Su impacto en los océanos podría dejarnos sin peces para comer.
Los científicos han advertido que el calentamiento global pondrá presión en el abastecimiento mundial de alimentos durante las próximas décadas.
La población de peces está disminuyendo a medida que los océanos se calientan, lo cual pone en riesgo una importante fuente de alimentos e ingresos para millones de personas en todo el mundo, de acuerdo con investigaciones recientes publicadas el 28 de febrero.
El estudio reveló que la cantidad de alimento marino que los humanos podrían capturar de manera sustentable entre una amplia gama de especies disminuyó un 4,1 por ciento de 1930 a 2010, un efecto del cambio climático ocasionado por el ser humano.
“Esa disminución del cuatro por ciento parece pequeña, pero equivale a 1,4 millones de toneladas métricas de pescado de 1930 a 2010”, dijo Chris Free, el autor principal del estudio publicado en la revista Science.
Los científicos han advertido que el calentamiento global pondrá presión en el abasto mundial de alimentos durante las próximas décadas. Pero los nuevos hallazgos —que separan los efectos del calentamiento de las aguas de otros factores, como la sobrepesca— indican que el cambio climático ya está teniendo un impacto serio en los alimentos provenientes del mar.
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El pescado constituye el 17 por ciento de la ingesta de proteína animal de la población mundial, y hasta el 70 por ciento en el caso de las personas que viven en países costeros o isleños, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“El pescado es una fuente esencial de proteína para más de la mitad de la población global, y aproximadamente 56 millones de personas en todo el mundo viven de la industria pesquera”, sostuvo Free.
Conforme la temperatura de los océanos ha aumentado, algunas regiones se han visto particularmente afectadas. En el noreste del océano Atlántico y el mar de Japón, las poblaciones de peces disminuyeron hasta en un 35 por ciento durante el periodo en que se realizó el estudio.
“Los ecosistemas en el este de Asia han visto la disminución más considerable en la productividad de la industria pesquera”, dijo Free. “Además, en esa región habitan algunas de las poblaciones humanas de mayor crecimiento, y estas dependen mucho de los alimentos provenientes del mar”. Ahora es un investigador posdoctoral en la Universidad de California, campus Santa Barbara, pero Free comenzó con su investigación mientras realizaba su doctorado en la Universidad Rutgers.
La vida marina ha sufrido algunos de los efectos más drásticos del cambio climático. Los océanos han absorbido el 93 por ciento del calor que se queda atrapado en el planeta debido a los gases de efecto invernadero que los humanos liberan en la atmósfera.
Un estudio publicado en enero, también en Science, descubrió que las temperaturas de los océanos están aumentando mucho más de prisa de lo que algunos cálculos anteriores habían estimado.
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Dadas estas condiciones cambiantes, los peces están cambiando de hábitat en busca de lugares con las temperaturas que prefieren. Las altas temperaturas oceánicas pueden matar tanto a los peces como a sus fuentes de alimento.
“Los peces son como Ricitos de Oro: no les gusta que su agua esté ni muy fría ni muy caliente”, dijo Malin L. Pinsky, profesor adjunto en la Escuela de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad Rutgers y coautor del nuevo estudio.
En aproximadamente un cuarto de las regiones estudiadas, los peces habían expandido sus dominios. En la costa del Atlántico de Estados Unidos, la pesca sustentable de lubina negra aumentó en un seis por ciento a lo largo de la duración del estudio.
Otro cuarto de las regiones estudiadas no tuvo cambios importantes en sus poblaciones de peces, como el noroeste del océano Atlántico, donde abunda el arenque.
Pero a la mitad de las regiones no les fue tan bien. En el noreste del océano Atlántico —hogar del bacalao, el ingrediente base del platillo fish and chips— la pesca sustentable tuvo una disminución del 34 por ciento.
En general, las poblaciones de peces que se redujeron fueron más que las poblaciones que aumentaron durante las ocho décadas que abarcó el estudio.
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Los investigadores se centraron en pescas sustentables, y usaron una medición desarrollada por las Naciones Unidas que determina la cantidad de alimento que se puede obtener repetidamente a partir de una población base de peces. “Los caladeros son como una cuenta de banco, y nosotros estamos tratando de vivir de los intereses”, dijo Pinsky.
Muchos estudios previos han predicho que el cambio climático provocaría que en el futuro hubiera menos peces en los océanos, pero la nueva investigación observó datos históricos que indicaron que las disminuciones ya han comenzado.
“Este va a ser uno de esos estudios pioneros que se citan una y otra vez”, dijo Trevor Branch, profesor adjunto de la Escuela de Ciencias Pesqueras y Acuáticas de la Universidad de Washington que no participó en el estudio. “La mayoría de lo que he visto antes en términos de impacto del cambio climático ha sido especulativo, como ‘Creemos que esto es lo que va a suceder en el futuro’. Este estudio es diferente”.
Los investigadores usaron una serie de datos de 235 poblaciones piscícolas en 38 regiones ecológicas de todo el mundo. La información detallada les dijo no solo dónde estaban los peces, sino también cómo reaccionaban a efectos ambientales, como los cambios en las temperaturas del agua.
El equipo comparó esos datos con registros que mostraban cómo habían cambiado a lo largo del tiempo las temperaturas oceánicas en las distintas regiones. Estos análisis regionales fueron importantes porque algunas partes del océano se han calentado más rápido que otras.
“Entonces relacionamos las regiones con cuáles poblaciones reaccionaban de manera positiva o negativa, o cuáles no reaccionaban en absoluto”, explicó Pinsky.
Los datos revelaron algunas otras tendencias. A las poblaciones piscícolas localizadas en las partes más frías de sus hábitats solía irles mejor que a aquellas ubicadas en las partes más cálidas, pues para esos peces el calor adicional era demasiado. Esto fue algo preocupante para los investigadores, porque los datos que usaron eran menos precisos en los trópicos. Las pérdidas de peces en esas regiones quizá hayan sido mayores que en las regiones en las que se concentró el estudio, afirmó Pinsky.
A las áreas cálidas les iba aún peor cuando había sobrepesca. Los investigadores sugirieron que la sobrepesca volvía a los peces más vulnerables a los cambios de temperatura, pues afectaba su habilidad para reproducirse y dañaba el ecosistema.
Luchar contra la sobrepesca y mejorar en general el manejo de las empresas pesqueras puede ser de ayuda, dijeron los investigadores. Pero, a final de cuentas, la solución consiste en ralentizar o detener el cambio climático.
Otro estudio, publicado el 27 de febrero en la revista Science Advances, encontró que limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius sobre los niveles preindustriales, lo cual es una meta del Acuerdo de París, podría traer miles de millones de dólares en ingresos extras para la industria pesquera en todo el mundo. Gran parte de estos ingresos extras quedaría en los países en vías de desarrollo, donde mucha gente obtiene su ingesta de proteína de la vida marina.
“Esperamos que esto resalte la importancia de dar cuenta del hecho de que el cambio climático está provocando cambios en la productividad”, comentó Free respecto de su investigación. “Los administradores de la industria pesquera deben idear nuevas maneras innovadoras de solventar esos cambios. Eso incluye endurecer los límites de pesca en años negativos cálidos, pero también podría relajar los límites de pesca en años positivos más fríos. Tener reglas que se adapten al cambio climático va a ser muy importante para maximizar el potencial de los alimentos”.
Información de The New York Times / Estados Unidos
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