Crece la oferta de productos para ellas.
En un momento en que el movimiento #MeToo ha extendido la concienciación sobre el acoso y la violencia sexual, las armas de fuego son un “gran igualador”, opina Dianna Muller, agente de policía jubilada de Tulsa, Oklahoma, que ahora es una tiradora profesional a tiempo completo. “A mi generación de mujeres nos han dicho que podemos hacer lo que queramos”, dice.
A mujeres como ella se dirige Anna Taylor, empresaria y diseñadora de moda, que está tratando de revitalizar el corsé, pero no para recuperar la lencería victoriana, sino para proporcionar a las mujeres un lugar donde llevar la pistola. “Quizá el corsé estuviera pasado de moda, pero lo cierto es que nunca fue tan útil como ahora”, dijo Taylor en Las Vegas durante el Shot Show de este año.
Después de ignorar el mercado de las mujeres durante años, la industria de las armas de fuego ha visto en ellas un motor de crecimiento. Desde el 2016, año en el que alcanzaron su pico, las ventas de armas han venido disminuyendo debido al contexto político estadounidense pero, al mismo tiempo, la participación de las mujeres en el mercado ha ido creciendo.
Los comercios estiman que las mujeres representaron el 23% de un mercado minorista que movió 44.000 millones de dólares en armas de fuego y accesorios en 2016, 7 puntos porcentuales más que en 2010, según datos de la National Shooting Sports Foundation (NSSF, Fundación Deportiva Nacional de Tiro), que gestiona el salón Shooting, Hunting and Outdoor Trade (SHOT).
Corsés para llevar pistolas
Taylor creó su propia compañía, Dene Adams, en 2013, tras verse frustrada por la falta de cartucheras para mujeres. Cosió una alfombrilla de neopreno en uno de sus corsés para su primer prototipo, y ahora tiene 13 cartucheras en su catálogo. Las ventas alcanzaron los 250.000 dólares en 2014 y aumentaron a 1 millón de dólares en 2018, según la misma Taylor.
Entre los artículos que más ha vendido este año están unos pantalones de yoga que permiten llevar en la cintura el peso de una pistola. Igualmente, ha diseñado unos pantalones cortos de compresión con una funda incorporada en el muslo que permiten que una mujer pueda llevar un arma tanto si está vestida para salir una noche en la ciudad o para ir a trabajar a la oficina el lunes por la mañana.
Las cartucheras para hombres tradicionalmente se diseñan para llevarse en torno al cinturón, pero debido a la variedad de prendas femeninas, las mujeres necesitan opciones en el sostén, cintura, vientre, axila, muslo, tobillo y bolso. Esto también implica que las mujeres tienen que practicar el momento de desenfundar la pistola desde múltiples ángulos.
Fuente: cambio16
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