arma larga, pequeño calibre, utilizando las carabinas que facilitaba la institución, Halcón a cerrojo y la modelo Isleña de Fabricaciones Militares. Luego pude acceder a mi primer carabina calibre .22 LR, marca Mahely. Dos años después comencé junto a mi padre con la práctica de Tiro al Plato con escopeta, en la especialidad de Skeet. Recorriendo simultáneamente los distintos polígonos del TFA, en especial el Sector de Caza Mayor. MAYOR.
– Y de allí a la dirigencia hay un camino por recorrer. Cuando diste el primer paso?
– Hacia mediados de los años ´80 me ofrecen la vocalía suplente del sector escopeta en la Junta Directiva, vinculándome desde entonces a la actividad dirigencial de la institución en diversos cargos.
– Hasta llegar a la presidencia?
– Así es, ocupe la presidencia del TFA por cuatro períodos, o sea un total de ocho años, desde 2001/2005 y 2011/2015.
– También ocupaste cargos en la Federación Argentina de Caza Mayor. Que experiencia te dejó ese periodo?
– Mi paso en la década del ´90 como directivo en la Federacion, me permitió colaborar en la creación de la formula argentina de medición de trofeos de dicha entidad, con parámetros propios que la diferencian a las formulas del SCI y del CIC.
– De la mano de tu padre te iniciaste en la caza menor y el tiro. cuando comenzó tu pasión por la caza mayor?
– La afición por la caza mayor también se despertó desde muy joven. Mi debut fue en el coto “La Corona” de la familia Anchorena, con una cacería de antílopes en General Belgrano. El ciervo colorado es uno de mis trofeos preferidos en el país, concurriendo por más de 15 bramas consecutivas a la precordillera en la zona de La Rinconada, Provincia del Neuquén. El jabalí europeo, también tuvo y tiene su espacio en mis salidas cinegéticas en distintas localidades de la provincia de La Pampa, San Luis y Entre Rios. Otras cacerías realizadas en el país de axis, dama, puma, búfalo de agua, pecarí de collar y labiado, carpincho y distintos tipos de carneros me permitieron acceder en el año 2014 al Diamante Sudamericano, distinción que otorga el SCI a quienes han obtenido once especies cinegéticas distintas en la República Argentina.
– Y ya que nombrás al Safari Club Internacional… allí también ocupaste cargos directivos.
– Para ese entonces ya era socio del Safari Club Internacional Capítulo Argentino, y efectivamente accedí a diversos cargos, hasta llegar a la Presidencia la cual ejerzo desde el año 2015 hasta la actualidad.
– Que significa Africa en tu vida de cazador?
– Africa es otro de mis continentes preferidos. mi primer safari lo realicé en el año 1997, tocado por la vara de la suerte, al ganar una rifa realizada por la Asociación Argentina de Caza y Conservacionismo, institución a la cual también estoy asociado. el premio consistía en un safari en Zimbabwe con 7 antílopes incluidos. Luego le sucedieron doce safaris más, incluyendo cuatro de los cinco grandes -león, elefante, búfalo y leopardo- en Mozambique.
– Una última reflexión.
– Soy un apasionado desde niño por las armas, el tiro y la caza deportiva, hoy vivo con la misma intensidad esta pasión que me permitió consolidar innumerables vínculos de amistad.
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