Una gran franja central.
A orillas del Río Paraná, a poco más de cuatrocientos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, la ciudad entrerriana de Diamante es la puerta de acceso al Parque Nacional Pre Delta. A él se ingresa por el Paraje La Jaula, que cuenta con un campamento agreste, luz, baños, mesadas, fogones y proveeduría. Para vivenciar estos ambientes en todo su esplendor, los visitantes pueden adentrarse en el río a través de una recorrida náutica, actividad ideal para los amantes del Delta.
La región cuenta con variadas ofertas para complementar la visita al parque nacional, como el trayecto de la Ruta provincial 11 entre las ciudades de Diamante y Paraná, donde se suceden las pintorescas aldeas fundadas por los inmigrantes alemanes de la zona del Volga: Protestante, Valle María, San Francisco, Spatzenkutter, Salto y Brasilera.
En línea recta hacia el Oeste, en pleno corazón de la sierra del Tontal y de cara al valle de Calingasta -un verdadero oasis sobre el desierto sanjuanino- el Parque Nacional El Leoncito resulta todo un apelativo a los sentidos. Pocos lugares en el mundo pueden jactarse de tener un cielo con la calidad del que envuelve a la naturaleza cuyana en esta porción de maravillas.
Conservando una muestra representativa de ambientes tales como el Monte, la Puna y los Altos Andes, el área protegida contribuye al mantenimiento de ese cielo diáfano, preservándolo de las consecuencias de actividades humanas generadoras de luces y polvo atmosférico que amenazan seriamente su calidad natural. El promedio de trescientas noches despejadas por año ofrece condiciones ideales para la observación, y por ello sobre el macizo cordillerano resaltan las moles blancas de dos complejos astronómicos de gran importancia a nivel nacional y mundial, abiertos al público mediante visitas guiadas.
La Pampa del Leoncito, vecina a la localidad de Barreal en Calingasta, es una planicie de altura de unos doce kilómetros de largo por cinco de ancho, que suma un punto panorámico al circuito local. Es una de las pistas más famosas para la práctica de carrovelismo del hemisferio sur, en la que los competidores suelen alcanzar velocidades de entre ochenta y cien kilómetros a una altura de 1.900 metros sobre el nivel del mar.
Desde la ciudad de San Juan, a unos 195 kilómetros por la Ruta Nacional 40 y la Ruta Nacional 150 se accede a la localidad de Rodeo (195 km), donde está ubicada la Intendencia del Parque Nacional San Guillermo. Allí se realizan los trámites obligatorios para ingresar a esta joya de los Andes: presentación de documentación de los vehículos, validación de las fichas médicas personales y confección del Registro de Ingreso.
Recientemente se volvió a habilitar el ingreso de visitantes, dado que la Ruta Provincial Nº 430 se encuentra transitable con precaución tras el cierre del camino por las crecidas y desbordes de los cursos de agua durante el verano. En el trayecto se vadea dos veces el Río Blanco y se transita por caminos de cornisa de anchos variables y pendientes pronunciadas; por esta razón, se requiere el uso excluyente de vehículos doble tracción, además de la compañía de un Guía de Turismo Habilitado.
En San Luis, el Parque Nacional Sierra de las Quijadas muestra las paredes erosionadas del Potrero de la Aguada que destacan como el principal atractivo paisajístico del área. En un ambiente en que la falta de agua es la norma, los fósiles son la evidencia de que el lugar fue bien diferente en otros tiempos, cuando bosques y lagunas eran la característica distintiva del sitio. En una caminata de cuatro horas, en compañía de un guía habilitado, se puede descender hasta llegar a los colosales paredones rojizos del sendero Farallones para admirar las espectaculares dimensiones del lugar desde una pequeña escala humana. Para visitarlo, es posible alojarse tanto en San Luis, la capital provincial, como en la ciudad de Merlo, villa turística con infinidad de propuestas.
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