La fábrica de arena.
Henry Fountain, un reportero de medioambiente de The New York Times, y Ben C. Solomon, un reportero multimedia del Times, viajaron a Groenlandia para experimentar el cambio en el paisaje.
El deshielo inminente debido al calentamiento global tiene efectos ampliamente reportados, como el aumento en los niveles del océano y la pérdida de ciertas especies marinas. Sin embargo, los científicos han encontrado que también trae consigo un nuevo recurso: debido al poder erosivo del hielo, hay mucha arena en Groenlandia y, con la crisis climática que ahí acelera el derretimiento de la capa de hielo de 1,6 kilómetros de grueso, habrá mucha más.
El mundo produce mucho concreto —más de 10.000 millones de toneladas al año— y se espera que produzca mucho más para una población que, de acuerdo con los pronósticos, crecerá más de un 25 por ciento para 2050. Eso hace que la arena —que conforma el 40 por ciento del concreto, aproximadamente— sea una de las materias primas más usadas del mundo y una que se está volviendo cada vez más difícil de encontrar.
Debido al poder erosivo del hielo, hay mucha arena en Groenlandia y, con la crisis climática que está acelerando el derretimiento de la capa de hielo groenlandesa de 1,6 kilómetros de grueso —un estudio reciente halló que el derretimiento se ha sextuplicado desde los años ochenta—, habrá mucha más.
Mette Bendixen, una científica danesa de la Universidad de Colorado que está estudiando el tema planea un análisis de dos años para responder preguntas básicas sobre la idea de extraer y exportar grandes cantidades del material, como la viabilidad y los efectos ambientales de estas acciones. El gobierno groenlandés, un territorio autogobernado de Dinamarca, también lo está estudiando.
Hacer que la idea se vuelva realidad dependería de los emprendedores, posiblemente con la ayuda del gobierno. Dado el costo potencial de enviar arena a todo el mundo, su viabilidad dependería del aumento en los precios de la arena.
Actualmente, casi toda la arena se extrae a 80 kilómetros de donde se usa, dijo Jason C. Willett, especialista en materiales minerales del Servicio Geológico de Estados Unidos. “En cuanto la trasladas a otras distancias, su precio se vuelve excesivo”, comentó.
La idea también plantea preguntas que van más allá de la ciencia —sobre el futuro económico de Groenlandia, sobre su posible independencia de Dinamarca e incluso sobre la ética de lucrar con la crisis climática—.
La necesidad de diversificar la economía es un asunto muy importante en Groenlandia, donde la pesca conforma cerca del 90 por ciento de las exportaciones y Dinamarca proporciona casi la mitad del presupuesto del gobierno mediante una subvención en bloque. Una gran industria de exportación de arena podría ayudar a reducir este subsidio, lo cual sería esencial para que Groenlandia llegara a independizarse.
En todo el mundo, la demanda de arena y grava es interminable y va en aumento. La extracción, generalmente de fosas abiertas o mediante dragado, no está regulada en muchas zonas y a menudo es ilegal. En India, por ejemplo, han aparecido “mafias” de arena, con pandillas que la roban de recodos de ríos o de playas por la noche.
Un informe de Naciones Unidas de este año señaló que la extracción de arena en todo el mundo está superando la tasa en la que se está reaprovisionando. La extracción de arena en ríos y regiones costeras a menudo lleva a una mayor erosión y daña el ecosistema, agregó el informe.
Además de mejores regulaciones, el informe hizo un llamado a favor de reducir la demanda de arena y grava mediante diseños mejorados que reduzcan la cantidad de concreto en los edificios y la infraestructura. (Los diseños más ligeros también ayudarían a abordar el problema del cambio climático: la producción de cemento, el ingrediente reactivo del concreto, es responsable de alrededor del cinco por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono).
Las preocupaciones sobre el suministro de arena parecen lejanas en Nuuk, donde hay una población de 17.500 personas, es posible caminar de un extremo de la ciudad al otro en menos de una hora y donde la oficina del gobierno de Groenlandia se encuentra arriba de un centro comercial.
Extracto de la nota publicada en The New York Times
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