Pasiones que trascienden generaciones.
Si te gusta la nota que vas a leer o ya leíste en la Revista y tenes una historia similar, envíala a nuestra redacción. Por Carlos Nesci para Revista Aire Libre
Hace unos días, recibimos un mensaje en nuestra página de Facebook con una fuerte carga emotiva. Lo enviaba un hombre de Tandil, para destacar el orgullo que sentía porque su pequeño hijo había heredado la pasión por la caza, deporte que a él lo atrapó desde su juventud. El mensaje llegó en el momento oportuno, ya que en la redacción hace tiempo que queremos ponerle luz a historias como estas que pasan inadvertidas en el mar de reproches sociales que hoy censuran a la actividad cinegética. Rápidamente nos pusimos en contacto con Daniel Oscar González, así se llama nuestro amigo y lector – el papá de Valentín – para que nos cuente su experiencia, la que con mucho gusto transcribimos.
Daniel, tiene con su hermano un kiosco de venta de diarios y revistas, es músico y tiene una pequeña sala de ensayo. Sus grandes pasiones son la caza y la música. De chico le gustaba el campo pero no tuvo demasiadas oportunidades para iniciarse en este deporte. Recuerda que comenzó a cazar a los 13 años con su mejor amigo, cuyo padre era cuidador de una quinta y tenía una carabina Diana y un rifle cal. 36. Como todos los que recién se inician – sin un tutor que los guíe – solo recuerda mucha diversión, cuando se quedaban a dormir en el campo, pero con poca eficacia: apenas un pato y una memorable colorada que su amigo derribó al vuelo de un solo tiro con la carabina.
“Algo difícil de creer si no se ve, como es mi caso”, acota con una sonrisa. Ya con 18 años, comienza a cazar con una escopeta Centauro, cal.16 que tiene la particularidad de un pequeño recorte en la punta, ya que tuvo una ligera rajadura que un tornero local eliminó, prolijamente, cortando el sector dañado…”Nunca tuve un problema con esa escopeta que adquirí a través de un canje por un Mahely Master. Un arma muy noble!” afirma enfáticamente.
Así fue como Daniel se inició formalmente en la caza, disponiendo de un arma idónea y de los consejos de Walter Sarando, un vecino de Azul que le enseño los secretos de este deporte y que él, a través de los años, le fue inculcando a sus hijos.
Los perros de caza han sido no sólo el complemento, sino también una motivación adicional para el desarrollo de su pasión.
“Crío pointer desde hace más de 25 años, arranqué con una perra que me regalaron que era pointer con cruza de braco alemán! Yo tendría 16 años y se la mandé a un hombre que se dedicaba a esto (de apellido Rivero). Era una buena perra pero que, lamentablemente, no tenía todas las condiciones….Después tuve a Mili, que en el ranking de mis perros, entraría en el 2do. puesto, luego su hija Hannah a la que le daría el 3º y Yanka (la hija de Hannah, nieta de Mili y madre de los cachorros) que es la mejor. Ella se ganó el primer puesto! Las anteriores murieron de viejas con 13 y 14 años, ya estoy por la cuarta generación con la misma sangre, aunque la mejoré gracias a los amigos y cazadores que me ha dado este deporte. Hoy tengo a Yanka, de 8 años, una perra excepcional, increíble cazadora y sus 2 cachorros, Aime (es de mi hijo Valen) y Jack… al que pensaba vender, pero me lo quedé. Tiene 2 años y, aunque no está totalmente entrenado, es muy prometedor. Si bien no me dedico a la cría y venta como comercio; debido al pedido de amigos de mis amigos cazadores que me lo han solicitado, terminé vendiendo perros por todo el país y todos me salieron muy buenos, jamás me falló uno.”
Dicho esto e introducido Valentín en la conversación, comenzó a contarnos el vínculo de su hijo con la caza y las condiciones del chico para la práctica de este deporte.
“Valen heredó la misma pasión por la caza. Desde los 3 años que sale a cazar conmigo. Antes de los 5, para un día del niño, le regalé su primer rifle de aire comprimido. Me asombró la puntería que tenía, increíble ya que apenas lo podía sostener. Luego, cuando ya tenía edad suficiente, le regalé su primera escopeta, una centauro del .32 y desde ese momento en lo único que piensa y lo único que me dice es …. pa, cuánto falta para el 1 de mayo…. Por lo tanto, con lo único que puedo sobornarlo para que estudie o haga los deberes, es diciéndole: “si traes malas notas no te llevo a cazar!”
Desde que nació lo he llevado al campo. Él se quedaba con mi señora, mi nena y con la mujer del puestero y yo salía a despuntar el vicio. A los 3 años ya tiraba en el patio de mi casa con el rifle de su hermano mayor (Diego) y a esa edad salió al campo a caminar conmigo por primera vez y desde ahí no paró más! Recuerdo que una vez, a los 5 años caminamos 6 horas (una locura) que solo hacemos los que nos gusta cazar”.
Al contarnos esto, acordamos que le haríamos algunas preguntas concretas sobre temas que hacen al conjunto de circunstancias que rodean a la caza.
¿Cómo te manejás con Valen en todo lo referido a la seguridad en el campo?
Con Valen, las normas de seguridad nunca fueron problema, incluso hoy por hoy y gracias a internet, te diría que en lo teórico sabe más que yo. Es muy curioso y trata de informarse de todo lo relacionado con las armas, sabe un montón. Como te conté, tengo un kiosco de revistas familiar desde el año 1982, o sea que a las revistas de caza, pesca y aventura, las he leído y aún las leo pero Valen, se las devora! Antes me hacía leerle las notas mientras él miraba las fotos. Hoy ya sabe leer y aunque no le gusta demasiado la lectura, si encuentra algo que le interesa lo lee y cuando se cansa o no entiende me pregunta! Con respecto a las normas de uso de las armas, siempre le inculqué (lo que aprendí de mi amigo WALTER) el de la escopeta va adelante y el que acompaña 3 pasos atrás. Si lográs que un nene de 3 años lo aprenda, le queda para toda la vida! Él sabe que al llegar a un alambrado, se quiebra el rifle, se saca el cartucho, se pasa el alambrado y se vuelve a alistar el arma! Cuando él va a tirar, sabe que estoy detrás y que si la perdiz sale hacia atrás, no se tira. También sabe que solo se monta el rifle al llegar a la perra, cuando está seguro de que la perra tiene a la perdiz y que la va a levantar. De todas maneras (más vale prevenir…) siempre le recuerdo que no monte la escopeta hasta llegar, y si lo ves al trotecito yendo hacia la muestra, quedate bien tranquilo, que la escopeta no esta montada! Él es el encargado de preparar las cosas y después de cada salida. Por eso, cuando terminamos de cazar, quiebra su arma, guarda el cartucho en la canana y se dispone a preparar el regreso! Las armas nunca están cargadas. Te comento, que en TANDIL tengo permiso para cazar en alrededor de 10 campos, el más cercano está a 20 minutos de mi casa, por lo que el tiempo de la salida lo empleamos casi exclusivamente para cazar y el retorno es rápido. Tenemos la suerte de no agotarnos en desgastadores viajes.
¿Le enseñaste a respetar las temporadas y los cupos?
Yo lo aprendí a respetar desde que conocí a mi amigo Walter Sarando y es el día de hoy, que me cae mal enterarme que hay gente que 10 días antes de largar la temporada ya está cazando y que además, lo cuenta como una gracia!. Valen, casi aprendió los meses del año con el solo propósito de saber cuánto faltaba para el 1ro de mayo…Siempre, desde que empezó le expliqué la importancia de no depredar. Tengo conocidos que lo hacen y lo han hecho y siempre le dije a Valen que eso es una estupidez. Que en este deporte lo que cuenta no es quien caza más, sino que lo importante es pasar el momento, caminar y disfrutar de una jornada con amigos. Si te fijas en las fotos de mi Facebook, verás que las cacerías con mi hijo son de pocas piezas: 2 liebres, 6 ó 7 chicas y 1 ó 2 coloradas. Está muy bien, sobre todo teniendo en cuenta que hacemos doble jornada, vamos a la mañana un ratito y después de almorzar volvemos a salir otro rato. Esto es porque últimamente, pasé de salir a cazar a salir a enseñarle. Y, para mi sorpresa, descubrí que es tan o aun más divertido!!!!
¿Imagino que comen lo que cazan?
En mi caso, hoy podría decir – sin dudarlo – que mi mejor compañero de cacería, es mi hijo menor… y eso no tiene precio, ya que hago lo que me apasiona, lo que me hace sentir vivo y lo hago junto a mi hijo. He practicado todo tipo de caza menor y él disfruta muchísimo con las carnes salvajes; no sólo es cazar sino también comer lo que se caza. Es más, yo cacé jabalíes y le encantan (no te asustes, que a él todavía no lo llevo, aunque estoy seguro que eso no sólo me baja puntos sino que también me debe mandar alguna “maldición” por lo bajo… jaja!). Cuando vamos al campo, también le pregunta al encargado si puede cazar alguna cotorra o paloma para los gatos y, si le dan permiso, va y se trae 2 ó 3 no más que eso y ya se queda tranquilo.
¿Y cómo anda Valen, desplumando, cuereando y eviscerando?
Muy bien, no le saca el pecho a la limpieza y tanto cuerea una liebre como despluma y eviscera una perdiz con gran habilidad – las perdices son su especialidad, es un avión! –. Y después limpia los utensilios utilizados y hasta afila sus cuchillos.
¿Quién se ocupa de la atención, el adiestramiento y entrenamiento de los perros?
Valen siempre me ayuda en el trabajo con los perros, de hecho esta vez los cachorros no están del todo adiestrados, en parte porque estos dos años estuve complicado y no pude prestarles la atención necesaria, y por otro lado, porque he decidido empezar a darle a él la responsabilidad de adiestrarlos. Primero con la caña y la pluma para seguir el rastro y luego con el cobro y la entrega. Ya buscan y marcan pero al llegar a la pieza no se animan a agarrarlas, ya sea que estén vivas o muertas… es la 1ra. vez que me pasa. A la pelota con las plumas la encuentran, la agarran y entregan en mano, pero con la perdiz no quieren saber nada, decí que tengo a Yanka – la madre – que me salva de esta falencia. De todas maneras, cuando finalice la temporada me voy a poner de lleno a terminar de adiestrarlos, pero quiero que lo haga Valen, tengo fe en que van a aprender.
¿Por último Daniel, alguna reflexión que quieras agregar?
Simplemente que me impulsó ponerme en contacto con Uds. porque, en una nota que publicaron, mencionaban que con el tiempo podría disminuir sensiblemente y hasta desaparecer la caza deportiva, ya que no solo es cada vez más difícil cumplir las exigencias que nos imponen a los cazadores deportivos, aunque seamos legítimos usuarios y tengamos todo en regla, sino porque, además pareciera que todo el mundo está declarándose “proteccionista” aunque ni siquiera sepan el significado de la palabra!. Quería que supieran que también existen casos como el mío, en el que la pasión no se extingue, ya que con mi hijo siento que estoy haciendo un aporte de sangre nueva por este deporte, tan antiguo como el hombre mismo y que por lo que veo en Valen, sigue firme en nuestro ADN. Esto para mí es muy valioso y quiero agradecerles por difundirlo!
Al terminar la charla con Daniel me acordé de la publicidad de Ford, cuyo slogan para las chatas era Raza Fuerte y del concepto para un viejo comercial de la Ranger “en el campo se nace 4×4”. Creo que es la síntesis más acabada de lo que experimenté durante esta conversación. El ejemplo de Daniel nos pega muy de cerca a los que amamos este deporte – y también la pesca – y hemos pasado por la introducción de nuestros hijos y nuestros nietos en estas prácticas ancestrales. Es una extraña sensación de transmisión de saber a la vez que de trascendencia en el tiempo. Una grata resonancia difícil de explicar, cuya razón debe estar en la complacencia de nuestros genes por el deber cumplido.
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Claudio
Lastima que resoetan tantas cosas y aun no se enteraron que cazar coloradas esta prohibido. Por lo demas todo bien.