Esquíes, sudor frío y un par de armas humeantes.
Por Julián Agüero para Revista Aire Libre.
5 de abril de 2019. Si esquiar es un deporte que necesita de agilidad y concentración, es difícil imaginar tener que realizarlo con una carabina colgada en la espalda y deteniéndose en diferentes puntos del recorrido para ejecutar disparos a un blanco determinado. Suena difícil y complicado, pero de eso se trata el Biatlón. Una práctica combinada que reúne a las armas y a la nieve para transformarse en una disciplina generalmente militar y netamente de invierno. En Argentina su máxima actividad se concentra en la región patagónica.
Esta competencia veloz y exhaustiva tiene sus origines en el norte de Europa. Y como en otras oportunidades, fueron las fuerzas armadas las que influyeron en su llegada. Alrededor del siglo XVI, las tropas escandinavas adoptaron la manera en la que cazaban los hombres de montaña hace miles de años, y equiparon a sus soldados con esquíes. De esa manera, podían defenderse mejor y disparar de forma más cómoda en las zonas nevadas. Un modo de dar batalla que casi cuatro siglos después se convertiría en deporte.
Fue en 1958 cuando el Biatlón desarrolló sus primeros campeonatos reglamentados. Esos inicios oficiales tuvieron lugar en Austria, país sinónimo de montaña y nieve por su geografía y clima (la mayor parte de su territorio está ubicada dentro de la sección oriental de los Alpes). Rápidamente ganó popularidad y para 1960 ya formaba parte del programa de Juegos Olímpicos de invierno.
El equipamiento necesario
Ya empapados de su historia, ahora toca entender cómo es la modalidad: se necesita de un rifle calibre 22 y de un equipo de esquí completo y ligero. Hay distintas especialidades: individual, sprint, persecución, relevos y salida en masa.
Pero el objetivo principal es completar un recorrido determinado, en el cual hay que detenerse en distintas zonas de tiro para realizar cinco disparos (tumbado y de pie), a cinco blancos de metal situados a 50 metros de distancia.
El deportista o equipo que consiga hacerlo en el menor tiempo posible y con menor cantidad de errores en las ejecuciones de tiro -por cada fallo, se penaliza con distancia o tiempo adicional- gana la prueba.
El biatlón en Argentina
En el plano militar, en Argentina desde 1971 se realiza de forma ininterrumpida la Competencia Internacional de Tropas de Montaña, bajo las normas del Consejo Internacional del Deporte Militar (CISM). En el marco de esa competencia, se desarrollan las carreras de Biatlón Sprint y Persecución oficializadas por la Unión Internacional de Biatlón (IBU), en las que participan comúnmente el equipo nacional de esquí, junto con Brasil y Chile (en otros ediciones han formado parte naciones como Italia, Estados Unidos y España). Los resultados de esas dos modalidades actualmente también son válidos para la Copa Sudamericana de Biatlón.
Esta práctica combinada además integra el programa de los Juegos Nacionales de Invierno que se celebran en Argentina desde el 2016, también en sus especialidades Sprint y Persecución. Lo bueno de estos juegos es que el biatlón no se limita únicamente a la actividad militar, y abre sus puertas a cualquiera que tenga la intención participar. Las administraciones deportivas provinciales son las encargadas de realizar la inscripción on-line y elegir a todos sus representantes. En la edición de 2018, fueron 22 los biatletas que asistieron a la cita (9 mujeres y 13 hombres).
Para entender un poco mejor la disciplina el Mayor Carlos Gastón Fanti, Jefe del equipo militar de esquí, le contó a Aire Libre: “Antes del deporte como se lo conoce, en la década del 50’, en el ejército ya existía algo parecido que se llamaba ‘patrulla militar’. Era una patrulla de soldados que se desplazaban en un determinado terreno con un esquí de travesía con los cuales se llegaba a un lugar de tiro improvisado, y ahí se disparaba”.
Con el correr de los años, la competencia fue evolucionando y Fanti precisó: “Yo pongo el Mundial Militar de 1975 como principal fecha antecesora de lo que es el Biatlón hoy, aunque tenían otro calibre y el blanco de tiro era de papel. A partir de ahí, y sobre todo en 1980, hubo un florecimiento de la actividad. Ese año fue la primera vez en la historia que un equipo de Biatlón argentino se presentó en los Juegos Olímpicos de Invierno” (Lake Placid, Nueva York 1980).
Y a pesar de que la especialidad avanzó, el apoyo económico y político no lo hizo, pero no solo en el ámbito militar: “los biatletas militares no tienen becas, tienen el sueldo militar únicamente. Y en la Federación no tenemos políticamente un gran apoyo. Trabajamos mucho solo por amor al arte, es todo a pulmón”, expresó Fanti quien también es Delegado Técnico Internacional Deportivo y forma parte de la Federación Argentina de Pentathlon Moderno y Biathlon, algo que le permite entender la disciplina no solo cuando se trata acerca de las fuerzas.
Y si bien, el dinero no llega como en otros deportes, la creación de los Juegos Nacionales de Invierno permite crecer y el Mayor lo festeja: “Con la realización de los juegos el deporte argentino mira a la montaña. En tres avanzamos lo que no avanzamos en 50”.
Debido a que el factor climático fundamental es la nieve, es durante la época más fría del año que se puede disfrutar de las pruebas. Sin embargo, en el hemisferio norte hay torneos como el Campeonato Europeo, que se organiza todos los años, y el mundial (también se disputa anualmente excepto cuando hay JJ.OO de Invierno. Casi siempre en Europa y muy pocas veces en Asia o Estados Unidos). Allí la popularidad es mayor y algunos torneos suelen contar con más de 150 inscriptos entre mujeres y hombres.
DATOS ÚTILES:
- Dónde practicarlo
Club Andino Ushuaia, Tierra del Fuego.
Club Argentino de Biatlón, Bariloche Río Negro.
Club Andino Esquel, Chubut.
Club Andino Caviahue, Neuquén.
Mail de Contacto: biathlonargentina@yahoo.com.ar
- Elementos
Equipo de Esquí completo (Ropa, esquís, bastones): u$s 1000 a u$s 3000
Rifle: Calibre: 22; Peso mínimo: 3,5 kg. – Precio: u$s 2000 a u$s 4000
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