El hábitat urbano del cazador deportivo.
Por Carlos Nesci para Revista Aire Libre.
Corría noviembre de 1944 y el Tiro Federal Argentino de Bs. As., abandonaba sus antiguas instalaciones de Palermo, con todo un pasado de gloria y alcurnia, para emplazarse en el flamante y actual edificio de Núñez, aspirando a disfrutar de todo lo nuevo que proponía la modernidad y de un edificio construido específicamente para este deporte. Un fenómeno parecido al que hoy atraviesa la institución con su inminente relocalización geográfica.
Allí, en el entrepiso del polígono principal, un conjunto de entusiastas cazadores y tiradores había creado el sector de Caza Mayor. Al principio, se utilizaban las líneas de tiro de ese polígono para la práctica habitual, hasta que pasados unos cuantos años, el grupo inicial – ya muy numeroso por aquella época – es invitado a trasladarse a su polígono actual. Las instalaciones eran más precarias y de uso exclusivo de las FFAA. Por ese entonces el lugar era conocido como Polígono Auxiliar.
Con gran predisposición, ese voluntarioso grupo ayudó a terminar las obras y logró que se habilite el polígono del sector Caza Mayor y lo hace con el nombre Polígono Auxiliar Caza Mayor en el lugar en que hoy continúa funcionando.
A mediados de la década del ´60 se crea la Sub-comisión del sector y este asume plena representatividad dentro de la institución.
Por supuesto, con el correr del tiempo las instalaciones se fueron modernizando y recibiendo mejoras en equipamiento, confort e insonorización y dejó de ser Polígono Auxiliar. Lejos quedó el pequeño escritorio en que Don Carrizo, suboficial retirado del Ejército Argentino, recibía a los socios con su gesto adusto, exigiéndoles la presentación del carnet con la cuota al día e invitándolos a servirse un par de trozos de algodón, única protección auditiva por aquel entonces.
Antonio López Bueno, el socio más antiguo del sector, ya entrado en los 90 años pero con una memoria envidiable, nos da su testimonio de aquella época…
“Ese grupo tuvo un mentor que era Cándido Vázquez. Él era un ser humano de un carácter muy especial, un maravilloso mecánico tornero, dedicado a las máquinas de envasado de la industria farmacéutica – nada que ver con las armas – pero que ha llegado a hacer fusiles sniper para la Fuerza Aérea Argentina, que incluso se usaron cuando nos visitó Juan Pablo II. En el TFA mucha gente tiene un fusil hecho por Cándido o “tocado” por él. Un hombre talentoso, hasta ha tenido patentes de invención para ciertas máquinas del rubro envasado farmacéutico, muy generoso y solidario con los tiradores a los que ayudaba con cualquier dificultad que tuvieran con sus armas. Proveedor de los grandes laboratorios. Un superdotado con estudios de colegio industrial, solamente, que – entre otras muchas cosas – hacia miras telescópicas. Verlo trabajar era increíble, una rapidez y precisión alucinantes. Un genio.”
Y continuó Antonio “Además, un hombre totalmente comprometido con el sector, recuerdo que cuando se dejó de tirar olímpicamente el jabalí móvil, él recuperó toda la maquinaria del depósito del stand principal y lo reinstaló en Caza Mayor. Bueno, bajo su égida, el TFA comienza a desarrollar el sector de Caza Mayor, tal como hoy lo conocemos. Estamos hablando de fines de la década del ´60 y principios del ´70. Por aquellos años ya había concursos y la gente concurría masivamente. Se debía esperar a que se desocuparan las líneas, cosa que hoy lamentablemente, no ocurre. Me acuerdo de Carrizo, encargado del sector. Un hombre muy disciplinado y severo, ex-militar, que tenía todo debidamente dispuesto. Recuerdo también sus cajitas con algodón para los oídos. La única protección que se utilizaba en aquella época. Por esos tiempos los delegados se hacían cargo de velar por la seguridad y observar a los tiradores ante cualquier manipulación riesgosa de las armas. Hoy esa función está en manos de empleados de la institución. Antes los socios nos autoabastecíamos de todas estas necesidades, cooperando, ayudando. Hoy todo está en manos de personal rentado. También me acuerdo del encargado que lo sucedió a Carrizo, se llamaba Eric, “el alemán”, después llegaron los actuales y entrañables Alfredo y Claudio.”
“Quizás el momento más importante para el desarrollo del sector fue la incorporación de la Federación de Caza Mayor, en la década del ´80. Con la Federación adentro, funcionó a full ya que los cazadores, que eran muchos por aquella época, se hacían socios del TFA porque era el lugar en que podían practicar y calibrar sus armas. Los miércoles los miembros de la Federación hacíamos una cena en el TFA. La hacíamos nosotros mismos, ocupándonos de todo. La Federación estuvo adelante y el Sector de Caza Mayor también, incluso se usaban las líneas de la galería principal, hasta que se habilitó el polígono del sector. Recuerdo que ayudamos durante el final de obra, nivelando la tierra del campo de tiro. Otelo Furlanetto, aportó muchísimo y hasta donó el medidor de velocidad de tiro. Yo supongo que el sector se habrá habilitado a fines de la década del ´60 y luego comenzó a equiparse y evolucionar hasta donde hoy lo conocemos”, continuó Antonio.
“Durante la década del ´80 se inauguró el quincho “La Aguada” y luego se hizo costumbre ir a comer los sábados al mediodía. Hubo un momento en que se hacían comidas nocturnas, también los sábados, y hasta venían los militares del Reg. de Patricios. Recuerdo que había un coronel prestidigitador que hacía un show, muy divertido, para entretener a los chicos. Venían todos con sus esposas, se disfrutaba de un clima de auténtica camaradería. Fueron momentos muy lindos, muy cálidos, que dejaron en nuestra memoria muy gratos e imborrables recuerdos.”, concluyó Antonio
Así nos despedimos de Antonio, quien nos muestra con indisimulable orgullo, el obsequio que le hicieron los miembros del sector al cumplir sus 90 años. Un hermoso cuchillo artesanal, con el grabado de su nombre, obra del orfebre Alejandro Jiménez.
Hoy el Sector Caza Mayor le ofrece al socio interesado en esta disciplina de tiro, innumerables posibilidades para practicar y mejorar sus capacidades como tirador y cazador, organiza torneos, charlas, conferencias, talleres, estimula la camaradería y articula un conjunto de servicios para que pueda realizar excursiones de caza tanto en nuestro país como en el extranjero, transformándose así en el lugar natural del cazador – cuando no está cazando -.
La descripción de todo lo que allí se puede hacer lo encontrará en Revista Aire Libre de Diciembre 2018 y próximamente en este sitio. Hasta entonces y buena caza!
Contacto en Caza Mayor
( 011) 4782 4969 / 4000 int.111
cazamayor@tfaba.com.ar
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