Sucedió en las instalaciones de la ATF en Virginia.
Agentes de la ATF en todo el país han estado trabajando para rastrear miles de armas y piezas de armas de fuego que habían sido incautadas por la policía y que se suponía que habían sido destruidas, pero al parecer primero fueron robadas.
De acuerdo con documentos judiciales y respuestas al Congreso, todas las armas robadas fueron enviadas oportunamente a la Oficina Nacional de Destrucción de Armas de Fuego y Municiones de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de EE. UU. en Martinsburg, Virginia Occidental.
Christopher Yates, de 52 años, un guardia que trabajó como empleado de la ATF durante 16 años, fue acusado en un tribunal federal de West Virginia. Se declaró culpable en abril de posesión de un arma robada y robo de objetos de propiedad del gobierno. En el juicio admitió haberse llevado miles de armas de fuego, entre ellas cuatro ametralladoras totalmente automáticas, piezas de armas y municiones y haberlas vendido durante varios años.
Yates vendió las armas, piezas y municiones robadas a otros, como Anthony Miller, un trabajador de mantenimiento en las instalaciones de ATF, y Adam Schreiber, un traficante de armas en Pennsylvania. Schreiber, a su vez, vendió las armas en todo el país, según el acuerdo de culpabilidad de Yates. Ninguno de los otros dos ha sido acusado.
Yates se enfrenta a hasta 10 años de prisión por cada cargo, pero es poco probable que obtenga el máximo según las pautas de sentencia federales.
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La ATF ha recuperado más de 4,000 armas y piezas que se habían reportado como desaparecidas mientras Yates trabajaba allí, según la declaración de culpabilidad de Yates, pero todavía no dice públicamente cuántas armas y partes de armas se han tomado, solo reveló que la pérdida fue “significativa”. Dentro del material robado se incluirían al menos 3000 correderas para pistolas Glock.
El miércoles, la portavoz de ATF, April Langwell, señaló en un correo electrónico al Journal Sentinel que “el número total no puede ser liberado en espera de las operaciones de investigación y recuperación en curso”.
Fuentes familiarizadas con los esfuerzos de la ATF dicen que se han recuperado armas y piezas robadas en todo el país, en México y el Caribe, incluso en escenas de crímenes.
El proceso de destrucción de armas secuestradas.
El año pasado, el inspector general del Departamento de Justicia publicó una auditoría sobre los controles de la ATF sobre armas y municiones, pero no encontró problemas con las prácticas de la agencia. La revisión aparentemente llegó antes de que se detectara el robo de Yates.
“Descubrimos que ATF generalmente mantiene un control efectivo sobre la destrucción de armas de fuego incautadas”, pero los auditores reconocieron lo “inherentemente arriesgado” que era para ATF enviar todas las armas incautadas a una ubicación. El informe continuó diciendo que las armas se destruyen con una trituradora industrial. El proceso es atestiguado por un agente especial de ATF y un “empleado o contratista acreditado” que firma un informe que certifica que el arma fue destruida.
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