Que el agua no sea una trampa mortal
Para reducir el riesgo de aquaplaning, tener mejor visibilidad y poder frenar en menos metros es importante disminuir la velocidad, como primera medida. El estado de los neumáticos juega también un papel fundamental. Nota elaborada por CESVI
Los fenómenos meteorológicos han tomado un protagonismo notable en los últimos meses. Cambios climáticos drásticos, que no se habían registrado en décadas, se presentan con mayor asiduidad y las consecuencias desbordan lo previsto, en muchos casos.
Las terribles tormentas de lluvia y granizo registradas en estos meses, por ejemplo, tuvo consecuencias económicas y humanas aún peores que el fenómeno de los autos abollados. Los datos de siniestros registrados para esa fecha indican que la situación fue, en Capital Federal y alrededores, de magnitudes pocas veces vista en la zona.
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Mas allá de este fenómeno tan particular, lluvias de menor magnitud son la causa de graves situaciones que pocas veces los conductores de vehículos y peatones prevén. Desgraciadamente, tres de cada cuatro muertes ocurridas en estas circunstancias se deben a imprudencias o a situaciones que el conductor debería haber tenido en cuenta. Cuando exista posibilidad de lluvia, entonces, es importante que los conductores sigan una serie de consejos que seguramente lo mantendrán al margen de las consecuencias de estos fenómenos climáticos.
Cómo protegerse
Mas allá de la condición de ruta que se presente, el primer consejo que debe darse es tener sentido común y precaución. Al llover, el agua se mezcla con la suciedad y el aceite presente en las calzadas, creando las condiciones perfectas para derrapar. La mejor forma de evitar el patinamiento es reducir la velocidad. No hay otra. Lo hacen los pilotos de competición. Los tiempos de vuelta registrados con condición de piso mojado son hasta un 30% superiores a los de pista seca. Si conducimos más despacio, más banda de rodadura del neumático estará en contacto con la carretera, lo que redunda en mayor tracción y respuesta de frenado.
Más allá del diseño del neumático, lo principal es que tenga la profundidad de dibujo adecuada. Nunca menos de 1,5 mm.
Habitualmente, cuando analizamos accidentes donde el vehículo despista de la ruta, un paso obligado dentro del proceso de investigación es el análisis del estado y la presión de los neumáticos. En un 80% de los casos encontramos indicadores sobre mal estado de los neumáticos, que sumados a otras circunstancias como la velocidad o las malas maniobras en situaciones criticas, son los causales del accidente. Realmente el estado de las gomas adquiere protagonismo en estas circunstancias, ya que tiene la misión de desagotar el agua para que el contacto entre el caucho y el asfalto sea el mejor posible. Por eso, el otro consejo que debe darse es no ahorrar en cauchos baratos, de ellos depende nuestra seguridad.
Neumáticos
Son varias las propiedades de los neumáticos que hay que tener en cuenta. En estas circunstancias, más allá de su diseño, lo principal es que cuenten con la profundidad de dibujo adecuada. Si bien la Ley de Tránsito exige una profundidad mínima de 1.5 mm, es importante considerar que si la profundidad es mayor tendrá también mayores posibilidades de despejar el agua.
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Por otro lado, la presión es un valor a tener en cuenta, también. Debe estar siempre dentro de los valores definidos por el fabricante. Menos presión puede hacer que la banda de rodadura no apoye correctamente y como consecuencia generará una dificultad extra a la hora de despejar el agua. Muchos neumáticos no son simétricos a uno y otro lado de la banda de rodadura, lo que imposibilita la rotación habitual que permitía otro tipo de modelos. Su virtud está referida a la posibilidad de que, con este dibujo tan especial, pueda despejar mejor el agua durante la rodadura.
El agua forma pozos en algunos sitios de la carretera, para esto es necesario mantener firme la dirección y no tratar de corregir o frenar estando en la zona de baja adherencia.
Es muy común pensar que el neumático de banda de rodadura ancha tiene más agarre en este tipo de superficie. No siempre es así. Cuanto más ancho es el neumático, más difícil será sacar el agua debajo del mismo; por eso, los fabricantes para lograr un neumático ancho con buena capacidad de despeje de agua necesita diseñarlo como si fuesen varios neumáticos finos unidos por profundas canaletas que eviten la acumulación de agua.
La conducción
Si bien estos valores son por demás importantes, si queremos tener una buena respuesta en pisos mojados no es menos despreciable la acción que realiza el conductor para no entrar en el desagradable aquaplaning.
Un principio físico muy importante a considerar es que el agua podrá ser despejada por debajo del neumático siempre y cuando esté en movimiento (rodando), es decir, que cualquier acción de frenado que produzca el bloqueo, inevitablemente conducirá al aquaplaning.
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Por otro lado, velocidades de rotación superiores a la posibilidad de despeje del agua también podría generar que el neumático se monte en la superficie del agua, situación muy común en accidentes donde participan vehículos con los neumáticos con excesivo desgaste o circulando a muy alta velocidad.
En virtud de esta circunstancia los vehículos equipados con ABS (sistema antibloqueo) cuentan con una ventaja en este tipo de circunstancias, ya que al evitar el bloqueo garantiza el desagote del agua.
El agua forma pozos en algunos sitios de la carretera, para esto es necesario mantener firme la dirección y no tratar de corregir o frenar estando en la zona de baja adherencia. En muchos casos, al girar la dirección en el momento donde se recupera la adherencia, el vehículo sale disparado en forma oblicua hacia el carril contrario y constituye una de las causales más graves de este tipo de accidentes.
Por otra parte, cuando el agua choca contra el parabrisas se reduce la visibilidad, ya que se produce condensación de vapor y empañamiento del parabrisas por dentro. Ante esto, hay que mantener las luces encendidas, usar el aire acondicionado para desempañar y mantener limpios los vidrios y, si la situación lo requiere, encender las luces antiniebla. En lo posible, se debe seguir la huella del coche que nos precede porque de esta forma se disminuye el riesgo de aquaplaning.
Y otro consejo: con piso mojado hay que aumentar la distancia con respecto al vehículo que va adelante a seis segundos.
Conducir en condiciones de lluvia no es imposible, pero es necesario extremar las medidas de seguridad. Muchos accidentes graves son generados en estas circunstancias, mantener un nivel de atención y precaución extras nos ayudará a no quedar atrapados en la trampa del agua.
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