Las prendas camufladas
¿Cómo se desarrolló el camuflado, especialmente en las prendas? ¿Es útil para cazar? ¿Siempre o en qué circunstancias? Preguntas a los pies de una nueva temporada. Nota de Néstor Saavedra para Revista Aire Libre
La necesidad de esconderse para atacar a un blanco determinado es tan antigua como la lucha del ser humano por su supervivencia. La cacería para alimentarse seguramente fue la primera razón de este recurso. Por consiguiente también se lo aplicó cuando la caza adquirió como objetivo la recreación o el deporte. Al surgir las invasiones en busca de nuevos territorios se iniciaron las guerras entre tribus o pueblos y, con ellas, la necesidad de acechar para el ataque en la forma más disimulada posible.
En todos estos casos, el escondite aprovecha la topografía y la vegetación del terreno o recursos físicos artificiales, a modo de trinchera. Como reza la historia, la estrategia militar de José de San Martín contra los realistas en la batalla de San Lorenzo usufructuó las altas barrancas del Paraná y el edificio del convento de San Carlos, para ocultarse.
Ya en el siglo pasado a esta habilidad para hacerse poco visible a los ojos del enemigo o blanco, se le sumó el cuidado en la elección del color de la ropa. El objetivo era mimetizarse, que los tonos de los uniformes se parecieran a la vegetación en la que se haría el acercamiento al objetivo.
El ejército francés, en 1915, creó la primera unidad militar camuflada y dejó para la historia los viejos uniformes coloridos. Las tropas estaban en plena Primera Guerra Mundial, hecho que, por otra parte, había convocado a las armas a los grandes pintores cubistas galos, que cesaron así con la producción de este movimiento rupturista. Sin embargo, las armadas de Estados Unidos e Inglaterra camuflaron sus barcos con una especie de pintura cubista para ocultarlos de los bravos submarinos alemanes. La idea correspondió al oficial Norman Wilkinson y parte de la premisa de que era imposible ocultar semejante mole en medio de un paño de color parejo y enorme, como el mar y el cielo, pero que podía confundir su silueta a los ojos de los observadores rivales con una pintura cubista.
Aviones, tanques y otros transportes utilizados en la guerra también fueron objeto de pinturas especiales para complicar la visión del enemigo. Ya en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los técnicos ópticos desempeñaron un papel fundamental en el estudio de patrones de colores y dibujos que complicaran o escamotearan la visibilidad.
A finales de la década del ´70, los ejércitos de Estados Unidos y Australia adoptaron el patrón conocido como Dual Textura Camouflage o Dual-Tex, que fue reemplazado por el patrón de tres colores que adoptó la OTAN. Luego, el profesor de sicología aplicada a la ingeniería Timothy R. O’Neill desarrolló el camuflaje digital a partir del concepto Dual-Tex, que reduce un cincuenta por ciento la “detectabilidad” en comparación con el formato tricolor.
El camuflaje digital es lo más avanzando hasta el día de hoy y se basa en la mezcla o difusión de imágenes digitales en cuatro colores sin líneas sólidas. El ejército estadounidense, actualmente, utiliza los colores verdes, tostados y grises, porque considera que son los que más se disimulan en los entornos naturales fértiles y áridos. Ha desechado al negro porque, entre otras razones, no aparece en la naturaleza, normalmente.
Luego de una experiencia en la que cazadores novatos casi le pegan un tiro, al no distinguirlo gracias a su camuflaje, el periodista Angel Zamora, cazador mexicano, utiliza siempre gorras muy coloridas. En su blog asevera sobre ellas: “como el resto del equipo de caza, deben ser prendas de colores neutros o de estilo camuflaje, si estás en un punto fijo; o de un color visible si estás en movimiento”. En un apostadero esperando pasar un chancho no importan los colores de la ropa, en cambio al rececho, la ecuación cambia.
En concreto, si hay varios cazadores actuando muy cerca, como a veces sucede con la caza de patos, siempre conviene ser vistos antes que pasar inadvertidos. En ciertos lugares de Estados Unidos, luego de muchos muertos por esta causa, se obligó a los cazadores de ciervos a usar chalecos naranjas, y a pesar de ello, siguen cazando bien.
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Esto se debe a lo que explica el oftalmólogo y cazador Daniel Stilmann en el blog Ciervos.idoneos.com: Ciervos y humanos poseen células llamadas conos que permiten ver y diferenciar los colores Así como los de las personas seleccionan una alta gama de tonos, los conos de los cuadrúpedos citados “solo presenta receptores para el amarillo y el azul”, de modo que del color naranja, por ejemplo, solo pueden ver el amarillo que lo compone y lo mismo sucede con el color verde, del que solo apreciarán el componente amarillo. De este modo notamos que no hay diferencia entre usar una remera naranja o una verde. En cambio, sigue Stilmann, un cazador vestido de azul será fácilmente identificable por un ciervo de día o de noche (en la oscuridad le sacan enormes ventajas visuales a los humanos).
Luego señala que es importante no solo el color sino la forma en que se presenta la vestimenta. Las líneas ondulantes que usan ciertas telas rompen la figura del ser humano y es más difícil para el ciervo saber de qué se trata. La inmovilidad hace la otra parte para no ser detectado tan fácilmente.
En cambio, consultamos a Marcelo Castaño, cazador especialista en aves y biólogo, quien destacó que para cazar patos, por ejemplo, es muy útil camuflarse e, incluso, a veces hay que pintarse la cara y el arma porque las aves ven mucho mejor que el ser humano: “llegan a ver y distinguir cuatro colores, el ultravioleta e, incluso, las palomas le suman un color más”, afirmó.
Se acepta, en general, que hay diferentes tipos de ropa camuflada, aunque esto también se aplica a otros elementos del outdoor, como carpas, colchones, cubrecamas, cantimploras, vainas, cortaplumas, binoculares, calzados, mantas, frazadas, sillones, sillas plegables, bolsos, cantimploras, mochilas, chalecos salvavidas, armas y guantes.
El camuflaje citadino mezcla colores negros, grises y blancos. Se emplea en general para el paintball, cuando se practica en, por ejemplo, una fábrica abandonada, ya que procura mimetizar al usuario en cristales, paredes grises y la calle. No es aplicable para la cacería, aunque hay quienes lo utilizan durante la noche. Una versión toda blanca es útil para campos nevados.
Castaño, marrón y beige son los colores que se combinan para el camuflaje en terrenos áridos. Estos colores similares entre sí son los que más escamotean la presencia del cazador en zonas de escasa vegetación, muchas rocas, plantas secas y suelos arados.
Marrón y verde militar corresponden al camuflaje boscoso, ya que son tonos que se confunden con árboles, ramas secas, arbustos y casi todo tipo de presencia vegetal. Conviene elegir un verde más fuerte o claro cuando se trata de disimularse en zonas de vegetación joven o de colores más claros, como los juncales.
Estos tres patrones tienen las áreas de determinado color claramente identificadas y separadas entre sí, pero el camuflaje jungla junta los tonos naturales de la selva de modo que las figuras queden difusas e, incluso, con formas de hojas.
Por último el camuflaje digital, ya comentado anteriormente, lleva ese nombre porque se parece a los píxeles agrandados de una toma fotográfica digital. Además de los colores del entorno, el hecho de que estén difusos o borrosos lo hace más confiable para “perderse” tanto en zonas áridas como fértiles.
Claro que todo tiene que ver con la distancia en que se encuentra el objetivo. Las aproximaciones requieren de mucho mayor cuidado, máxime si se trata de un día de sol radiante, muy claro, donde hasta puede ser importante el camuflado de la cara con pinturas.
Marcelo Hurtado, que hace más de treinta años organiza cacerías a África, y jabalíes y la brama del ciervo en la Argentina, comenta sobre las prendas camufladas: “el camuflaje es muy bonito para el ojo humano pero hay otros dos sentidos de los animales a los que tenemos que prestarles más atención que a la vista; no te digo que vas a vestirte con colores flúo pero, si cazás en el desierto con un color claro o en el monte con un color oscuro, alcanza. El animal tiene más desarrollado el olfato y el oído que la vista: por eso es más importante no interponerse entre el viento y la presa, o sea tener el viento en la cara (fundamental) y ser lo más silencioso posible al caminar. El camuflaje debe ser lo más natural posible”.
No obstante, Marcelo usa prendas camufladas, como el mismo lo confiesa. Las prendas camufladas son útiles en algunas cacerías, como las de patos, perdices o palomas (aves, en general). El guía o el baqueano puede indicarnos, antes de viajar, si es necesario lucirlas. En otros casos, tal vez sean moda. Una hermosa moda a la que adherimos ya que queda realmente bien, y es un gesto de hermandad con la naturaleza que nos rodea.
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Eduardo Schweitzer Uballes
Es interesante el tema del camouflage para cazar patos. He cazado mucho con ropa común. En cuanto al chancho es muy útil. Imitizarse con el medio . Coincido que en toda cacería es indispensable el silencio y el viento en contra