Informe de Greenpeace revela la crueldad de las pesqueras.
Buenos Aires, 27 de junio de 2019.- La falta de control y protección de las aguas internacionales provoca la muerte de alrededor de 100 millones de tiburones al año que son asesinados por la industria pesquera y sus técnicas de explotación intensiva.
Muchos son capturados cruelmente y otros quedan atrapados entre las redes o en líneas kilométricas de anzuelos destinadas a otros peces como el pez espada. Incluso, el objetivo de algunos buques es poder cortarles sus aletas para venderlas como manjar en algunas partes del mundo.
En este contexto, Greenpeace revela a través de un nuevo informe publicado hoy que decenas de miles de tiburones en peligro de extinción mueren a consecuencia de la falta de regulaciones mar adentro, donde las aguas pasan a ser internacionales.
“Las prácticas que ejercen la sobrepesca son crueles y completamente inmorales. Los gobiernos del mundo deben acordar en la ONU un Tratado Global Oceánico que permita allanar el camino para la creación de una red de santuarios que proteja a las especies marina y el ecosistema en el que viven”, señaló Estefanía González, coordinadora del programa de océanos de Greenpeace Andino.
Lamentablemente, muchas especies de tiburones están en peligro de extinción y algunas poblaciones han disminuido hasta en un 99% debido a la actividad humana.
Por su parte, el informe destaca el impacto devastador que la sobrepesca está teniendo sobre poblaciones de tiburones mako, el más rápido en el mundo y en peligro de extinción. Según investigaciones de la organización ambientalista, barcos españoles y portugueses capturan hasta 25 mil tiburones mako al año.
Según los datos expuestos, colectivamente se capturan cuatro veces más tiburones que peces espadas.
Hoy en día, apenas cerca de 1% de los océanos están protegidos y no existe un mecanismo legal para la creación de santuarios sobre aguas internacionales. Ante la omisión de los gobiernos a la comunidad científica, la industria pesquera devasta los ecosistemas marinos mediante prácticas nocivas y excesivas.
“A través de este informe exponemos a los culpables de estas atrocidades, pero también desde Greenpeace exigimos a los gobiernos del mundo un acuerdo con regulaciones estrictas, que le ponga límites a las pesqueras sobre la protección de los océanos”, afirmó González.
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