La nueva estructura del Congreso brasileño.
La llamada “bancada de la bala” puede haber triplicado de tamaño y eso sin ningún apoyo de la industria de las armas. Si en 2005 la izquierda perdió la bandera de “el pueblo quiere el desarme”, en esta elección perdió otra de sus histéricas jergas, el de “financiado por el lobby de las industrias”. Por Bene Barbosa
Ser feliz es bueno, pero tener razón es mucho mejor! Hace al menos dos décadas, me enfrentaba a la acusación de que la peyorativamente llamada “Bancada de la bala” sólo existía en virtud de las donaciones de campañas hechas por la industria nacional de armas y municiones. Acusación que, cualquier análisis mínimamente criterioso, teniendo en cuenta cuánto cuesta (o costaba) elegir un diputado federal o un senador, hace caer por tierra. La única razón de la existencia de esta tesis era con el objetivo de descalificar a los diputados y senadores de la Bancada por medio de la idea de que defendían lo que defendían única y exclusivamente por interés por el dinero para financiar sus campañas.
Con el fin de la posibilidad de financiación de campaña por empresas, llegué a escuchar en uno de los corredores del congreso, un cierto diputado carioca conmemorando lo que sería el fin de la “Bancada de la Bala” y de otras bancadas conservadoras. Le di una palmadita en la espalda y aposté que sería exactamente lo opuesto: la imposibilidad de vincular a diputados y senadores a la industria fortalecería la defensa de la posesión y del porte de armas para el ciudadano común. Bueno, fue exactamente lo que pasó. En el caso de los diputados electos, y no conociendo el posicionamiento de varios de ellos sobre el tema, digo sin temor de que nuestra bancada se ha duplicado y ahora sigue sin la carga de recibir financiación de las industrias de armas y / o haber sido elegidos por cuenta de esa vinculación. Siendo así, la bancada no sólo llega, llega mucho más grande,
Aprovechando, hago aquí una corrección importante sobre la definición de lo que es la “Bancada de la bala”. Hasta la fecha, como se indica en un informe realizado por el sitio web del Congreso en foco, ese grupo de parlamentarios es erróneamente identificado, mostrando su formación como única y exclusivamente proveniente de los cuadros de la seguridad pública. Así, de este modo, el diputado Rogério Peninha, autor del PL 3722/12 – que revoca el malentendido Estatuto del Desarme y crea una nueva legislación que garantiza el derecho de defensa al ciudadano – no está en la lista. De la misma forma que el senador electo Flávio Bolsonaro y los diputados federales Carlos Jordy, Kim Kataguiri y Joice Hasselmann entre otros tantos tampoco figuran en la lista de la bancada, sino que apoyan incondicionalmente el derecho a la posesión y el porte de armas para el ciudadano. Por otro lado, el diputado subteniente Gonzaga figura en la lista, pero es contrario a las armas en manos de la población … Es uno de aquellos que creen que tienen derecho divino a la legítima defensa simplemente por usar un uniforme.
El año 2018 -como fue el de 2005- es un año insoportable para los desarmistas, estos, sí, financiados y apoyados por ONGs millonarias, por los grandes medios y por los millones del multimillonario George Soros. Si en 2005 perdieron la bandera de “la gente quiere el desarme”, en esta elección perdieron otra de sus histéricas jergas, el de “financiado por el lobby de las industrias”. La próxima legislatura promete combates históricos en el Congreso sobre el tema, pero no piensan que será fácil. Hay todavía un largo camino por recorrer, camino este que empecé a recorrer hace más de veinte años, época en que muchos decían ser una locura. Bueno … ahí está el resultado.
Bene Barbosa ‘s experto en seguridad, escritor, presidente del Movimiento Viva Brasil. Artículo publicado en Livre y traducido del portugués
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